martes, 28 de junio de 2022

CONSUMO REGULAR DE CAFÉ: REDUCCIÓN DEL RIESGO DE DEPRESIÓN MENTAL

 




    Rigurosos estudios científicos están revelando que el consumo regular de café se asocia con una reducción del riesgo de desarrollar depresión mental, una verdadera prioridad de salud pública por su alto coste económico y por deteriorar la salud en su triple dimensión: física, mental y social.

    Es crucial priorizar estrategias preventivas de esta enfermedad, sobre todo de prevención primaria (reducen la tasa de incidencia de la misma), sin soslayar la prevención secundaria (diagnóstico precoz de los casos existentes y tratamiento efectivo de los mismos), pues es muy frecuente1, genera una gran discapacidad2 y comporta una gran carga económica3.

   A pesar de este triste panorama, en nuestra mano está reducir sensiblemente el riesgo de desarrollarla mediante la adopción de estilos de vida saludables, como la práctica regular de actividad física, la adhesión a una dieta saludable, como la Dieta Mediterránea y por el consumo regular de café, gran protagonista de este contenido.

      En las siguientes líneas vamos a analizar los principales estudios prospectivos que han revelado una asociación entre el consumo de esta bebida universal y una reducción del riesgo de depresión.


            The Kuopio Ischaemic Heart Disease Risk Factor Study

    Este estudio finlandés, publicado en agosto del 2010, fue el primer estudio prospectivo que reveló una asociación inversa entre el consumo diario de café y la depresión mental.4

  Los autores de la investigación, Ruusunen y colegas,  tras estudiar a 2232 varones (media de 53 años), durante 17 años, observaron que tanto los bebedores ligeros de café (< 375 ml/día) como los grandes bebedores (> 813 ml/d ) experimentaban una sensible reducción del riesgo de depresión severa (49 pacientes hospitalizados): un 72% y un 77%, respectivamente, con respecto a los no bebedores.

   Lo que comprobaron, por primera vez, fue que los varones que consumían más café, superior a 8 tazas diarias (> 813 ml/d), eran los que se beneficiaban con una mayor reducción del riesgo de sufrir depresión grave, de ingreso hospitalario (RR: 0, 23, IC 95%: 0,06-0,83). Aunque también los bebedores moderados (4 a 8 tazas) y ligeros (menos de 4 tazas al día), sufrían menos riesgo de depresión severa: 55% y 72%, respectivamente.

    Sin embargo, no apreciaron que el consumo de té se asociara con una reducción del riesgo de depresión (RR: 1,19; IC 95%: 0,54-2,23).

   Tras ajustar las variables de confusión que podrían aumentar o reducir el riesgo de depresión, comprobaron que los que bebían más café, fumaban más e ingerían menos ácido fólico dietético, déficit vitamínico que se asocia a un aumento del riesgo de esta enfermedad mental. 5 Pues bien, a pesar de ello, el consumo de café no dejó de asociarse con una reducción del riesgo citado.


Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard: The Nurses' Health Study

    La investigación llevada a cabo por miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, publicada en septiembre del 2011 en una revista de prestigio (Archives of Internal Medicine), fue el primer estudio prospectivo que reveló una asociación entre el consumo de café en mujeres y una reducción significativa del riesgo de depresión (2607 casos incidentes). Sin embargo, tanto el café descafeinado como otras fuentes de cafeína diferentes al café no lograron reducir tal riesgo.6

   Los responsables del estudio, Michel Lucas y colegas, después de controlar epidemiológicamente a 50.739 mujeres (63 años de media), durante 10 años, observaron que el riesgo de sufrir depresión fue sensiblemente menor entre las que bebían 2 o 3 tazas diarias de café:  15% menos (RR: 0,85;  IC 95% 0,75-0,95%). Además, la reducción aún fue mayor entre las que bebían 4 o más tazas/día: 20% (0,80 IC 95%: 0,64-099), versus las que consumían 1 o menos cafés / semana.

     El consumo de café se evaluó mediante cuestionario de frecuencia de alimentos (bianualmente), en tanto que el de depresión no fue objetivado por informes de alta hospitalaria, como en los 49 casos graves del estudio finlandés, sino que fue referido por los pacientes. Se entiende que el alto número de diagnósticos de depresión (2607), diagnosticados a partir de los dos primeros años de iniciar el seguimiento, correspondieron a casos de menor gravedad, controlados ambulatoriamente.


          INSTITUTO NACIONAL DEL CANCER EEUU. NIH-AARP Diet and Health Study

     Esta investigación, publicada en abril del 2014 en PLOS ONE, tuvo el mérito de ser el primer estudio prospectivo que reveló una asociación entre el consumo de café y una reducción del riesgo de depresión, tanto en hombres como en mujeres, aunque pareció penalizar a los bebedores de refrescos azucarados, sobre todo, con edulcorantes artificiales, como la sucralosa y la sacarina, pues en ellos aumentó sensiblemente el riesgo de la citada depresión.7

    Los autores de este trabajo, Xuguang Guo, Neal D. Fredman y colegas, tras seguir la evolución de 263.923 personas de ambos sexos (41% mujeres), durante 12 años,  diagnosticaron 11.311 casos de depresión, apreciando una asociación inversa entre el consumo de café (≥4 tazas/d) y el riesgo de depresión (9% de reducción): 0,91 (IC 95%: 0,84-0,98) vs no bebedores.

   Lo que llamó la atención fue observar una ligera reducción del riesgo de depresión entre los que bebían café descafeinado (4 o más tazas/día versus ninguna: HR: 0,88; IC 95%: 0,78-1).

  ¡Ojo! en este estudio, la adición de edulcorantes artificiales al café se asoció con un aumento del riesgo de depresión, aunque no cuando se añadió azúcar o miel.

   Además, los que bebían ≥4 latas/día de refrescos azucarados tenían un 30% más de riesgo de depresión mental que los que no bebían ninguna. RR: 1,30 IC 95: 1,17-1,44.

    Para reducir el sesgo de causalidad inversa, empezaron a registrar los casos de depresión a partir de los cuatro años de iniciado el estudio, por si ya hubiera algún caso de depresión subclínica.


Cortesía Adrián Rodríguez, reputado barista. Nuberu.Valladolid





                      PROYECTO SUN (Seguimiento Universidad de Navarra)

   Este estudio, publicado en septiembre del 2018 en Nutrients, fue el primero que comprobó una asociación inversa entre el consumo de café y la depresión, pero ajustando o controlando una variable de confusión que, por sí sola, reduce significativamente el riesgo de depresión: la Dieta Mediterránea. De esta suerte, pudieron revelar que el café es un factor protector independiente.8

   Los responsables del estudio, liderados por Adela L. Navarro y Miguel Ángel Martínez González, siguieron a  14.413 personas (36 años de media), durante 10 años, al cabo de los cuales observaron una asociación entre el consumo regular de café (al menos 4 tazas/día) y una reducción del 63% del riesgo de depresión (HR: 0,37 IC 95% 0,15-0,95), versus menos de 1 taza diaria, independientemente de consumir o no una Dieta Mediterránea, como antes dijimos. No apreciaron una relación dosis-respuesta.

   También revelaron que el café descafeinado no reducía el riesgo, como previamente se había observado en la muestra de enfermeras de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard. En cambio, en la muestra del Instituto Nacional del Cáncer, el consumo de café descafeinado reducía ligeramente el riesgo de depresión.

  Como en los demás estudios longitudinales, el consumo de café fue referido por los miembros de la muestra, contestando un cuestionario de frecuencia de alimentos, en tanto que los nuevos casos de depresión sólo se contabilizaron si los pacientes reunieron dos condiciones: un diagnóstico validado por un médico y la subsiguiente prescripción y toma de antidepresivos.

   También para reducir el sesgo de la causalidad inversa, empezaron a contabilizar los nuevos diagnósticos de depresión a partir de los dos años de iniciada la investigación.


                                                       Metaanálisis

    En las siguientes líneas vamos a analizar dos metaanálisis de estudios epidemiológicos observacionales, que han valorado la asociación entre el consumo regular de café y el riesgo de depresión, el primero, de autoría china; el segundo, de autores italianos y polacos. Ambos, publicados en el 2016.

   En ambos se han incluido los tres estudios prospectivos publicados previamente, el finlandés, del 2010, y los dos estadounidenses, el del 2011, de la Escuela de salud Pública de la Universidad de Harvard, y el del 2014, del Instituto Nacional del Cáncer. Obviamente, el notable estudio español (SUN) no pudo incluirse, por publicarse dos años más tarde.


                     Metaanálisis chino

    Longfei Wang y colegas, tras evaluar 11 estudios observacionales, que incluyeron 330. 677 participantes, constataron que el consumo de café se asoció con una reducción del 25% del riesgo de depresión (RR: 0,75;  IC 95%: 0,62- 0,91).9

   Además, apreciaron una relación dosis-respuesta, esto es, una asociación lineal entre el consumo de café y el riesgo de depresión (14.506 casos de depresión): un 8% de reducción con cada aumento en una taza de café diaria (RR: 0,92; IC 95%: 0,87-0,97).

      Cuando lo que analizaron fue la cafeína apreciaron, tras evaluar 7 estudios observacionales (38.223 participantes), una asociación entre el consumo de cafeína y una reducción del 28% de riesgo de depresión (RR: 0,72; IC 95% 0,52-0,99).

Sin embargo, no apreciaron asociación lineal: el riesgo de depresión se redujo más rápido e intensamente con un consumo de cafeína > 68 mg/d e < 509 mg/d.


                       Metaanálisis italo-polaco

    Poco después, Giuseppe Grossi y colegas, efectuaron un metaanálisis de 12 estudios observacionales (346.913 participantes, con 8.146 casos de depresión), en el que también revelaron una asociación entre un mayor consumo de café y un menor riesgo de depresión: 24% (0,76; IC 95%: 0,64-0,91), versus menor consumo.10

  Sin embargo, ellos no pudieron demostrar una relación dosis-respuesta, sino en J: el mayor efecto protector se observó con un consumo diario de 400 ml de café.


Espresso de café de especialidad (más de 80 puntos en la escala de cata)

 

                                               Café y suicidio

     Cuando la depresión mental alcanza cotas de gran severidad no es inusual que el paciente tenga ideaciones suicidas, que, en demasiados casos acaban prosperando hasta la muerte (autolisis).  Pues bien, diversos estudios observacionales han mostrado una relación inversa entre café y suicidio. Veámoslos.


       Estudio pionero

   En marzo de 1996, miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, efectuaron el primer estudio prospectivo sobre el tema, con resultados esperanzadores para las amantes del café. Empleo el género femenino porque la muestra estaba constituida exclusivamente por mujeres, la famosa cohorte de enfermeras.

   Pero ¿qué fue lo que realmente observaron? Pues después de estudiar a 86.626 mujeres, durante 10 años, observaron una asociación entre el consumo de café y una notable reducción del riesgo de depresión: 66%, con 2-3 tazas diarias; 58%, con ≥4 tazas diarias, con respecto a las no bebedoras. 11

 

     Café, cafeína y suicidio. Resultados de tres grandes estudios prospectivos

     Hubo que esperar casi 20 años para disponer de otra excelente investigación sobre el tema,  que también fue llevada a cabo por miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard.

    Efectivamente, Michel  Lucas y colegas, en julio del 2013, revelaron, tras evaluar a 43,599 varones (The Health Professionals Follow-up Study:HPFS, 1988–2008), 73,820 mujeres (The Nurses’ Health Study: NHS, 1992–2008), y otras 91,005 mujeres ( The NHS II ;1993–2007),  una asociación entre el consumo de café y una disminución del riesgo de suicidio (277 casos).

 

   Exactamente, ellos mostraron que consumos de 2-3 tazas diarias de café se asociaron con una reducción del 45% del riesgo de suicidio (RR: 0,55, IC 95%: 0,38-0,78), en tanto que la reducción fue del 53% para los que bebían ≥ 4 tazas diarias  (RR: 0,47 IC 95%: 0,27-0,81; p < 0.001), con respecto a los que bebían ≤ 1 taza semanal.12

 

 

  

                Estudio coreano: Relaciones entre el consumo de café y la ideación suicida

    En junio del 2019, se publicó en una revista especializada (Journal of Affective Disorders) un estudio observacional coreano que versó sobre este aspecto, con resultados fructíferos para los que disfrutan bebiendo café.

   Los responsables de esta investigación, Park H y colegas, tras análizar  una cohorte de 80.173 personas (The Kangbuk Samsung Cohort Study) revelaron, tras ajustar los principales factores de confusión, una asociación entre un consumo de 1-4 tazas diarias de café, en mujeres, y una reducción significativa del riesgo de suicidio. Sin embargo, no observaron lo mismo en varones.

 


                                                 Hipótesis plausibles

     A la luz de los conocimientos científicos recientes, el efecto antidepresivo asociado con el consumo regular de café parece deberse a la acción conjunta de la cafeína y los antioxidantes que contiene el café. Aunque la presencia de la primera es crucial en el efecto neuroprotector exhibido por esta bebida universal, su sola acción no parece suficiente, pues también se requiere el efecto antioxidante y antiinflamatorio de los polifenoles (ácido clorogénico, ácido cafeico…), flavonoles (quercetina), incluso los diterpenos, cafestol y kawheol.


        Efecto neuroprotector de la cafeína

    El efecto antidepresivo y, en general, neuroprotector de la cafeína es atribuible a que se opone a la acción de la adenosina A2 por ser un antagonista de sus receptores, impidiendo, así, que esta última sustancia inhiba la neurotransmisión dopaminérgica y serotoninérgica. En consecuencia, tanto la concentración de serotonina como de dopamina, reconocidos estimulantes, no se vería mermada, sino al contrario.14-16

   Además, también se ha observado que la cafeína aumenta la plasticidad de las neuronas CA2 del hipocampo. 17

      

        Efecto antioxidante del café

      Los significativos efectos antiinflamatorios y antioxidantes exhibidos por el café podrían neutralizar la inflamación de bajo grado que opera en la depresión mental.18

      Pero ¿a qué se atribuyen los efectos antioxidantes y antiinflamatorios del café? Pues a su riqueza en polifenoles, como el ácido clorogénico y ácido cafeíco, flavonoides, como la quercetina, además de las melanoidinas y, sobre todo, los fenilindanos19  y del pirocatecol, obtenidos durante el tueste, de mayor potencia antioxidante. Por otra parte, los diterpenos del café, el cafestol y el kawheol, tienen relevantes efectos antiinflamatorios.

   Actualmente sabemos que la reducción de la tasa de muerte total y específica por las enfermedades más prevalentes (cardiovasculares, ictus, diabetes, cirrosis, ciertos tumores…) atribuible al consumo regular de café, según diversos estudios prospectivos y metaanálisis de los mismos, se observa tanto con café con cafeína como sin ella (descafeinado),20-28 lo que sugiere un verdadero efecto protector atribuible a otros compuestos diferentes a la cafeína, como los citados anteriormente, de notable potencia antioxidante y antiinflamatoria.

   Sin embargo, el efecto neuroprotector del café, reduciendo el riesgo de depresión mental y de las dos enfermedades neurodegenerativas más prevalentes, Parkinson y Alzheimer, requiere forzosamente la presencia de cafeína. Aunque no sola, sino actuando conjuntamente, sinérgicamente, con otros compuestos del café, como el ácido clorogénico y los fenilindanos ya citados.


Consumo de café: reducción de marcadores inflamatorios y aumento de los antiinflamatorios

  En marzo del 2019 se publicó en la revista oficial de la Sociedad Americana de Nutrición (The American Journal of Clinical Nutrition) un estudio cuyos resultados son concordantes con lo mencionado en el punto anterior: el consumo regular de café, tanto con cafeína como descafeínado, se asocia con una relevante reducción de los marcadores biológicos proinflamatorios y con un aumento de los antiinflamatorios.

    Los autores del estudio, miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, estudiaron a integrantes de dos muestras de profesionales sanitarios: 15.551 mujeres (Nurses' Health Study) y 7397 hombres (Health Professionals Follow-Up Study), a los que, antes de proceder a extraerles una muestra de sangre, se les recogió información sobre sus hábitos dietéticos, además de cerciorarse de que no padecían  diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer en el momento de la citada extracción sanguínea.

   La regresión lineal multivariable se utilizó para calcular la diferencia porcentual de concentraciones de biomarcadores, a fin de comparar a los bebedores de café con los no bebedores, después de ajustarse para una variedad de factores demográficos, clínicos y de estilo de vida.

   Pues bien, en comparación con los no bebedores, los participantes que bebieron 4 tazas de café diarias tuvieron concentraciones más bajas de una serie de marcadores verdaderamente proinflamatorios: péptido C, IGFBP-3, estrona, estradiol total, estradiol libre, leptina, CRP, IL-6, receptor de factor de necrosis tumoral soluble (sTNFR-2) . En tanto que se beneficiaron con la presencia en su suero de mayores concentraciones de marcadores antiinflamatorios: globulina de unión a hormonas sexuales (SHBG), testosterona total (7,3% en mujeres y 5,3% en hombres), adiponectina total y adiponectina HMW.

    Estos boyantes resultados se observaron tanto en los que bebieron café íntegro, con cafeína, como en los que bebieron cuatro tazas de descafeinado, lo que confirma el gran efecto saludable de los polifenoles, flavonoles, diterpenos, trigonelina, entre otros compuestos presentes en el café, de reconocido efecto antioxidante y antiinflamatorio.

          Impacto favorable del café en la microbiota intestinal

     Es preciso referir que la microbiota del intestino grueso es uno de los ecosistemas más habitados del planeta, pues alberga unos 10 billones de bacterias más sus correspondientes bacteriófagos (virus que perviven en su interior), por lo que actualmente se la está identificando como un órgano independiente, con variadas funciones.

       Desde hace unos años se están publicando numerosos estudios científicos que muestran cuán importante es mantener una flora bacteriana saludable, que contribuya a reforzar la barrera intestinal evitando el paso al torrente sanguíneo de numerosos tóxicos y endotoxinas, netamente proinflamatorias, producidas por bacterias patógenas, que podrían aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares (eje microbiota intestino-corazón), neurodegenerativas y mentales (eje microbiota - intestino-cerebro), intestinales crónicas (eje intestino-intestino).

   Así, cuando hay una disbiosis o empobrecimiento de la microbiota intestinal se ha observado una mala modulación de la respuesta al estrés, de la función inmune, así como de la neurotransmisión y neurogénesis.30

      Pues bien, a finales de octubre del 2019, en el curso del Congreso Nacional de Gastroenterología, celebrado en San Antonio (Texas), organizado por el Colegio Americano de Gastroenterología, dos investigadores revelaron que un mayor consumo de café (cuando menos, 82,9 mg diarios de cafeína, o sea, un espresso o más) se asocia con una flora microbiana intestinal más rica (Odoribacter, Dialister, Fusicatenibactor, Alistipes, Blautia y varias cepas de Lachnospiraceae) y saludable, con aumento de la concentración de bacterias con marcado carácter antiinflamatorio (Faecalibacterium y Roseburia)  y reducción de algunas bacterias dañinas (Erysipelatoclostridium ramosum), netamente proinflamatorias, con respecto a los que consumían una cantidad diaria inferior (<82,9 mg/cafeína).31

   A esta conclusión llegaron tras efectuar 97 biopsias de mucosa intestinal mediante la realización de colonoscopia a 34 participantes. La identificación bacteriana se efectuó con métodos microbiológicos fiables y rigurosos (estudio del ADN bacteriano y secuenciación del rRNA, 16 segundos).

    De esta forma, los consumidores habituales de café podrían tener una microbiota intestinal más diversa y saludable, que contribuiría a reducir la inflamación de bajo grado que opera en las enfermedades más prevalentes, incluida la depresión mental.

      Concordante con esto último se sabe que el trasplante de microbiota intestinal de pacientes con depresión a ratones carentes de microbiota se asoció con comportamientos similares a la depresión mental en comparación con el trasplante y colonización de “microbiota saludable”, procedente de personas sanas (controles sanos).32

    Hay que destacar que el efecto protector de la microbiota asociado al consumo de café ya se había observado en estudios anteriores, como los llevados a efecto por Jaquet y colegas, que revelaron (2009) cómo beber 3 tazas diarias de café, durante tres semanas, se vinculaba con un aumento de la actividad y concentración intestinal de especies bacterianas altamente saludables, como las de Bifidobacterium, en las 16 personas que participaron en el estudio. 33

   Más tarde, en mayo del 2020, se publicó un trabajo, llevado a efecto por miembros de la Universidad de Oviedo en el que se abunda en tales hechos, pues observaron un aumento de saludables bacterias intestinales (Bacteroides-Prevotella-Porhyromonas) en los bebedores de café, con respecto a los no bebedores. 34



     En fin, a la luz de los conocimientos científicos actuales, el consumo diario de café es un estilo de vida tan saludable como la práctica de actividad física y una dieta a base de productos frescos y de temporada, como la Dieta Mediterránea, pues todos ellos contribuyen no sólo a reducir el riesgo de depresión mental, sino también a disminuir las tasas de muerte total y específica por las principales causas de enfermar y morir en el mundo.

                                                                                   Dr. Félix Martín


Bibliografía:

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