Mostrando entradas con la etiqueta café prevención obesidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta café prevención obesidad. Mostrar todas las entradas

jueves, 25 de agosto de 2022

Obesidad:efecto:antiobesigénico del café

                             

Jaime Alejos, campeón de España de cata de café (SCA 2019), representando a España en el campeonato del mundo de cata 2019 (Speciality Coffee Association)

    

La actual pandemia de obesidad es una verdadera prioridad de salud pública mundial, que obliga a implementar estrategias efectivas para prevenirla y tratarla, consensuadas por sociedades científicas y respaldadas sociopolíticamente, entre las que destacan el fomento de la actividad física y una dieta saludable, como la Dieta Mediterránea, y muy probablemente, según recientes hallazgos científicos, el consumo regular de café.


           Importancia

  El sobrepeso (Índice de Masa Corporal o IMC: 25 a 29,9 kg / m2) y la obesidad (IMC: 30 kg / m2) deben priorizarse en todo estudio de necesidades por tratarse de enfermedades muy frecuentes, graves y costosas, sobre todo, la obesidad. Tanto es así como para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la dedique un día: el 4 de marzo, Día Mundial de la Obesidad.


         Prevalencia


   En cuanto a su frecuencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca, en un informe de abril del 2020, que, desde hace cuatro décadas (de 1975 a 2016), la obesidad se ha triplicado en los adultos de todo el mundo, en tanto que en los niños y adolescentes se ha multiplicado por diez.1

   Así, en 2016, el 39% de los adultos de 18 o más años (un 39% de los hombres y un 40% de las mujeres) tenían sobrepeso (más de 1900 millones) y el 13% de la población adulta mundial (un 11% de los hombres y un 15% de las mujeres) eran obesos (650 millones). En cuanto a los niños respecta, el 18% de niños y adolescentes tenían sobrepeso, mientras que el 7% sufrían obesidad.

   En nuestro país, según el informe sobre prevalencia de sobrepeso y obesidad en España, efectuado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) y el Ministerio de Sanidad (The heavy burden of obesity), la prevalencia de obesidad se ha incrementado un 2,4% en las tres últimas décadas, padeciéndola el 17,4% de los adultos (18,15%, en varones; 16,68%, en mujeres), mientras que el 37,10% sufre sobrepeso (44,31%, en hombres; 30, 04%, en mujeres).2

  En este informe revelan que la desigualdad social, principal causa de enfermar y morir en el mundo, hecho ya conocido desde 1974, merced al informe Lalonde (primer ministro de Canadá),3 hace que la obesidad se cebe más en las clases sociales más desfavorecidas, al igual que en el resto del mundo.

   Si nos centramos en los niños pequeños de nuestro país (de 6 a 9 años), se aprecia, según el Estudio ALADINO 2019 sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España, que el 23,3% tienen sobrepeso y el 17,3% tienen obesidad.4

Del análisis por categorías sociales se desprende, de nuevo, que las familias con ingresos más bajos, inferiores a 18.000 euros y cuyos progenitores no tienen estudios superiores ni trabajo remunerado conforman el colectivo más vulnerable al exceso de peso.


   ¿A qué puede atribuirse la mayor prevalencia de obesidad en las clases más desfavorecidas?

 

     Este desajuste social se debe, en gran parte, a los peores hábitos alimentarios de estos niños y niñas: acuden más a establecimientos del tipo fast food, ingieren diariamente menos fruta y consumen golosinas más frecuentemente. Sin embargo, los menores de familias con rentas superiores a 30.000 euros, con estudios universitarios presentan una mayor adherencia a la Dieta Mediterránea, con un consumo diario de frutas, verduras, legumbres, pescado y  aceite de oliva virgen extra, como aceite de elección.


     Gravedad y coste


    La obesidad es una enfermedad inflamatoria crónica que cursa persistentemente con inflamación de bajo grado5-7 que incrementa el riesgo de desarrollar otras enfermedades en las que la inflamación es su hecho patogénico capital: cardiovasculares, hipertensión arterial,  diabetes tipo 2, síndrome metabólico, e incluso ciertos cánceres ( mama, próstata, riñón, colon, endometrio, páncreas, vesícula biliar, tiroides y esófago).8 Además, es un gran factor de riesgo de artrosis en grandes articulaciones (rodillas y cadera), gran causa de morbilidad y sufrimiento humano. Globalmente, la obesidad contribuye a incrementar notablemente la tasa de mortalidad total.

    Según un reciente informe del Banco Mundial9, se prevé que en los próximos 15 años los costes de la obesidad ascenderán a más de siete mil millones de dólares (6.369 millones de euros) en los países en desarrollo.


Obesidad: factor de riesgo, gravedad y mal pronóstico de COVID-19


   En noviembre del 2020 se publicó en una revista especializada (Obesity) una revisión y metaanálisis de 75 estudios observacionales, publicados en inglés y en chino (desde enero hasta junio del 2020), que evaluaron asociaciones entre el sobrepeso y obesidad con el riesgo y gravedad de la COVID-19.10

    Los autores, liderados por Barry M. Popkin (Universidad de Carolina del Norte), tras analizar datos de 399. 461 pacientes infectados por el SARS CoV-2 (el 55% varones), pertenecientes a 10 países de Asia, Europa, América del Norte y América del Sur, observaron que las personas con obesidad tenían un 46% más de riesgo de sufrir la COVID-19, así como un intenso riesgo de sufrir complicaciones: hospitalización (113% mayor: OR = 2,13; IC 95%, 1,74-2,60; p <0,0001), ingreso en UCI (74% superior), y superior riesgo de muerte (48%), con respecto a los no obesos.

    Además, dado el exceso de inflamación y cierto defecto inmune inherentes a los estados de obesidad, se teme que las vacunas futuras para evitar la COVID-19 resulten menos efectivas en los pacientes con sobrepeso y obesidad, que constituyen el 52% de la población mundial (39%, con sobrepeso; 13%, con obesidad).

    Por otra parte, los estados de confinamiento de poblaciones, cuarentenas de contactos estrechos y aislamientos de los casos confirmados, han propiciado conductas obesigénicas, como un mayor consumo de ultraprocesados  (comida chatarra) y sedentarismo manifiesto.

.

    Prevención


      Dado que el sobrepeso y la obesidad se desarrollan cuando hay un desequilibrio entre el consumo y el aporte energético, usualmente por un aumento del sedentarismo, que obviamente reduce el gasto energético, y un incremento del consumo desmedido, por dietas hipercalóricas ricas en azúcares y grasas trans, características de los alimentos ultraprocesados, como refrescos azucarados y bollería industrial (incluso la casera), se puede colegir que para reducir el riesgo de sufrir tales procesos (prevención primaria) habrá que adoptar y seguir estilos de vida más saludables, justamente los opuestos a los mencionados:  incremento de la actividad física regular y adherirse a dietas saludables,  a base de productos frescos y de temporada, como la Dieta Mediterránea., capaz de reducir sensiblemente el riesgo de obesidad abdominal y Síndrome Metabólico.

   Sufrir un Síndrome Metabólico (SM) no es un asunto baladí, pues incrementa mucho el riesgo de sufrir y morir por procesos cardiovasculares (infarto agudo de miocardio, angina de pecho, insuficiencia cardiaca por enfermedad coronaria…) e ictus, entre otros procesos. Sólo hay que ver cuáles son sus criterios diagnósticos para cerciorarnos de tal hecho.

     El diagnóstico del SM requiere la presencia en una misma persona de, al menos, tres de los cinco criterios siguientes: uno, circunferencia de cintura abdominal ≥ 102 cm en los varones y ≥ 88 cm en las mujeres; dos, glucemia en ayunas ≥100 mg/dl o recibir medicamentos antidiabéticos; tres, presión arterial sistólica ≥ 130 mmHg o diastólica ≥ 85 mm Hg o recibir medicación antihipertensiva; cuatro, aumento de la concentración sanguínea de triglicéridos (trigliceridemia) ≥150 mg/dl; y cinco, colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (HDL) en suero ≤ 40 mg/dl en los varones y ≤ 50 mg/dl en las mujeres.   

 

   

    ¿El café qué puede aportar?


En las siguientes líneas vamos a analizar los principales estudios epidemiológicos que han revelado cómo el consumo regular de café puede exhibir un efecto preventivo de sobrepeso y obesidad. Obviamente, la práctica regular de actividad física y una dieta saludable normocalórica, para prevenirla, e hipocalórica, para tratarla, siguen siendo las estrategias preventivas y terapéuticas fundamentales, como antes referimos.

 

Consumo habitual de café y predisposición genética a la obesidad


  El 9 de mayo del 2017 se publicó (BMC Medicine) el fruto de una investigación llevada a efecto por miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, cuyo principal objetivo fue evaluar si el consumo regular de café podría reducir el riesgo de obesidad en personas predispuestas genéticamente a sufrirla. 11

    Los responsables del estudio, basándose en trabajos que habían comprobado interacciones positivas entre el riesgo genético de sufrir obesidad y estilos de vida obesigénicos, como un mayor consumo de refrescos azucarados12  y/o de fritos13 decidieron averiguar si el consumo regular de café podría reducir el riesgo de obesidad entre personas proclives genéticamente a desarrollarla.

    Para ello, se valieron de tres conocidas cohortes de personas (EEUU) que, desde hace más de 20 años, están siendo seguidas y evaluadas, a fin de apreciar cómo diversos estilos de vida (dietéticos, actividad física, café, entre otros) aumentan o disminuyen el riesgo de desarrollar enfermedades de alta prevalencia. 

   Así, analizaron las interacciones entre la predisposición genética y el consumo habitual de café en relación con el índice de Masa Corporal (IMC) y el riesgo de obesidad en 5116 hombres del Health Professionals Follow-up Study (HPFS), en 9841 mujeres del Nurses 'Health Study (NHS) y en 5648 mujeres de la Women's Health Initiative (WHI). La puntuación de riesgo genético se calculó sobre la base de 77 locus genéticos asociados al IMC. El consumo de café se examinó prospectivamente en relación con el IMC.


         ¿Qué fue lo que observaron?

    Por primera vez, hallaron que un mayor consumo de café podría atenuar las asociaciones genéticas con el IMC y el riesgo de obesidad, pues los individuos con una mayor predisposición genética a la obesidad parecían tener un IMC más bajo asociado con un mayor consumo de café.

   Efectivamente, los efectos genéticos combinados sobre el IMC y el riesgo de obesidad entre los que consumían una o más tazas de café fueron aproximadamente un 30% más bajos que entre los que consumían menos de una taza de café.

  Estos hallazgos sugieren que un mayor consumo de café podría disminuir el riesgo genético de desarrollar obesidad.  Desde otra perspectiva, los participantes con mayor predisposición genética a la obesidad parecen tener un IMC más bajo asociado con un mayor consumo de café. En cambio, tal disminución del riesgo de sobrepeso y obesidad no se apreciaba entre los consumidores de café que tenían menor predisposición genética de obesidad.

  Lo que sugiere que la asociación entre un mayor consumo de café y una reducción de la adiposidad podría verse reforzada por una mayor predisposición genética, lo que confirma la hipótesis planteada por los responsables de esta investigación.

 

Espresso de café de especialidad


   Efectos de la cafeína en la pérdida de peso: metaanálisis de estudios experimentales


   El 18 de octubre del 2018 se publicó, en una revista especializada (Journal Food Science and Nutrition), una revisión sistemática y metaanálisis dosis-respuesta de estudios experimentales, de autoría iraní, cuyo objetivo fundamental fue evaluar una asociación entre el consumo de bebidas con cafeína (aunque el café es la fuente fundamental, también  valoraron bebidas con cola, té verde, cafeína más efedrina por vía oral, entre otras) y la reducción de peso de sujetos con sobrepeso u obesidad franca.14

   Para ello, buscaron estudios publicados hasta noviembre del 2017, en diversas fuentes de datos (MEDLINE, EMBASE, Web of Science y Cochrane Central Register of Controlled Trials), evaluando   la calidad de los estudios según la herramienta Cochrane de riesgo de sesgo.

   Así, seleccionaron 13 estudios experimentales (7 de EEUU, 1 de Alemania, 1 de Hungría, 1 de Noruega, 1 holandés, 1 italiano y 1 iraní), que incluyeron 606 participantes.

   Aunque hubo relevante heterogeneidad entre los estudios, con dosis variables de cafeína ( de 100 mg a 600 mg diarios; muchos, con efedrina añadida) y tiempo variable de la intervención (desde 6 a 36 semanas),  observaron que por cada duplicación en la ingesta de cafeína, el peso medio, el IMC y la masa grasa se redujeron en porcentajes del 22%, 17% y 28%, respectivamente (2 veces Beta (20,29 = 1,22, 20,23 = 1,17 y 20,36 = 1,28), con respecto al grupo de control (placebo o agua).

     Huelga decir que los responsables del estudio emplearon un riguroso aparato estadístico ( coeficiente de regresión del estado del consumo de cafeína (Beta) para cada estudio primario, el Beta y desviación estándar agrupados con un metanálisis de efectos aleatorios en una escala logarítmica doble, la heterogeneidad entre los estudios por la estadística Q de Cochran y la I2, entre otros).

En general, el metaanálisis actual demostró que la ingesta de cafeína podría promover la reducción de peso, IMC y grasa corporal.


        

          Consumo de café y obesidad: metaanálisis de estudios observacionales


       En junio del 2019 se publicó (Nutrients) un metaanálisis de estudios observacionales, diseñados para evaluar asociaciones entre el consumo de café y la adiposidad, valorada como Índice de Masa corporal (para la obesidad global) o perímetro abdominal (para la adiposidad centrípeta o abdominal), tanto en variables continuas (media aritmética, desviación estándar, diferencia de medias ponderada) como binarias (cualitativas).15

    Los autores del estudio, asiáticos de universidades de Corea del Sur (universidades de Seúl y de Dongguk), de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y de Hannover (Alemania), seleccionaron 12 estudios observacionales (11 transversales y uno prospectivo), 5 asiáticos, 5 europeos y 2 de EEUU.

   El consumo de café fue evaluado atendiendo a dos categorías: bajo nivel (0 tazas diarias) y alto nivel (más de 6 tazas diarias).


   ¿Cuáles fueron los resultados?


   Pues que un alto consumo de café puede asociarse moderadamente con una reducción del riesgo de obesidad en varones, no tanto en mujeres.

Aunque tal asociación inversa sólo se apreció en la medición de variables cuantitativas continuas del IMC (diferencia ponderada de medias: −0.05 (95% CI −0.09, −0.02) y perímetro abdominal (−0.21 (95% CI −0.35, −0.08).

  Cuando la obesidad abdominal y la total fueron objeto de evaluación mediante variables binarias (cualitativas: sí o no, a partir de ciertos umbrales) los resultados fueron neutros o mostraron un aumento de la obesidad.

   Es necesario decir que, aunque estos autores subrayan que han efectuado el primer metaanálisis que valora asociaciones entre la obesidad y el consumo de café, las limitaciones o debilidades son muy notables: la mayoría de los estudios son transversales, por lo que no se pueden inferir relaciones causales, además de resultar complejo controlar ciertas variables de confusión, como, por ejemplo, el tabaquismo, tampoco se especificó el tipo de café utilizado (con cafeína o descafeinado, con azúcar o sin azúcar, con crema añadida o sin ella…).

  También es preciso destacar que el café predominante en los estudios coreanos es el soluble o instantáneo, que mezclan con azúcar y cremas no lácteas que, en vez de reducir la adiposidad, contribuyen a aumentar significativamente el riesgo de obesidad, lo que siempre es crucial tener en cuenta, para no subestimar el efecto del café.

    De todas formas, los responsables de esta investigación se mostraron muy optimistas en sus conclusiones: “El consumo de café puede asociarse moderadamente con una reducción de la obesidad, evaluada por el IMC y el perímetro abdominal, particularmente en hombres. Aunque el efecto del café al respecto no es comparable con el efecto antiobesigénico de dietas equilibradas y del ejercicio físico, son tantos los estudios que evidencian un efecto protector del café frente al desarrollo de enfermedades crónicas, que su consumo regular puede formar parte de un estilo de vida saludable capaz de elevar globalmente el nivel de salud”.

  

  Consumo regular de café se asocia con menor adiposidad medida por DXA (absorciometría dual con rayos x) en mujeres


   En julio del 2020 se publicó (The Journal of Nutrition) un excelente estudio transversal que tuvo el mérito de evaluar la asociación entre el consumo de café y la adiposidad, tanto abdominal como la total, por un método fiable de medición: la absorciometría dual con rayos X (DXA). 16

   Para ello, se valieron de una gran muestra de estadounidenses, de 20 a 69 años, incluidos en la Encuesta Nacional de Salud y Examen de Nutriciónl (NHANES ), los de las oleadas 2003-2004 y 2005-2006.

  La información sobre el consumo de café, con cafeína y descafeinado, se obtuvo a través de un cuestionario de frecuencia de alimentos (categorizado como sin café, 0 a <0,25 taza / día, 0,25 a <1 taza / día, 1 taza / d, 2-3 tazas / d, o ≥4 tazas / día).

  En cuanto a la medición de la adiposidad, los autores, liderados por Chao Cao ( Facultad de Medicina de San Luis), justificaron la elección de la DXA, aduciendo que los otros métodos son menos fiables, como el IMC, la bioimpedancia (detecta la proporción de grasa) y  la medición del perímetro abdominal con cinta métrica (obesidad abdominal).

   Así, el IMC (Kg / talla2) no diferencia la masa grasa de la masa magra, esto es, la masa muscular y ósea (libre de grasa), por lo que una persona con mucha masa magra puede dar un alto IMC, sin tener obesidad, en tanto que un sujeto con excesiva grasa puede tener un peso normal y, por ello, dar un IMC normal.

    Por otra parte, la bioimpedancia, aunque mide la proporción de grasa, no objetiva la distribución corporal del tejido adiposo.

   En cuanto a la medición del perímetro abdominal para evaluar la obesidad abdominal o centrípeta, no deja de ser una medida simplista, aunque precisa. En cambio, la DXA mide fiablemente la grasa del tronco o/y abdomen del cuerpo humano.


   ¿Qué resultados obtuvieron?


  Pues que un mayor consumo de café, tanto con cafeína como descafeinado, se asoció con una reducción significativa, dosis-respuesta, del porcentaje de grasa corporal total, así como el del tronco, pero sólo entre las mujeres de la muestra.

  Así pues, las mujeres de 20 a 44 años que bebían 2-3 tazas diarias de café tenían menor grasa total y abdominal, al igual que las de 45 a 69 años que bebían 4 o más tazas diarias de café, con respecto a las que no bebían café de su mismo estrato etario. Además, estas boyantes asociaciones se mantuvieron entre las no fumadoras y entre las que no sufrían enfermedades crónicas.

   Aunque entre los hombres esta relación dosis-respuesta no fue significativa, los varones de 20 a 44 años que bebieron 2-3 tazas / día tenían 1.3% (IC 95%: -2.7%, 0.1%) menos de grasa total y 1.8% (IC 95% : -3,3%, -0,4%) menos de grasa en el tronco que los que no consumieron café. Mas en ellos, tal asociación sólo se apreció con café con cafeína.

    Los responsables de este estudio destacaron, en su análisis, que sus resultados fueron opuestos a los obtenidos en el metaanálisis de estudios observacionales (autoría coreana) referido en el punto anterior, en el que se apreció una asociación inversa entre el consumo de café y la obesidad en varones, no precisamente en las mujeres. Lo que atribuyeron a la medición menos fiable de la grasa total (IMC) y de la abdominal (perímetro abdominal), entre otros motivos (gran heterogeneidad, consumo de café instantáneo, mezclado con azúcar y cremas entre los participantes de los 5 estudios asiáticos).

    No obstante, otros autores también han observado una diferencia de género, favoreciendo a las mujeres, en la asociación entre el consumo de café, la obesidad abdominal y el síndrome metabólico17, 18 (incluye, como vimos antes, una serie de factores de riesgo cardiovascular, como la obesidad abdominal, hipertensión arterial, dislipemia y aumento de sensibilidad a la insulina).


    Consumo de café en el desayuno se asocia con menor adiposidad visceral y síndrome metabólico, todavía mayor cuando se contabiliza el consumo de pan


   El 11 de octubre del 2020 se publicó (Nutrients) un estudio transversal, de autoría japonesa, que reveló una asociación inversa entre el consumo de café y la adiposidad abdominal o visceral y el síndrome metabólico, pero con la particularidad de ser aún mayor cuando se sumaba el consumo de pan durante el desayuno.19

   Concretamente, el consumo de café se asoció con reducciones significativas de la obesidad abdominal y del síndrome metabólico: un 25% y un 30%, respectivamente. Lo que en absoluto se observó cuando el evaluado fue el té verde.

   Lo que llamó la atención fue que la combinación entre el consumo diario de café y la ingesta de pan durante el desayuno parecía aumentar la asociación inversa observada con el primero, pues, así, la reducción de la obesidad visceral fue del 46%, mientras que la disminución del síndrome metabólico alcanzó un porcentaje del 42%.

   La sorpresa de tal efecto sinérgico entre el café y el pan se deriva del hecho de que algún estudio previo había demostrado que el consumo de pan incrementa el riesgo de obesidad.20 Además, no se apreció una interacción entre el café y el pan.

   Aunque también es cierto que existen estudios que han demostrado una reducción significativa de la obesidad cuando el pan blanco (harina refinada) era sustituido con pan elaborado con granos enteros, esto es, con los tres integrantes de la semilla: germen, salvado y endosperma, mucho más rico en fibra que el pan blanco, elaborado con harina refinada, o sea, desprovista del germen. 21



Cortado (machiato) de café de especialidad



     ¿Cómo se midieron las variables principales de este estudio?


   El consumo de café, en los 3539 participantes de la muestra (1239 hombres y 2300 mujeres) se obtuvo mediante un cuestionario de frecuencia de alimentos y, luego, se clasificó en cuatro categorías: menos de una vez al día, una vez durante el día, dos veces/día y tres o más veces al día.

   El tejido adiposo visceral fue medido mediante impedancia bioeléctrica (cámara DUALSCAN, Omron), pues la medida del área de grasa intra-abdominal así medida, se correlaciona bien con la evaluada por tomografía computorizada en obesos, según habían revelado estudios previos.21

   Para la obesidad global se utilizó el IMC, en tanto que para el diagnóstico del síndrome metabólico se emplearon los criterios japoneses:  un perímetro abdominal  ≥85 cm, en mujeres; e ≥90 cm, en varones, y dos o más de los siguientes: presión arterial sistólica ≥ 130 mmHg, la diastólica ≥ 85 mmHg) o el uso de medicación antihipertensiva;  concentración sanguínea de triglicéridos ≥ 150 mg/dL; HDL-colesterol ≤ 40 mg/dL; glucemia elevada (hemoglobina glicosilada HbA1c ≥5.6%, o el empleo de fármacos antidiabéticos).

   Además de medir con cierta precisión las variables principales del estudio, se controlaron otras variables que pudieran alterar los resultados, las denominadas variables de confusión (tabaco, alcohol, actividad física, entre otras).


         

      Hipótesis plausibles


   El efecto antiobesigénico del café se ha observado en diversos experimentos moleculares, (posee más de 1000 moléculas), sobre todo, con la cafeína y el ácido clorogénico, el gran antioxidante del grano verde.


a)     Efectos de la cafeína

  En algún estudio se ha comprobado que la cafeína influye decisivamente en el balance energético, reduciendo la ingesta energética y, especialmente, incrementando el gasto energético, posiblemente por activar la grasa parda, de notable efecto termogénico.23


   ¿Qué es la grasa parda?


  La grasa parda o marrón es un tipo especial de tejido adiposo (se halla en cantidades significativas alrededor del cuello) que se activa cuando percibimos frío, a fin de generar calor (efecto termogénico), quemando triglicéridos y glucosa, y, así, mantener la temperatura corporal. De esta forma, también aumenta el gasto energético, o sea, contribuye a quemar más calorías.     

   En consecuencia, activar la grasa parda puede resultar muy ventajoso para nuestros intereses, por su relevante efecto antiobesigénico. En cambio, la grasa blanca, predominante en el organismo, acumula las calorías extras que consumimos o no somos capaces de quemar por escasa actividad física.


   ¿Cómo puede activarse la grasa parda?


     Para que su activación prospere resulta crucial que se active previamente una proteína, la termogenina o UCP-1 ( proteína desacopladora mitocondrial), que se halla en las mitocondrias del tejido adiposo marrón. La termogénesis así lograda es el principal mecanismo de generar calor en mamíferos hibernantes así como en niños recién nacidos.

     La práctica de actividad física, un estilo de vida altamente saludable, activa notablemente la grasa parda por varios mecanismos (por la adrenalina y noradrenalina liberadas por el sistema simpático, por la liberación de péptidos natriuréticos del corazón, al latir más intensa y frecuentemente con el ejercicio, así como por la segregación de mioquinas por los músculos contraídos, que convierten la grasa blanca en parda).


   Ahora vamos a ver cómo la cafeína activa la grasa parda.


  En junio del 2019 se publicó (Scientific Reports) un trabajo que demostró, tanto in vitro como in vivo, que la cafeína era capaz de activar la grasa parda, aumentando la expresión de UCP-1.24

    Aunque ya se conocía que la cafeína regulaba al alza la UCP1 en ratones obesos, se ignoraba cuán directamente podría afectar a la grasa parda de los seres humanos. Para demostrarlo, los investigadores utilizaron células de ratones y células madre de médula ósea humana cultivadas en un tubo de ensayo y luego administraron cafeína.

      Tras efectuar una serie de pruebas, incluyendo la tinción mitocondrial, microscopía electrónica de transmisión y análisis de expresión génica, observaron que el tratamiento de los cultivos celulares con cafeína aumentaba la expresión de la UCP-1 e incrementaba la actividad metabólica (aumento de la mitocondriogénesis, la glucolisis y fosforilación oxidativa).

  Además, apreciaron, en nueve voluntarios humanos sanos (IMC promedio de 23 kg/m2), tras consumir una bebida con cafeína o agua, que la cafeína aumentó la temperatura de la región supraclavicular (área de grasa parda), con respecto al valor previo, indicativo de termogénesis, lo que no se observó tras beber agua.


Efecto antiobesigénico del ácido clorogénico


   En julio del 2019 se publicó (Nurients) un estudio experimental, de autoría japonesa, que reveló cómo el consumo de café enriquecido en ácido clorogénico, durante 12 semanas, por adultos obesos, conseguía reducir el tejido adiposo visceral, la grasa abdominal, el IMC y el perímetro abdominal.25

     Para ello, 150 hombres y mujeres con sobrepeso (IMC: ≥25 a <30 kg / m2) fueron asignados aleatoriamente a dos grupos: el de intervención, en el que bebieron café instantáneo enriquecido en ácido clorogénico (369 mg ácido clorogénico / ración); y el control, que consumieron café no enriquecido con este polifenol (35 mg/ ración).

    Después de tomar el citado café, una vez al día, durante 3 meses, con periodos de observación previos y posteriores de cuatro semanas, apreciaron que las áreas de grasa visceral y de grasa abdominal total, el peso corporal y la circunferencia de la cintura disminuyeron significativamente en el grupo de intervención en comparación con el grupo de control, sin que, por otra parte, aparecieran efectos adversos.


       Impacto favorable del café en la microbiota intestinal


    La microbiota del intestino grueso es uno de los ecosistemas más habitados del planeta, pues alberga unos 10 billones de microorganismos (bacterias, levaduras, arqueas, virus) por lo que actualmente se la está identificando como un órgano independiente, con variadas funciones.

   Así, por ejemplo, las especies bacterianas predominantes corresponden a Bacteroidetes, Firmicutes, Actinobacteria, Proteobacteria, Fusobacteria, Cyanobacteria y Verrucomicrobia.

       Desde hace unos años se están publicando numerosos estudios científicos que muestran cuán importante es mantener una flora bacteriana saludable, que contribuya a reforzar la barrera intestinal evitando el paso al torrente sanguíneo de numerosos tóxicos y endotoxinas, netamente proinflamatorias, producidas por bacterias patógenas, que podrían aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares (eje microbiota intestino-corazón), neurodegenerativas y mentales (eje microbiota - intestino-cerebro), intestinales crónicas (eje intestino-intestino).

     En cuanto a la obesidad respecta, diversas revisiones de estudios científicos han revelado que la microbiota intestinal desempeña un papel determinante en el desarrollo de esta enfermedad crónica, pues los sujetos obesos tienen una flora intestinal menos diversa y rica que la de sujetos no obesos. Además de poseer bacterias intestinales de perfil proinflamatorio.26-28

   Así, en animales y personas obesas se ha constatado un aumento de firmicutes y una reducción de los bacteroidetes, lo hace que aumente la relación Firmicutes/Bacteroidetes, hecho que parece contribuir a un incremento de los depósitos energéticos y grasos.29-31

    Además, varias pruebas clínicas han revelado que un bajo nivel de las beneficiosas bifidobacterias parece contribuir al desarrollo de obesidad.32

  Por otra parte, tanto en hombres como en mujeres, ciertas especies bacterianas están asociadas con obesidad, como Staphylococcus aureus.33 De igual forma, se ha visto un incremento de la concentración de Enterobacteriaceae en sujetos obesos.34,35


      Bien, pero ¿cómo incide el café en la microbiota intestinal?


      Son varios los estudios que han mostrado cómo el café exhibe un efecto protector de nuestra flora intestinal, como, por ejemplo, los llevados a efecto por Jaquet y colegas, que revelaron (2009) que beber 3 tazas diarias de café, durante tres semanas, se vinculaba con un aumento de la actividad y concentración intestinal de especies bacterianas altamente saludables, como las de Bifidobacterium, en las 16 personas que participaron en el estudio.36

   Más recientemente, a finales de octubre del 2019, en el curso del Congreso Nacional de Gastroenterología, celebrado en San Antonio (Texas), organizado por el Colegio Americano de Gastroenterología, dos investigadores revelaron que un mayor consumo de café (cuando menos, 82,9 mg diarios de cafeína, o sea, un espresso o más) se asocia con una flora microbiana intestinal más rica (Odoribacter, Dialister, Fusicatenibactor, Alistipes, Blautia y varias cepas de Lachnospiraceae) y saludable, con aumento de la concentración de bacterias con marcado carácter antiinflamatorio (Faecalibacterium y Roseburia)  y reducción de algunas bacterias dañinas (Erysipelatoclostridium ramosum), netamente proinflamatorias, con respecto a los que consumían una cantidad diaria inferior (<82,9 mg/cafeína).37

   A esta conclusión llegaron tras efectuar 97 biopsias de mucosa intestinal mediante la realización de colonoscopia a 34 participantes. La identificación bacteriana se efectuó con métodos microbiológicos fiables y rigurosos (estudio del ADN bacteriano y secuenciación del rRNA, 16 segundos).

    De esta forma, los consumidores habituales de café podrían tener una microbiota intestinal más diversa y saludable, que contribuiría a reducir la inflamación de bajo grado que opera en las enfermedades más prevalentes, incluida la obesidad.

   Más tarde, en mayo del 2020, se publicó un trabajo(Nutrients) llevado a efecto por miembros de la Universidad de Oviedo, en el que se abunda en tales hechos, pues observaron un aumento de saludables bacterias intestinales (Bacteroides–Prevotella–Porphyromonas) en los bebedores de café, con respecto a los no bebedores.38

   

        Apuntes finales

    En fin, para prevenir y tratar la obesidad y sus temibles complicaciones es imprescindible implementar estrategias que eviten el sedentarismo y la comida chatarra a base de ultraprocesados, fomentando la práctica de actividad física regular, la adherencia a una dieta saludable como la Dieta Mediterránea y, como estrategia complementaria, consumir diariamente café, preferentemente de especialidad, bien tostado y preparado con técnica barista. De esta forma, también contribuiremos a elevar nuestra esperanza de vida en buena salud, pues tales estilos de vida protegen la integridad de nuestro material genético y reducen la tasa de muerte total y específica por las principales causas de enfermar y morir en el mundo: cardiovasculares, tumorales, respiratorias, metabólicas, neurodegenerativas, entre otras. 

                                                                              Dr. Félix Martín Santos

 

Bibliografía:

1.  World Health Organization. Obesity and overweight. 1 de abril de 2020. www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight.

2.  Prevalencia de sobrepeso y obesidad en España en el informe “The heavy burden of obesity” (OCDE 2019) y en otras fuentes de datos. Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

 3.  A new perspective on the health of canadians. A working document. Marc Lalonde, Minister of National Health and Welfare. Ottawa, April 1974.  http://www.phac-aspc.gc.ca/ph-sp/pdf/perspect-eng.pdf

 4. Estudio ALADINO 2019 sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España. Gobierno de España. Ministerio de Consumo. Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

5.  Berg AH, Scherer PE. Adipose tissue, inflammation, and cardiovascular disease. Circ Res 2005;96:939-949.        

6. Lau DCW, Dhillon B, Yan H, Szmitko PE, Verma S. Adipokines: molecular links between obesity and atherosclerosis. Am J Physiol Heart Circ Physiol 2005;288:H2031-H2041.         [ Links ]

 7. Fantuzzi G. Adipose tissue, adipokines, and inflammation. J Allergy Clin Immunol 2005;115:911-919.

8. Obesidad y Cáncer. Instituto Nacional del cáncer de EEUU. Revisión de 17 de enero del 2017. www.cancer.gov/espanol.

9. 'Obesity: Health and Economic Consequences of an inending global challenge' 2020.

10. Individuals with obesity and COVID‐19: A global perspective on the epidemiology and biological relationships. Barry M. Popkin Shufa Du William D. Green Melinda A. Beck Taghred Algaith Christopher H. Herbst Reem F. Alsukait Mohammed Alluhidan Nahar Alazemi Meera Shekar. Obesity Volume 21, Issue 11, November 2020.

11.Habitual coffee consumption and genetic predisposition to obesity: gene-diet interaction analyses in three US prospective studies. Tiange Wang, Tao Huang, Jae H. Kang, Yan Zheng, Majken K. Jensen, Janey L. Wiggs, Louis R. Pasquale, Charles S. Fuchs, Hannia Campos, Eric B. Rimm, Walter C. Willett, Frank B. Hu & Lu Qi. BMC Medicine volume 15, Article number: 97 (2017).

12.Qi Q, Chu AY, Kang JH, et al. Sugar-sweetened beverages and genetic risk of obesity. N Engl J Med. 2012;367:1387–96.

13.Qi Q, Chu AY, Kang JH, et al. Fried food consumption, genetic risk, and body mass index: gene-diet interaction analysis in three US cohort studies. BMJ. 2014;348:g1610.

14.   The effects of caffeine intake on weight loss: a systematic review and dos-response meta-analysis of randomized controlled trials. Reza Tabrizi,Parvane Saneei,Kamran B LankaraniORCID Icon,Maryam Akbari,Fariba Kolahdooz,Ahmad Esmaillzadeh. Journal

Critical Reviews in Food Science and Nutrition. Volume 59, 2019 - Issue 16

Pages 2688-2696 | Received 06 Feb 2018, Accepted 30 Jul 2018, Published online: 18 Oct 2018.

15.   Coffee Intake and Obesity: A Meta-Analysis. by Ariel Lee, Woobin Lim, Seoyeon Kim ,Hayeong Khil2,Eugene Cheon ,Soobin An ,SungEun Hong ,OrcID,Dong Hoon Lee OrcID,Seok-Seong Kang ,Hannah Oh,NaNa Keum, andChung-Cheng Hsieh. Nutrients 2019, 11(6), 1274; https://doi.org/10.3390/nu11061274. Received: 27 April 2019 / Revised: 19 May 2019 / Accepted: 29 May 2019 / Published: 5 June 2019.

16.   Regular Coffee Consumption Is Associated with Lower Regional Adiposity Measured by DXA among US Women. Chao Cao, Qinran Liu, Mohammad Abufaraj, Yunan Han, Tianlin Xu, Thomas Waldhoer, Shahrokh F Shariat, Shengxu Li, Lin Yang, Lee Smith. The Journal of Nutrition, Volume 150, Issue 7, July 2020, Pages 1909–1915. Kim JH, Park YS, Kim H.

17.   Association between metabolic síndrome and coffee consumption in the Korean population by gender: a cross-sectional study in Korea. Asia Pac J Clin Nutr. 2018; 27 (5): 1131-40.

18.   Grosso G, Stepaniak U, Micek A, Topor_ Madry R, Pikhart H, Szafraniec K, Pajak a. Association of dayli coffee and tea consumption and metabolic síndrome: results from the Polish armo f the HAPIEE study. Eur J Nutr. 2015; 54 (7): 1129-37.

19.   Daily Consumption of Coffee and Eating Bread at Breakfast Time Is Associated with Lower Visceral Adipose Tissue and with Lower Prevalence of Both Visceral Obesity and Metabolic Syndrome in Japanese Populations: A Cross-Sectional Study by Teruhide  Koyama, Mizuho Maekawa, Etsuko Ozaki, Nagato Kuriyama and Ritei Uehara. Nutrients 2020, 12(10), 3090; https://doi.org/10.3390/nu12103090. Received: 26 August 2020 / Revised: 2 October 2020 / Accepted: 5 October 2020 / Published: 11 October 2020.

20.   Bautista-Castaño, I.; Serra-Majem, L. Relationship between bread consumption, body weight, and abdominal fat distribution: Evidence from epidemiological studies. Nutr. Rev. 2012, 70, 218–233.

21.   Serra-Majem, L.; Bautista-Castaño, I. Relationship between bread and obesity. Br. J. Nutr. 2015, 113 (Suppl. S2), S29–S35.

22.   Ida, M.; Hirata, M.; Odori, S.; Mori, E.; Kondo, E.; Fujikura, J.; Kusakabe, T.; Ebihara, K.; Hosoda, K.; Nakao, K. Early changes of abdominal adiposity detected with weekly dual bioelectrical impedance analysis during calorie restriction. Obesity (Silver Spring) 2013, 21, E350–E353.

23.   Harpaz, E.; Tamir, S.; Weinstein, A.; Weinstein, Y. The effect of caffeine on energy balance. J. Basic Clin. Physiol. Pharmacol. 2017, 28, 1–10.

24.   Caffeine exposure induces browning features in adipose tissue in vitro and in vivo. Ksenija Velickovic, Declan Wayne, Hilda Anaid Lugo Leija, Ian Bloor, David E. Morris, James Law, Helen Budge, Harold Sacks, Michael E. Symonds & Virginie Sottile . Scientific Reports volume 9, Article number: 9104 (2019) 24 june 2019.

25.   Watanabe, T.; Kobayashi, S.; Yamaguchi, T.; Hibi, M.; Fukuhara, I.; Osaki, N. Coffee Abundant in Chlorogenic. Acids Reduces Abdominal Fat in Overweight Adults: A Randomized, Double-Blind, Controlled Trial. Nutrients 2019, 11, 1617.

26.   Sonnenburg JL, Bäckhed F. Diet-microbiota interactions as moderators of human metabolism. Nature. 2016;535:56–64. doi: 10.1038/nature18846.

27.   Castaner O, Goday A, Park YM, Lee SH, Magkos F, Shiow ST, et al. The gut microbiome profile in obesity: a systematic review. Int J Endocrinol. 2018;2018 4095789.

28.   Khan MJ, Gerasimidis K, Edwards CA, Shaikh MG. Role of gut microbiota in the aetiology of obesity: proposed mechanisms and review of the literature. J Obes. 2016;2016 doi: 10.1155/2016/7353642. 7353642.

29.   Koliada A, Syzenko G, Moseiko V, Budovska L, Puchkov K, Perederiy V, et al. Association between body mass index and Firmicutes/Bacteroidetes ratio in an adult Ukrainian population. BMC Microbiol. 2017;17:120. doi: 10.1186/s12866-017-1027-1.

30.   Mariat D, Firmesse O, Levenez F, Guimarăes V, Sokol H, Doré J, et al. The Firmicutes/Bacteroidetes ratio of the human microbiota changes with age. BMC Microbiol. 2009;9:123. doi: 10.1186/1471-2180-9-123.

31.   Greenhill C. Gut microbiota: Firmicutes and Bacteroidetes involved in insulin resistance by mediating levels of glucagon-like peptide 1. Nat Rev Endocrinol. 2015;11:254. doi: 10.1038/nrendo.2015.40.

32.   Stephens RW, Arhire L, Covasa M. Gut microbiota: from microorganisms to metabolic organ influencing obesity. Obesity (Silver Spring) 2018;26:801–9. doi: 10.1002/oby.22179.

33.   Collado MC, Isolauri E, Laitinen K, Salminen S. Distinct composition of gut microbiota during pregnancy in overweight and normal-weight women. Am J Clin Nutr. 2008;88:894–9. doi: 10.1093/ajcn/88.4.894.

34.   Balamurugan R, George G, Kabeerdoss J, Hepsiba J, Chandragunasekaran AM, Ramakrishna BS. Quantitative differences in intestinal Faecalibacterium prausnitzii in obese Indian children. Br J Nutr. 2010;103:335–8. doi: 10.1017/S0007114509992182.

35.   Santacruz A, Collado MC, García-Valdés L, Segura MT, Martín-Lagos JA, Anjos T, et al. Gut microbiota composition is associated with body weight, weight gain and biochemical parameters in pregnant women. Br J Nutr. 2010;104:83–92. doi: 10.1017/S0007114510000176

36.   Jaquet M, Rochat I, Moulin J, Cavin C, Bibiloni R. Impact of coffee consumption on the gut microbiota: a human volunteer study. Int J Food Microbiol 2009; 130: 117–21.

37.   Coffee drinkers have healthier gut microbiotas, Medical News Today. October 30. 2019

38.   Long-Term Coffee Consumption is Associated with Fecal Microbial Composition in Humans by Sonia González ,Nuria Salazar,Sergio Ruiz-Saavedra,María Gómez-Martín, Clara G. de los Reyes-Gavilán  and Miguel Gueimonde. Nutrients 2020, 12(5), 1287; https://doi.org/10.3390/nu12051287. Received: 14 April 2020 / Revised: 25 April 2020 / Accepted: 28 April 2020 / Published: 1 May 2020

Obesidad:efecto:antiobesigénico del café

                              Jaime Alejos, campeón de España de cata de café (SCA 2019), representando a España en el campeonato del mundo ...