Alfonso Aguado, maestro barista, preparando café con la V60. |
La asociación entre
el consumo regular de café y las tasas de mortalidad total y específica por las
principales causas de enfermar y morir es de tipo inverso, esto es, cuanto
mayor es la ingesta de esta bebida universal menores son las tasas de mortalidad
citadas. Esta rotunda afirmación está avalada por una reciente serie de estudios epidemiológicos
observacionales de tipo prospectivo (cohortes), efectuados en gran parte del
mundo: EEUU, Europa y Asia. Además,
tales investigaciones están mostrando que los mayores beneficios se
obtienen con un consumo diario de cuatro a cinco tazas de café.
Estudio pionero de gran rigor científico
A pesar de que el café es una de las
bebidas más consumidas en el mundo, hasta hace muy poco desconocíamos que el
consumo regular de esta bebida universal se asocia a una reducción tanto de la
tasa global de muerte cuanto de la específica por las principales causas de
enfermar y morir en los países desarrollados.
Aunque ya se
disponía de algún estudio epidemiológico que había valorado tal asociación, fue
un extraordinario estudio norteamericano el que reveló los datos más
concluyentes, el Estudio de Dieta y
Salud (AARP Diet and Health Study), llevado
a cabo por miembros del Instituto Nacional de Estados Unidos (NHS), publicado
en mayo del 2012 en New England Journal
of Medicine, la revista médica de mayor impacto en el mundo.1
Se trata de un
estudio observacional prospectivo en el que evaluaron, en una gran muestra de
personas (229.119 hombres y 173.141 mujeres), la posible asociación entre el
consumo de café y la mortalidad, con resultados francamente esperanzadores para
los consumidores habituales de esta popular bebida.
Efectivamente,
tras aplicar el correspondiente aparato estadístico (regresión de Cox con
control de los principales factores de confusión), observaron, a la conclusión de los 13 años de
seguimiento (entre 1995 y 2008), una significativa asociación inversa entre el
consumo de café y la mortalidad, esto es, a mayor consumo de café apreciaron
reducciones mayores del riesgo de muerte.
Así, en varones se
apreció que la reducción del riesgo de muerte osciló desde un 6% para los
bebedores de una taza diaria hasta un 12% para los que consumieron cuatro a
cinco tazas al día (HR: 0,88; IC 95% de 0,84 a 0,93), pasando por el 10% de
reducción en los bebedores de dos a tres tazas. Los que bebieron diariamente
seis o más tazas de café también se beneficiaron de un 10% de reducción del riesgo de muerte, cuando eran
comparados con los nunca bebedores.
Las mujeres que
consumían diariamente café experimentaron similares reducciones del riesgo de
muerte cuando se las comparaba con las que no lo bebían, que oscilaron entre un
5% de disminución para las que sólo bebían una taza diaria hasta un 16% de
descenso de muerte entre las que consumían 4 o 5 tazas al día (HR: 0,84; IC entre 0,79 y 0,90), bajando a un 15%
entre las que bebían seis o más tazas diarias.
En definitiva, la
reducción del riesgo de muerte global entre los bebedores de cuatro a cinco tazas de
café al día fue de un 12 % en varones y un 16% en mujeres.
Además, este
estudio permitió observar, que los que bebían más café también fumaban más,
bebían más alcohol practicaban menos actividad física aeróbica, comían más
carnes rojas y menos frutas y verduras. Es decir, se comprobó una asociación
entre la ingesta de café y estilos de vida poco saludables, Pues bien, a pesar
de ello, la reducción de la tasa total de muerte exhibida por el café se
observó en prácticamente todas las personas que seguían esos nefandos estilos de vida menos en las
expuestas a uno: el tabaquismo, la primera causa de muerte evitable. Por ello,
la mejor inversión en salud para un fumador activo es dejar de fumar.
En este estudio
epidemiológico también se observó una reducción de la tasa específica de muerte
por una serie de enfermedades: cardiovasculares, respiratorias, infartos
cerebrales, diabetes, infecciones, lesiones y accidentes. Sin embargo, no se
apreció una disminución de la tasa de muerte por tumores malignos.
Finalmente, este
trabajo prospectivo mostró similares reducciones del riesgo de muerte entre los
bebedores de café descafeinado.
Revisión sistemática y metaanálisis de
estudios previos
Dos años más tarde, en abril del 2014,
se publicó en una revista de prestigio (British
Journal of Nutrition) una revisión exhaustiva y un metaanalisis de todos los estudios
epidemiológicos de cohorte (prospectivos), 2 publicados
hasta junio del 2013, que valoraron el consumo regular de café y la mortalidad
total, en el que también incluyeron el estudio anteriormente descrito.
Los autores del
trabajo, Youjin Je, (Universidad de
Kyung Hee, de Seul) y Edward Giovannucci, (Escuela de Salud Pública de la
Universidad de Harvard, Boston), evaluaron un gran número de casos de muerte
(129.538 ) acaecidos en un colectivo de casi un millón de personas (973.904)
, pertenecientes a los veinte estudios
prospectivos que fueron elegidos, tras superar los rigurosos criterios de
selección.
Sus resultados
también fueron favorables para los consumidores de café, dado que observaron
una reducción del 14% del riesgo de muerte total (RR: 0,86; IC entre 0,80 y
0,92) entre las personas que bebían más
café (5 a 6 tazas diarias) con respecto
a los que no consumían nada o muy poco ( menos de una taza al día).
En este
metaanálisis llamó la atención que la reducción del riesgo de muerte fue
similar entre los que consumieron de dos a cuatro tazas diarias que entre los
consumidores de cinco a nueve tazas al día.
La reducción del
citado riesgo de muerte fue similar en hombres y mujeres: 19% y 16%,
respectivamente.
Por regiones
geográficas, la reducción del riesgo de muerte resultó ser mayor para los ocho
estudios europeos y para los tres estudios japoneses ( 22% y 18%, respectivamente), que para los nueve
estudios de USA ( 12% de reducción).
En esta exhaustiva
revisión de estudios epidemiológicos previos sólo se valoró la asociación entre
el consumo regular de café y la mortalidad total. En consecuencia, no se
consideró la posible asociación entre el consumo de café y la mortalidad
específica por enfermedades cardiovasculares, respiratorias, ictus, cánceres u
otras enfermedades.
Estudio prospectivo de cohorte en población
japonesa: Valoración de la asociación entre el consumo de café y la mortalidad
total y por enfermedad específica
En mayo del 2015 se publicó en The American Journal of Clinical Nutrition
, revista oficial de la Asociación
Americana de Nutrición, un gran estudio prospectivo japonés, cuyo principal
objetivo fue estudiar la asociación entre el consumo habitual de café y la
mortalidad tanto la total (por todas las causas) cuanto la específica por
enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias, cáncer, lesiones
y otras causas de muerte.4
Los autores del
estudio, pertenecientes a centros dependientes de las Universidades de Tokio y
de Osaka, estudiaron una muestra de 90.917 japoneses, inicialmente sanos, de 40
a 69 años, durante un periodo de
seguimiento de 17,8 años, al cabo de los cuales fallecieron 12.874 personas.
Tras aplicar el
correspondiente método estadístico (regresión proporcional de Cox y estricto
control de variables de confusión), comprobaron una asociación inversa entre el
consumo regular de café y la mortalidad total, tanto en hombres como en
mujeres, dado que la reducción del riesgo era mayor a medida que aumentaba el
consumo hasta conseguir el beneficio máximo
con 3-4 tazas de café al día : 24% de
disminución del riesgo de muerte por todas las causas ( 0,76; IC 95% entre
0,70 y 0,83), cuando se los comparaba con los nunca bebedores de café.
Un consumo
superior a 5 tazas de café al día también se acompañó de una reducción del
riesgo de mortalidad total, aunque en menor proporción, 15%, similar a la
observada con los bebedores de 1 a 2 tazas diarias.
En cuanto a la
posible asociación del café con enfermedades específicas, este estudio japonés
reveló una significativa reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares,
enfermedades respiratorias y cerebrovasculares
, que también alcanzó el máximo con ingestas diarias de 3-4 tazas de café: 36% , 40% y 43%, respectivamente.
¿Por qué se
observa tan notable reducción del riesgo de muerte por enfermedades
cardiovasculares, respiratorias e ictus?
Los investigadores de este gran estudio
epidemiológico establecen hipótesis para intentar explicar la gran reducción
del riesgo de muerte específico por enfermedades cardiovasculares (Infarto
agudo de miocardio, angina inestable, muerte súbita por arritmias…),
respiratorias y cerebrovasculares (ictus), en relación con el consumo regular
de café.
Dado que tanto las
enfermedades cardiovasculares como las cerebrovasculares se deben al desarrollo
acentuado y progresivo de inflamación en la íntima de las arterias (endotelio),
responsable, a su vez, de la arteriosclerosis que acaba con la obstrucción de
arterias coronarias y cerebrales, respectivamente, todo aquello que reduzca la inflamación del
lecho arterial y que mejore la función y reparación del endotelio arterial
tiene grandes posibilidades de frenar o, incluso, revertir la tan temida arteriosclerosis.
Pues bien, el ácido clorogénico contenido en el café es un compuesto fenólico con gran potencia
antioxidante y antiinflamatoria, además de reducir el riesgo de hipertensión
arterial 5 y de hiperglucemia (reduce la absorción de la glucosa) 6,7,
dos reconocidos factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y
cerebrovasculares.
Por otra parte,
hay estudios que han revelado que la cafeína del café mejora la función
endotelial, activando la síntesis del beneficioso óxido nítrico, 8 y
promoviendo la reparación endotelial9.
Con respecto a la reducción del riesgo de
muerte por enfermedades neumológicas, también abogan a favor del efecto
antiinflamatorio del ácído clorogénico 10, dado
que la inflamación es el hecho patogénico fundamental de estos procesos.
Escuela de Salud Pública de la Universidad
de Harvard: Asociación del consumo
de café con la mortalidad total y la específica por causas en tres grandes
estudios de cohorte prospectivos
En diciembre del 2015 se publicó en una
revista médica de gran prestigio (Circulation)
un nuevo estudio epidemiológico de carácter prospectivo que valoró la
asociación entre el consumo de café (total, con cafeína y descafeinado) y la
mortalidad total y por causa específica en tres grandes muestras de personas:
74.890 enfermeras del famoso Estudio de Salud de Enfermeras (NHS: Nurses’ Health Study), 93.054
enfermeras del segundo Estudio de Salud de Enfermeras ( NHS II), y los 40.557 varones del Estudio de Seguimiento de
Profesionales de Salud (HPFS: Health
Professionals Follow-up).11
El intervalo de
seguimiento de estas tres grandes muestras fue muy notable, pues la primera
cohorte de enfermeras se reclutó en 1976 (mujeres de 30 a 55 años procedentes
de 11 estados de USA); la segunda cohorte de estas profesionales (NHS II)
empezó a andar en 1989 (enfermeras de 25 a 42 años), en tanto que la cohorte de
varones, proveedores de salud, empezó a funcionar en 1986.
El consumo de café
fue evaluado mediante cuestionario de frecuencia de alimentos, una vez, al
inicio del estudio y, luego, periódicamente a lo largo del seguimiento (cada
cuatro años).
Los investigadores,
miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, comprobaron,
tras emplear un impecable aparato estadístico (regresión proporcional de Cox,
control de variables de confusión, análisis de sensibilidad, entre otros), que
los resultados eran diferentes según se controlara o no el tabaquismo. Así,
cuando esta variable se incluía, esto es, cuando se hacía el cálculo sin
excluir a los fumadores, se observaba una asociación no lineal entre el consumo
de café (con cafeína, descafeinado y total) y la mortalidad, dado que el
consumo de 1 a 5 tazas de café al día se asociaba con una reducción similar del
riesgo de muerte, mientras que, en cambio, el consumo superior a 5 tazas
diarias no se asociaba con el riesgo de muerte.
Sin embargo, cuando
se excluían a los fumadores, se observaba que los nunca fumadores que bebían
café con respecto a los no bebedores del mismo se beneficiaban con una
reducción lineal (dosis-respuesta) del riesgo de muerte, o sea, a mayor consumo
de café menor mortalidad. Así, los que bebían una taza al día se beneficiaban
con una reducción del 6% en la tasa de muerte, los que ingerían de 1,1 a 3
tazas diarias experimentaban una reducción del 8%, los que consumían de 3,1 a 5
tazas de café al día eran los que más se beneficiaban, pues la reducción del
riesgo de muerte total alcanzaba un porcentaje del 15% (HR: 0,85; IC 0,79-0,92).
Además, los que bebían más de 5 tazas diarias de café
también veían reducido el riesgo de muerte global, un 12%.
Este hecho
diferenciador, lo atribuyen a que usualmente los que beben más café, por
ejemplo más de 5 tazas diarias, también fuman más. De esta forma, el tabaco
tiende a aminorar el efecto protector del café. Por el mismo motivo, estos
investigadores observaron un aumento del riesgo de muerte por cáncer de pulmón
y por enfermedades respiratorias en el colectivo global, en el que se incluye a
fumadores.
Sin embargo,
cuando sólo se estudia a los nunca fumadores, el consumo de café no se asocia a
un aumento del riesgo de muerte por estas enfermedades neumológicas, cuando se
les compara con los no bebedores de café.
Con respecto a la
asociación entre el citado consumo de café y la mortalidad específica por
causa, en este estudio se observó una significativa reducción de la mortalidad
por enfermedades cardiovasculares, neurológicas, diabetes tipo II, ictus y por
suicidio, con respecto a las enfermeras y profesionales de salud (varones) que
no bebían café.
Finalmente, los
beneficios se obtienen igualmente con el consumo de café con cafeína o sin ella
(descafeinado).
Instituto Nacional
del Cáncer de EEUU: Asociación entre el consumo de café y la mortalidad total y
especifica
El 15 de diciembre del 2015 se publicó
en una revista de epidemiología de calidad contrastada (American Journal of Epidemiology) un gran estudio prospectivo liderado
por Erikka Loftfield , 12
perteneciente al departamento de Epidemiología Oncológica y Genética (sección
de Epidemiología Nutricional) del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, cuyo
objetivo fundamental fue, de nuevo, evaluar una posible asociación entre el
consumo regular de café con cafeína, descafeinado e, incluso, aditivos con
café y la mortalidad total y específica
por causas. Para ello, controlaron durante 9 años a 90.317 adultos norteamericanos ( screening de cáncer de ovario, colon y
recto, pulmón y próstata), inicialmente sanos, falleciendo, durante el periodo
de seguimiento, 8178 individuos.
Tras aplicar, como
siempre en estos estudios, un riguroso método estadístico (regresión
proporcional de Cox, con estricto control de múltiples variables de confusión),
observaron que los bebedores habituales de café, comparados con los no lo
bebían, se beneficiaban de una significativa reducción de la mortalidad, que
también resultó lineal y dosis dependiente, pues osciló desde un 6%, en los
bebedores de sólo una taza al día, hasta un 21%, en los que bebían de cuatro a
cinco tazas diarias, pasando por un 18% de reducción, en los que consumían de
dos a tres tazas al día. Además, los que bebían 6 o más tazas al día también
experimentaban una sensible disminución del riesgo de muerte: un 16% (HR: 0,84,
IC 95% 0,75 a 0,95).
En este estudio
vuelven a apreciarse resultados favorables para los amantes del café, incluso
en los que lo beben sin cafeína o en ciertos aditivos que lo contienen
(productos lácteos, ciertas cremas sin leche, preparados con miel, azúcar o
edulcorantes).
En cuanto a la
asociación con enfermedades específicas, este estudio revela una asociación
inversa del café con muertes por enfermedades cardiovasculares, enfermedades
respiratorias crónicas, diabetes, neumonías y gripe y autolesiones (suicidio o
no). Sin embargo, como en otros estudios, no se observa una reducción de la
mortalidad global por cánceres, que ellos atribuyen, en parte, al escaso
seguimiento (9 años), porque, aseguran, el café reduce inequívocamente el
riesgo de algunos tumores malignos prevalentes, como los cánceres de hígado y
de endometrio.
En su meditada
discusión, al final del artículo, arguyen que el consumo regular de café puede
reducir el riesgo de muerte porque se asocia a una reducción de la inflamación,
mejora la función pulmonar, aumenta la sensibilidad de la insulina y reduce la
depresión mental.
Asociación
entre el consumo de café y la mortalidad total y específica por causa entre
poblaciones no blancas del estudio de cohorte multiétnico (EEUU)
Como el anterior estudio se había
efectuado casi exclusivamente en población blanca (de origen predominantemente
anglosajón) de colectivos de cierto nivel educativo como el constituido por las
enfermeras y por los profesionales de salud del sexo masculino (veterinarios,
odontólogos, podólogos, fisioterapeutas, etc), surgen lícitas dudas a la hora
de generalizar los resultados a
poblaciones de otras etnias y nivel cultural.
El posible sesgo
del anterior estudio, intentó subsanarse mediante la investigación publicada el
11 de julio del 2017 en Annals of
Internal Medicine,13
efectuada con una Cohorte Multiétnica, constituida por 185.855
personas de orígenes distintos: afroamericanos, nativos de Hawái, americanos de
origen japonés, latinos (iberoamericanos) y blancos, que se reclutaron entre
1993 y 1996.
Obviamente, el
objetivo fue examinar la asociación entre el consumo de café y el riesgo de
muerte total y específico por causa en la citada población.
Pues bien, tras un
periodo de seguimiento de 19 años (de 1993 al 2012) se observó, tras aplicar el
correspondiente método estadístico (regresión proporcional de Cox y estricto
control de todas las variables de confusión, con el tabaquismo a la cabeza),
que los consumidores habituales de café, con respecto a los que nunca lo
consumen, se beneficiaban con una significativa reducción del riesgo de muerte
total, de carácter lineal, que osciló entre un 12% entre los que bebían una
taza al día, hasta el 18% de los que bebían diariamente de dos a tres tazas
(HR: 0,82; IC 0,79 a 0,86). Los que
bebían más de cuatro tazas al día también experimentaron una reducción del 18%
de la tasa de muerte total.
En cuanto a la
mortalidad específica por causa, se comprobó que los bebedores de café, con
respecto a los no bebedores, tenían menores tasas de mortalidad por
enfermedades cardiovasculares, respiratorias, ictus, diabetes, enfermedad renal
y cáncer.
Estos resultados
boyantes se observaron en todas las etnias participantes menos en una: los
nativos de Hawái.
Finalmente, los
resultados fueron similares entre los que consumían café con cafeína o sin ella.
Consumo de café y mortalidad
en 10 países europeos: Un estudio de cohorte multinacional
Este es el título del artículo publicado
el mismo día, 11 de julio del 2017, y en la misma revista que el estudio
precedente, Annals of Internal Medicine. Se
trata de un estudio prospectivo europeo ( European
Prospective Investigation into Cancer and Nutrition: EPIC), efectuado con
una muestra de algo más de medio millón de personas (521.330), pertenecientes a
10 países europeos, incluyendo España. Durante el seguimiento de los
participantes, que no fue precisamente corto, 16 años, dio tiempo a
contabilizar 41.693 fallecimientos.14
En este trabajo no
sólo examinaron la posible asociación entre el consumo de café y la mortalidad
total y por causa específica sino también, en un subgrupo de pacientes,
analizaron una serie de marcadores biológicos en el suero, a fin de evaluar la
función hepática, la inflamación y el metabolismo.
El volumen de café
consumido por los ciudadanos de estas diez naciones europeas fue variable,
siendo Italia el país donde consumen menos café (media: 91 ml/día, los hombres;
93 ml /día, las mujeres) en tanto que Dinamarca registra los mayores consumos (
media: 900 ml/día, tanto hombres como mujeres).
También en este
estudio se ha comprobado que los bebedores de café, a diferencia de los que no
lo beben, suelen ser más jóvenes, fuman más, consumen más carnes rojas y
procesadas, beben más alcohol, y comen menos frutas y verduras.
Tras el
correspondiente análisis estadístico (modelos multivariables de la regresión de
cox y estricto control de variables de confusión), se apreció un hecho muy repetido en este
contenido: una sensible reducción del riesgo de mortalidad total entre los
consumidores regulares de café, cuando eran comparados con los que nunca lo
bebían.
Concretando,
diremos que los varones que bebían tres o más tazas de café al día (cuartil más
alto), con respecto a los no bebedores, experimentaban reducciones de un 18%
del riesgo de muerte por todas las causas (HR: 0,82; IC 95%; 0,76 a 0,89),
mientras que las mujeres que bebían similares cantidades experimentaban una
reducción del 8% de la mortalidad total (HR: 0,92; IC 95%, 0,87 a 0,98), con
respecto a las no consumidoras.
Estos investigadores también observaron que los bebedores de
café descafeinado se beneficiaban de similares reducciones de la mortalidad que
los bebedores de café sin eliminar la cafeína.
¿Cómo fue la asociación entre el café y la
mortalidad por causa específica de este estudio europeo?
Se observó una intensa asociación
inversa entre el consumo regular de café y la mortalidad por enfermedades digestivas (a más consumo
menos mortalidad), sobre todo, en hombres, dado que los mayores consumidores
(tres o más tazas al día), con respecto a los que no lo ingerían, veían
reducido el riesgo de muerte en un porcentaje del 59%. Aunque las mujeres que
consumían más café también se beneficiaron de notables reducciones del riesgo
de muerte por enfermedades digestivas: 40%.
En este estudio
se observó que algo más de una tercera
parte de las muertes por procesos digestivos correspondieron a enfermedades del
hígado, sobre todo, cirrosis. Pues bien, el consumo regular de café se asocia a
una intensa reducción del riesgo de muerte por enfermedades hepáticas (80%), lo
que no se aprecia con el resto de enfermedades digestivas.
La enfermedad más
agraciada por el café es la cirrosis, tanto la etílica como la de otro
origen, incluyendo hígado graso: 79% de reducción del riesgo de muerte (HR:
0,21; IC 95%, 013 a 0,34).
El consumo
habitual de café también se asoció inversamente con la mortalidad por
enfermedades cardiovasculares,
especialmente en las mujeres, que se beneficiaron de una significativa
reducción del riesgo de muerte por ictus:
30 % (HR: 0,70; IC 95% 0,55 a 0,90).
En cuanto a la
mortalidad global por cánceres, el café no reveló reducciones significativas.
Aunque sí observaron una sensible reducción del riesgo de cáncer de hígado,
tanto en hombres como en mujeres.
En este estudio
llamó la atención una reducción del riesgo de muerte por cáncer de pulmón por
parte de los mayores consumidores de café, cuando se los comparaba con los no
bebedores.
¿Qué observaron en el subgrupo de
participantes nunca fumadores?
Como era de esperar, los nunca fumadores que
bebían más volúmenes de café experimentaban mayores reducciones de la
mortalidad total.
Cuando lo que se
analizaba era la mortalidad específica, los grandes bebedores de café que nunca
habían fumado también experimentaron significativas reducciones del riesgo de
muerte global por cáncer, además de relevantes reducciones del riesgo de muerte
por enfermedades cardiovasculares, digestivas y respiratorias.
¿Cómo afectó el consumo regular de
café a los marcadores biológicos?
Pues, comparados con los no bebedores de café
o con muy bajo consumo, los que lo consumían en mayores cantidades (tres o más
tazas diarias), tenían menos concentraciones plasmáticas de enzimas indicativas
de daño hepático (GOT, GPT, GGT, fosfatasa alcalina) y mayores niveles de
albúmina (proteína sintetizada en el hígado).
Además, en las
mujeres, a diferencia de los varones, el mayor consumo de café se asoció con
una mayor reducción de la Proteína C Reactiva (PCR), un marcador inespecífico
de inflamación, y de altos niveles del vulgarmente llamado colesterol bueno,
esto es, el HDL-colesterol, que se asocia a una reducción del riesgo de
enfermedades cardiovasculares.
En hombres, en
cambio, la ingesta habitual de café se asoció con una sensible reducción del
riesgo de muerte por suicidio.
Los autores
concluyen el estudio diciendo lo siguiente: “ Nuestros resultados sugieren que
el mayor consumo de café se asocia a un
menor riesgo de muerte por varias causas, especialmente por enfermedades
digestivas y cardiovasculares. La consistencia y similitud de los resultados de
este estudio europeo con los obtenidos en otros estudios de cohorte, efectuados
en diversas partes del mundo, así como los favorables datos observados en los
biomarcadores biológicos, indicando que los bebedores de café tienen una mejor
función hepática y menor carga de inflamación que los que nunca lo consumen o
lo beben esporádicamente, soportan la hipótesis de que el café puede conferir
saludables beneficios. Dado que su consumo es un estilo de vida modificable,
sus potenciales beneficios clínicos deben ser encarecidamente considerados.”
Asociación entre el consumo de café y la mortalidad en una gran cohorte
británica (UK Biobank)
Este estudio prospectivo, publicado en
agosto de este año en JAMA Internal
Medicine, ha tenido el gran mérito de ser el primero en tener en cuenta las
variantes genéticas (polimorfismos genéticos) responsables de una mayor o menor
metabolización hepática de la cafeína.
La muestra de personas evaluada fue muy
notable, casi medio millón (498 134
), seguidas durante 10 años, al cabo de los
cuales se llegó a conclusiones similares: una asociación entre el consumo
regular de café y una reducción de la tasa de muerte por todas las causa, que
osciló desde un 8% en los bebedores de una taza diaria hasta un 16% en los que
bebían 6 a 7 tazas diarias. Además, los
grandes consumidores de café, 8 o más tazas diarias, también se beneficiaron con
una reducción significativa de la tasa de muerte: un 14%. Por otra parte, estos
boyantes resultados no se alteraron en las personas que metabolizaban la
cafeína más lenta o más rápidamente. Finalmente, los bebedores de café
descafeinado se beneficiaron de igual forma.15
“Nuestros hallazgos sugieren que otros
compuestos del café, diferentes a la cafeína, representan un papel capital en
la reducción de la tasa de muerte observada con su consumo habitual, pues se
obtienen resultados similares con café descafeinado. Además, permiten afirmar
con cierta seguridad que el café debe formar parte de cualquier dieta
saludable”, concluyen los autores.
Consumo de café y
mortalidad total en una cohorte mediterránea
El 23 de noviembre del 2018 se publicó
en una revista especializada en el tema (The American Journal of Clinical Nutrition ) un excelente estudio
prospectivo de autoría española, “El Seguimiento Universidad de Navarra (SUN)”.
Los responsables del
mismo, Adela M. Navarro y colegas, investigadores del CIBEROBN, adscritos al
grupo de medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, también observaron
una mayor longevidad entre los bebedores regulares de café, tras estudiar a 20.
000 voluntarios, graduados universitarios de toda España, durante 10 años.
En esencia, apreciaron una
reducción del 22% en la tasa de muerte por todas las causas entre los
consumidores de 2 tazas diarias de café. Aunque los más gratificados
fueron los que tenían 55 o más años: 34% de disminución (HR: 0.67; 95% CI: 0.52, 0.86). 16
Estos favorables
resultados se obtuvieron tanto bebiendo café con cafeína como con descafeinado,
incluso con el soluble.
Para no alargar mucho más esta entrada, analizaré en la siguiente el aluvión de estudios epidemiológicos publicados en los últimos años (sobre todo, en el 2021) que han seguido constatando una asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad total y específica.
Brindemos con café de especialidad infusionado con la Chemex |
En fin, concluyamos
el tema brindando a la salud de todos con una copa de café de especialidad
infusionado con la Chemex. Sí, deseo que, durante este año, tanto la salud
como la escurridiza felicidad os acompañen fielmente. Un fuerte abrazo.
Dr. Félix Martín Santos
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Cornejo ML, Agudo A, Sánchez
Pérez MJ, Altzibar
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KE, Trichopoulou
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P, Trichopoulos
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B, Siersema
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E
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Erikka Loftfield, PhDMarilyn C. Cornelis, PhDNeil Caporaso, MDKai Yu, PhDRashmi Sinha, PhDNeal Freedman, PhD.
Coffee consumption
and total mortality in a Mediterranean prospective cohort
Adela M NavarroMiguel Á Martinez-GonzalezAlfredo GeaGiuseppe GrossoJosé M Martín-MorenoEsther Lopez-GarciaNerea Martin-CalvoEstefanía Toledo
The
American Journal of Clinical Nutrition, Volume 108, Issue 5, 1
November 2018, Pages 1113–1120. 23 November 2018