Laura, reconocida barista, preparando café con la V60 |
El consumo
prolongado y regular de café parece ser capaz de reducir el riesgo del cáncer
ginecológico más prevalente: el de la mucosa del cuerpo del útero, esto es, el
de endometrio. Además, ejerciendo un efecto dosis- respuesta, pues el
porcentaje de reducción del riesgo se acrecienta con el número de tazas consumidas de esta bebida universal. Son
tantas las pruebas científicas que están revelando este aserto como para animar
a dos prestigiosas organizaciones científicas internacionales, el Instituto Americano
de Investigación del Cáncer (American
Institute for Cancer Research) y la Fundación Internacional de
Investigación sobre el Cáncer(Cáncer
(World Cancer Research Fund), a catalogar al café como un verdadero factor
protector de cáncer de endometrio. Así lo plasmaron en un informe conjunto, en
el que analizaron todos los estudios científicos de relieve que tenían
como objetivo fundamental investigar si
tanto la dieta como la actividad física eran capaces de prevenir el cáncer: “Endometrial Cancer 2013 Report; Food,
Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Endometrial Cancer”.1
Importancia
del cáncer de endometrio
A nivel mundial, el
cáncer de endometrio es el sexto más frecuente en mujeres. Es bastante más
prevalente en países avanzados, de alto nivel de desarrollo, como en
Norteamérica, en países del centro y del oeste de Europa, mientras que en los
estados del centro y del occidente de África se observan las menores tasas de
incidencia, la cual parece aumentar a
medida que estos países desfavorecidos empiezan a mejorar sus condiciones
socioeconómicas, como si hubiera algún factor de riesgo vinculado con la
opulencia y el modo de vida occidental. A pesar de ello, como era de esperar,
el pronóstico y el porcentaje de supervivencia de los cánceres diagnosticados a
mujeres de los países ricos es mucho mayor que a las de los países en vías de
desarrollo.
En España, datos
de la Sociedad Española de Oncología (SEOM) y de la Sociedad Española contra el
Cáncer (aecc) revelan que el cáncer de endometrio es el cuarto más frecuente en
mujeres, después del de mama, colon y pulmón. Además, es el cáncer ginecológico
más frecuente, cuya incidencia aumenta netamente a partir de la menopausia.
Dado que este
tumor maligno suele dar síntomas precozmente, cuando las pacientes son
diagnosticadas es común que estén en estadios iniciales (I y II), lo que
confiere un mejor pronóstico. Tanto es así que la supervivencia a los 5 años
del tratamiento oscila de un 83% a un 90% (datos de la SEOM).
Factores
de riesgo
Tanto la SEOM como la aecc cargan
las tintas en factores hormonales, dado que su riesgo se incrementa en
situaciones en las que el nivel de estrógenos no es equilibrado con el
correspondiente nivel de progesterona, como sucede a partir de la menopausia,
momento en que se frena la producción de hormonas sexuales femeninas,
especialmente de progesterona.
Algo parecido sucede
con el tratamiento hormonal sustitutivo que se prescribe en el climaterio
femenino, puesto que la mayoría de los preparados comerciales son a base de
estrógenos. Por eso la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer ( IARC ), dependiente de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), desaconsejó el empleo de este
tratamiento hormonal de reemplazo durante la menopausia, por comprobar
fehacientemente que incrementa el riesgo de desarrollar este cáncer, por lo que
fue una de las doce recomendaciones de carácter antitumoral recogidas en su
Código Europeo contra el Cáncer, publicado en octubre del 2014.3
Según la SEOM,
situaciones en que existen desproporcionados niveles de estrógenos con respecto
a los de progesterona son algunas de las
siguientes: obesidad, tener una menstruación precoz y una menopausia tardía,
tumores ováricos que producen muchos estrógenos…
Existen otros factores de riesgo de
desarrollar este tumor maligno: tratamiento con radiación del área pelviana, la
combinación de obesidad, hipertensión y diabetes, haber recibido tratamiento
con tamoxifeno para el cáncer de mama, etc.
¿Qué otros factores causales se destacan en
los estudios internacionales?
Si nos basamos en
el informe del 2013 del Instituto Americano de Investigación del Cáncer y de la
Fundación Mundial de Investigación del Cáncer, mencionado anteriormente, observaremos el gran peso etiológico que le
dan al incremento de grasa corporal,
en todas sus formas (obesidad global, obesidad centrípeta…), llegando a catalogarla
como un factor convincente de
riesgo, siendo, además, dosis-dependiente.
Apuntan, en su trabajo conjunto, un incremento de un 16% del riesgo de
cáncer de endometrio por cada 5 kilos de peso ganados.
Pero ¿a qué atribuyen este exceso de riesgo ejercido
por la obesidad? Pues gran parte de la culpa se la echan a la capacidad de
las células grasas (adipocitos) de producir hormonas sexuales y no sexuales
(adipokinas), que aumentan la resistencia a la insulina y, por tanto, su
concentración sanguínea (hiperinsulinemia), que parece incrementar el riesgo de
cánceres de colon y de endometrio, y posiblemente de páncreas y riñón.4 Se han visto receptores de insulina en la membrana de las células
malignas de estos tumores malignos, que si resultaran estimuladas por esta
hormona acabarían incrementando la
proliferación de sus cancerígenas células y reduciendo su muerte o suicidio
natural (apoptosis). Por otra parte, también hay estudios in vitro que revelan que los adipocitos son capaces de producir
sustancias proinflamatorias y, por esta vía, predisponer a procesos tumorales.
Estos
investigadores también consideran a una dieta rica en carbohidratos,
especialmente los refinados y procesados industrialmente (más común de ver en
países ricos) como un factor de riesgo de desarrollar cáncer de endometrio. Sin
embargo, al exceso dietético de
azúcares, que ellos denominan “Glicaemyd
load”, le otorgan un peso causal algo menor que a la obesidad, puesto que
no observan un riesgo convincente sino probable.
También echan gran parte de la culpa a
la hiperinsulinemia subsiguiente. Además, creen que tales dietas incrementan el
estrés oxidativo y, por ende, el riesgo de este cáncer.
Por otra parte,
estos autores consideran que la citada hiperinsulinemia aumenta la
biodisponibilidad del denominado factor
de desarrollo de insulina (IGF-1), que actuaría potenciando el efecto tumoral
de la primera. Finalmente, estas dos últimas sustancias parecen aumentar
indirectamente la concentración de estrógenos, pues mitigan la síntesis de una
sustancia que reduce la concentración de estos últimos: la denominada proteína
o globulina de unión a hormonas sexuales (sex
hormone -binding globuling).
Parece, pues, que tanto la hiperinsulinemia
como el aumento de estrógenos no compensados o equilibrados por progesterona son dos factores decisivos en el
desarrollo de cáncer de endometrio.
Con todos estos datos no pretendo aburrir ni
agotar las ganas de seguir leyendo este artículo, sino que mi objetivo es transmitir
cierta información que pueda ser válida para entender por qué el café y la
actividad física aeróbica se comportan como dos factores preventivos de este
cáncer: parecen ser capaces de reducir los niveles sanguíneos de ambas
hormonas. Ambas medidas o estilos de vida se comportarían entonces como
verdaderos factores de prevención primaria de cáncer de endometrio.
Como el tema está
dedicado al café nos centraremos en las siguientes líneas en el efecto
beneficioso, protector o preventivo de cáncer endometrial ejercido por tal
bebida.
Efecto preventivo del café
Voy a referir los
estudios de mayor rigurosidad científica: primero, varios de carácter
prospectivo o de cohortes; segundo, varios metaánalisis o revisiones
exhaustivas de un conjunto de estudios científicos sobre el tema.
Estudios de cohorte o prospectivos
El primer estudio
prospectivo que probó una asociación inversa significativa entre el consumo de
café y el cáncer endometrial fue publicado en el año 2008 en International Journal of Cancer. un grupo de investigadores japoneses tuvieron el honor de efectuarlo.5 Lo que hicieron fue
seguir durante 15 años a 53.724 japonesas, de 40 a 69 años de edad, todas
libres de este cáncer al inicio del estudio y la inmensa mayoría no tomaban
durante la menopausia el tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos (no
suele prescribirse en el país del Sol Naciente). Durante estos 15 años fueron
117 mujeres las diagnosticadas de este tumor maligno. Tras emplear el
consiguiente aparato estadístico (cálculo de riesgos con la regresión de Cox)
llegaron a revelar que el consumo de
café reducía el riesgo del citado cáncer, con un efecto dosis-respuesta, dado
que las damas que consumían una o dos tazas de café al día veían reducido en un
49% el citado riesgo, mientras que las que bebían tres o más tazas diarias lo veían reducido
hasta un 62% (HR: 0,38). Como buenos investigadores controlaron todas las
variables de confusión que pudieran alterar los resultados (tabaco, alcohol,
edad de la menopausia, tratamiento hormonal sustitutivo, consumo de verduras,
de carnes rojas, té…). Lo que también llegaron a mostrar es que el consumo de
té no comportaba beneficios similares.
El siguiente
estudio prospectivo de calidad contrastada que probó una asociación inversa
entre el consumo regular de café y el cáncer de endometrio se publicó en agosto
del 2012 en una revista de prestigio (International
Journal of Cancer). Tuvo el mérito de ser el estudio que dispuso de
la mayor muestra estudiada hasta entonces: 226.732 mujeres de 50 a 71 años. Todas ellas incluidas en el estudio sobre
Dieta y Salud, perteneciente a los prestigiosos Institutos Nacionales de Salud
del gobierno federal de EEUU (NIH-AARP Diet and Health Study).
Durante los 9,3 años
de seguimiento 1486 mujeres desarrollaron cáncer de endometrio. Al aplicar el
correspondiente aparato estadístico, controlaron, obviamente, todas las variables de confusión, pero en este
caso efectuando tres subgrupos de análisis: el de las fumadoras; el de las que
recibieron tratamiento hormonal sustitutivo; y en el que valoraron el índice de
masa corporal, a fin de ver las diferencias en mujeres con sobrepeso y obesidad.
Pues bien, lo que comprobaron es que las
mujeres que tomaban tres o más tazas de café al día veían reducido el riesgo de
desarrollar cáncer de endometrio en un 36% (HR: 0,64) con respecto a las que no
lo consumían. Además, observaron que el beneficio era casi tan similar para las
que lo consumían descafeinado como para las que lo consumían íntegro, esto es,
con cafeína. Por otra parte, comprobaron que el beneficio era mínimo entre las
mujeres que habían recibido estrógenos (estradiol) durante la menopausia. En
cambio, las que sufrían sobrepeso y obesidad eran las que más se benefician,
pues veían reducido en un 44% el riesgo de desarrollar tal tumor maligno, al igual
que las que nunca habían recibido tratamiento hormonal sustitutivo: 46% de reducción del citado riesgo.
Estos investigadores se atrevieron a efectuar
la siguiente sugerencia: ” El consumo
regular de café puede servir como una potencial estrategia quimiopreventiva de
cáncer de endometrio, especialmente en las mujeres de más riesgo”. 6
Metaanálisis
a) Primeros metaanálisis
Durante el 2009, Bravi y colegas publicaron
los resultados de una revisión exhaustiva de estudios observacionales ( dos
estudios de cohorte y siete estudios de casos y control), que permitió constatar
una asociación inversa entre el consumo de café y el riesgo de cáncer de
endometrio, pues los grandes consumidores cuando se los comparaba con los no
bebedores de café se beneficiaban de una reducción del 36% del citado riesgo.7
Posteriormente, durante el 2011 se publicó en
una revista de prestigio de oncología (BMC
Cancer) los resultados de una revisión de 59 estudios observacionales (40
son de cohorte), que también revelaron una reducción significativa del riesgo
de desarrollar cáncer de endometrio por parte de las grandes bebedoras de café
con respecto a las no bebedoras, pero en este caso menor que en estudios
previos: 18% de reducción.8
b)
Metaanálisis
de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard
Un año más tarde,
Youjin y Giovannucci, pertenecientes al Departamento de Nutrición de la Escuela
de Salud Pública de la Universidad de Harvard, publicaron en otra revista
anglosajona de prestigio (International
Journal of Cancer) los resultados de otra revisión exhaustiva de 16
estudios observacionales ( 10 de casos y control y 6 de cohortes). Su estudio
tuvo la particularidad de evaluar las diferencias de resultados entre las
diversas regiones del mundo. Así los mejores
resultados los comprobaron en los estudios japoneses, con una reducción del 60%
del riesgo, con respecto a los cinco estudios de USA/Canadá (31% de reducción)
y los ocho de Europa (21% de disminución).9
c)
Metaanálisis y estudio prospectivo
británico
En marzo del 2015 se publicó en otra
revista científica americana de reconocido prestigio (The american Journal of clinical Nutrition) los resultados de otro
metaanálisis más un estudio prospectivo británico (UK Million Women Study), en el que siguieron a una gran muestra de
mujeres (poco más de medio millón). Sus resultados no revelaron ninguna
asociación entre la ingesta de té y el cáncer de endometrio, mientras que sí
que observaron una asociación inversa entre el consumo de café y el riesgo
ulterior de este tumor maligno, pero de carácter débil; un 2% de reducción del
riesgo con cada taza de café.10
d)
Metaanálisis
dosis respuesta de estudios prospectivos
En agosto del 2015 se publicó otro metaanálisis,
más ambicioso y probablemente el de mayor meticulosidad y amplitud de miras,
pues en él se analizaron sólo estudios de cohorte o prospectivos (de mayor
calidad científica), en los que se
consideró tanto la ingesta de café con cafeína como sin ella, así como la concentración
de cafeína en mg/día. Además, valoraron algo muy importante: la posible
relación lineal o dosis-respuesta entre café, descafeinado, y cantidad de
cafeína ingerida (miligramos por día).11
Estos investigadores (liderados por Quan Zhou y Jian Guou Zhou) fueron muy selectivos, pues de los 198 estudios observacionales analizados sólo 13 cumplieron con sus estrictos criterios de selección. Aún así se juntaron con una gran muestra: 1.534.039 participantes.
¿Qué es lo que demostraron?
Pues una
intensa asociación inversa entre el consumo de café y la incidencia de cáncer
de endometrio entre las mujeres que nunca habían tomado tratamiento hormonal
sustitutivo con estrógenos así como entre las que tenían sobrepeso u obesidad
(Índice de Masa Corporal igual o superior a 25 Kg/m2): 40% y 43% de reducción,
respectivamente. Por otra parte, las que tomaban café íntegro o normal veían
reducido globalmente su riesgo en un porcentaje del 34 % (RR: 0,66), mientras
que lo tomaban descafeinado experimentaban un descenso del riesgo del 33% (RR:
0,77).
Cuando valoraron la relación dosis
respuesta, comprobaron que el riesgo se reducía globalmente un 5% por cada taza
de café bebida; un 7% por cada taza de café con cafeína y un 4% con café
descafeinado. Además, por cada 100 mg de cafeína ingerida por día el riesgo se
reduce en un 4%.
Su análisis no concluyó aquí, pues se
permitieron el lujo de criticar al metaanálisis y estudio prospectivo británico,
descrito anteriormente, afirmando que su validez es menor por no incluir en su
revisión a cuatro grandes estudios de cohorte, que incluían 369.624
participantes y 2000 casos de cáncer de endometrio. Además, los británicos, al
igual que los anteriores metaanálisis, no exploraron las relaciones entre las diferentes dosis de
cafeína y los tipos de café (con o sin cafeína) ni tampoco las relaciones
lineales o dosis-respuesta.
Concluyen, pues, su extraordinaria revisión
diciendo: “El consumo de café y de
cafeína puede reducir significativamente la incidencia de cáncer de endometrio,
y estos efectos pueden ser modificados por el IMC y la historia de terapia
hormonal sustitutiva con estrógenos”.
e)
Resultados
concordantes en metaanálisis de estudios de cohorte italiano (2017)
Dos años más tarde,
en noviembre del 2017 se publicó (Nutrients)
otro metaanálisis de estudios
prospectivos, donde también evaluaron las relaciones dosis-respuesta.12
Los autores del mismo, Alessandra
Lafranconi y colegas, observaron en los 12 estudios prospectivos seleccionados
una clara relación dosis-respuesta entre el consumo de café y el riesgo de
cáncer de endometrio, pues cuanto mayor era el primero más se reducía el
segundo. Así, tras aplicar el correspondiente aparato estadístico (riesgos
relativos, control de las principales variables de confusión, entre otras
técnicas) comprobaron que las mujeres que bebían 4 tazas diarias de café
experimentaban una significativa reducción del riesgo de cáncer de endometrio:
del 20% (RR 0,80; IC 95%: 0,72 a 0,89).
Tal porcentaje de reducción se incrementaba hasta un 24% cuando se
trataba de cánceres en mujeres postmenopáusicas.
f) Espaldarazo
de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y el Fondo
Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF)
Etas prestigiosas entidades, dependientes
de la OMS, analizando metaanálisis
dosis-respuesta del Proyecto de Actualización Continua (CUP) de estudios de
cohortes sobre el consumo de café y el riesgo de cáncer, revelaron una
asociación convincente y robusta entre el consumo regular de café y una reducción del
riesgo de cáncer de endometrio y de cáncer de hígado. Además, la evidencia se
consideró sugestiva para el riesgo de cánceres de boca, faringe y laringe, y de
cáncer de piel. (13, 14).
g)
Revisión
general (umbrela) de metaanálisis de estudios observacionales
En marzo del 2020 se publicó una revisión
general de metaanálisis de estudios observacionales, cuyo objetivo principal fue valorar posibles asociaciones entre el consumo de café y cánceres diversos, que confirmó las
conclusiones de la OMS del 2018: sólida evidencia de una asociación inversa dosis-respuesta
entre el consumo de café y los cánceres de endometrio e hígado. (15)
h) Más evidencias: otro metaanálisis de estudios
observacionales (2022)
Posteriormente, en enero del 2022, se
publicó otro metaanálisis de estudios observacionales (12 de casos y control y
12 de cohortes), que incluyó a 699 234 participantes, con 9833 casos incidentes
de cáncer de endometrio, con resultados fructíferos para las amantes del café.
(16)
Efectivamente, los autores, Yoy Gao y
colegas (China) observaron una significativa reducción del riesgo de cáncer
endometrial (30%, para estudios de cohorte; 32%, para los de casos y control)
para las categorías más altas de consumo de café con respecto a las más bajas. También
apreciaron una mejor respuesta (asociación inversa más fuerte) en las bebedoras
de café con cafeína (34% de reducción del riesgo), en las de mayor IMC (35%: RR:
0,65; IC 95%, 0,54-0,69), en las que nunca habían recibido tratamiento hormonal
sustitutivo con estrógenos y en las no fumadoras.
Hipótesis
más plausibles
La investigación científica actual permite
colegir que el consumo regular y prolongado de café reduce el riesgo de cáncer
de endometrio porque ocasiona una sensible disminución de las concentraciones
sanguíneas de insulina y de estrógenos, cuyo exceso contribuye decisivamente al
desarrollo de este tipo de cáncer. Recordemos que las células tumorales del
endometrio tienen bastantes receptores de insulina, que cuando resultan
activados por esta hormona se disparan los mecanismos mitóticos o de proliferación
celular maligna al tiempo que se frenan los mecanismos de muerte o suicidio
celular (apoptosis).
Vamos a
centrarnos en los efectos del café que tienden a reducir la hiperinsulinemia,
como sigue:
·
El
consumo de café incrementa la sensibilidad y la efectividad de la insulina, lo
que permite reducir su concentración sanguínea, esto es, la hiperinsulinemia.17 Efectivamente tanto el café completo como el
descafeinado reducen los niveles de insulina, especialmente en las mujeres con
sobrepeso.18 A esto se debe gran parte del efecto antidiabético
del café: un 8% de reducción del riesgo de diabetes por cada taza de café.
·
El
consumo de café también reduce la concentración de una sustancia que eleva la
concentración de insulina: el factor de desarrollo de insulina (IGF-I), por lo
que por esta vía también contribuye a reducir la hiperinsulinemia.
·
Tanto
el café entero como el descafeinado reducen los niveles del péptido C
plasmático, un reconocido marcador de secreción insulínica, por lo tanto,
tenderán a reducir las concentraciones de esta última.19
·
El
café se asocia con un incremento de los niveles de la proteína o globulina de
unión a hormonas sexuales (SHBG), que al unirse o atrapar a los estrógenos,
acaba reduciendo su nivel plasmático. Precisamente la insulina hace todo lo
contrario, por lo que de esta forma una hormona, la insulina, contribuye a
aumentar las concentraciones de otra, el estradiol. 20
Además de la cafeína
el café tiene otros múltiples compuestos que pueden exhibir propiedades
antitumorales. Así sucede con los diterpenos, cafestol y kawheol, que han
mostrado capacidad para inhibir el efecto de carcinógenos tan potentes como los
hidrocarburos aromáticos policíclicos, como el benzopireno.201Además, el ácido clorogénico exhibe grandes propiedades antioxidantes
y una relevante capacidad para incrementar la sensibilidad de la insulina.
A continuación, vamos a ver un vídeo en el que resumo gran parte de lo aquí expuesto.
Dr.
Félix Martín Santos
Bibliografía:
1Endometrial
Cancer 2013 Report; Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of
Endometrial Cancer”. American Institute for Cancer Research/ World Cancer
Research Fund. Continuous Update Project (CUP).
2
Ferlay J, Shin HR, Bray F et al. GLOBOCAN 2008, Cancer Incidence and Mortality
Worldwide: IARC CancerBase No. 10 [Internet]. Lyon, France: International Agency
for Research on Cancer; 2010. Available from: http://globocan.iarc.fr 2010.
3
European Code Against Cancer: 12 ways to reduce your cancer risk. International Agency for Research on Cancer.
World Health Organization. October 2014.
4
Calle EE and Kaaks R. Overweight, obesity and cancer: epidemiological evidence
and proposed mechanisms. Nat Rev Cancer, 2004; 4: 579-91.
5 Coffee consumption and risk
of endometrial cancer: a prospective study in Japan.
Shimazu T, Inoue M, Sasazuki S, Iwasaki M, Kurahashi N, Yamaji T, Tsugane S; JPHC Study Group Members of the Japan Public Health
Center-based Prospective Study.
Int J Cancer. 2008 Nov 15;123(10):2406-10. doi: 10.1002/ijc.23760.
6 A prospective investigation of coffee
drinking and endometrial cancer incidence Marc J. Gunter Jennifer A. Schaub,Xiaonan
Xue, Neal D. Freedman, Mia M. Gaudet, Thomas E. Rohan, Albert
R.Hollenbeck and Rashmi Sinha. International Journal of Cancer. Volume 131, Issue 4, pages E530–E536, 15
August 2012
7 Bravi F. et al. Coffee drinking
and endometrial cancer risk: a meta-analysis of observational studies.Am J Obstet Gynecol 200, 130–135, (2009).10.1016/j.ajog.2008.10.032.
8 Yu X., Bao Z., Zou J. & Dong J. Coffee
consumption and risk of cancers: a meta-analysis of cohort studies. BMC Cancer 11, 96,
(2011).10.1186/1471-2407-11-96.
9 Je
Y. & Giovannucci E. Coffee consumption and risk of endometrial cancer: findings
from a large up-to-date meta-analysis. Int J cancer. 131, 1700–1710, (2012).10.1002/ijc.27408
10
Wu W. et al. Tea and coffee
and risk of endometrial cancer: cohort study and meta-analysis. Am J Clin Nutr 101,
570–578, (2015).10.3945/ajcn.113.081836
11 Coffee consumption
and risk of endometrial cancer: a dose-response meta-analysis of prospective
cohort studies. Sci Rep. 2015; 5:
13410. Published online 2015
August 25. doi: 10.1038/srep13410
Quan Zhou, Mei-Ling Luo, Hui Li, Min Li, and Jian-Guo Zhou.
12. Coffee Decreases the Risk of Endometrial Cancer: A Dose–Response
Meta-Analysis of Prospective Cohort Studies.
Alessandra Lafranconi, Agnieszka Micek, Fabio Galvano, Sabrina Rossetti,
Lino Del Pup,Massimiliano Berretta, and Gaetano Facchini Nutrients. 2017 Nov; 9(11): 1223.
13. World Cancer Research Fund Network:
Non-alcoholic drinks and the risk of cancer. In: Continuous Update Project.
2018.
14. International Agency for Research on Cancer Group:
Evaluation of drinking coffee, maté, and very hot beverages. In: IARC
Monographs. 2018.
15. Coffee drinking and cancer
risk: an umbrella review of meta-analyses of observational studies. Long-Gang
Zhao, Zhuo-Ying Li, Guo-Shan Feng, Xiao-Wei Ji, Yu-Ting Tan, Hong-Lan Li, Marc
J. Gunter & Yong-Bing Xiang. BMC Cancer. Published: 05 February 2020.
Number 101
16. Association between coffee drinking and
endometrial cancer risk: A meta-analysis. Yu Gao,Peiling Zhai,Fang Jiang,Fushun
Zhou,Xinbo Wang First published: 19 January 2022 https://doi.org/10.1111/jog.15139. The Journal of Obstretics and
Gynaecology Research.
17. Arnlov J, Vessby B, Riserus U. Coffee consumption and
insulin sensitivity. JAMA. 2004;291:1199–201.
18 Wu T, Willett WC, Hankinson SE, Giovannucci E. Caffeinated coffee,
decaffeinated coffee, and caffeine in relation to plasma C-peptide levels, a
marker of insulin secretion, in U.S. women. Diabetes Care.2005;28:1390–6.
19 Wu, T, Willett, W.C., Hankinson, S.E & Giovannucci, E.
Caffeinated coffee, decaffeinated coffee, and caffeine in relation to plasma
C-peptide levels, a marker of insulin secretion, in U.S. women. Diabetes Care 28, 1390-1396 (2005).
20 Ferrini RL, Barrett-Connor E. Caffeine intake and endogenous
sex steroid levels in postmenopausal women. The Rancho Bernardo Study. Am J
Epidemiol. 1996;144:642–4.
21 Cavin C, Holzhaeuser D, Scharf G, Constable A, Huber WW,
Schilter B. Cafestol and kahweol, two coffee specific diterpenes with
anticarcinogenic activity. Food Chem Toxicol. 2002;40:1155–63.
21 Cavin C, Holzhaeuser D, Scharf G, Constable A, Huber WW,
Schilter B. Cafestol and kahweol, two coffee specific diterpenes with
anticarcinogenic activity. Food Chem Toxicol. 2002;40:1155–63.