miércoles, 6 de julio de 2022

CÁNCER DE ENDOMETRIO: POTENCIAL EFECTO PREVENTIVO DEL CAFÉ

 

Laura, reconocida barista, preparando café con la V60



    El consumo prolongado y regular de café parece ser capaz de reducir el riesgo del cáncer ginecológico más prevalente: el de la mucosa del cuerpo del útero, esto es, el de endometrio. Además, ejerciendo un efecto dosis- respuesta, pues el porcentaje de reducción del riesgo se acrecienta con el número de tazas  consumidas de esta bebida universal. Son tantas las pruebas científicas que están revelando este aserto como para animar a dos prestigiosas organizaciones científicas internacionales, el Instituto Americano de Investigación del Cáncer (American Institute for Cancer Research) y la Fundación Internacional de Investigación sobre el Cáncer(Cáncer (World Cancer Research Fund), a catalogar al café como un verdadero factor protector de cáncer de endometrio. Así lo plasmaron en un informe conjunto, en el que analizaron todos los estudios científicos de relieve que tenían como  objetivo fundamental investigar si tanto la dieta como la actividad física eran capaces de prevenir el cáncer: “Endometrial Cancer 2013 Report; Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Endometrial Cancer”.1

         


                                        Importancia del cáncer de endometrio

   A nivel mundial, el cáncer de endometrio es el sexto más frecuente en mujeres. Es bastante más prevalente en países avanzados, de alto nivel de desarrollo, como en Norteamérica, en países del centro y del oeste de Europa, mientras que en los estados del centro y del occidente de África se observan las menores tasas de incidencia, la cual  parece aumentar a medida que estos países desfavorecidos empiezan a mejorar sus condiciones socioeconómicas, como si hubiera algún factor de riesgo vinculado con la opulencia y el modo de vida occidental. A pesar de ello, como era de esperar, el pronóstico y el porcentaje de supervivencia de los cánceres diagnosticados a mujeres de los países ricos es mucho mayor que a las de los países en vías de desarrollo.

    En España, datos de la Sociedad Española de Oncología (SEOM) y de la Sociedad Española contra el Cáncer (aecc) revelan que el cáncer de endometrio es el cuarto más frecuente en mujeres, después del de mama, colon y pulmón. Además, es el cáncer ginecológico más frecuente, cuya incidencia aumenta netamente a partir de la menopausia.

    Dado que este tumor maligno suele dar síntomas precozmente, cuando las pacientes son diagnosticadas es común que estén en estadios iniciales (I y II), lo que confiere un mejor pronóstico. Tanto es así que la supervivencia a los 5 años del tratamiento oscila de un 83% a un 90% (datos de la SEOM).


                                                    Factores de riesgo

    Tanto la SEOM como la aecc cargan las tintas en factores hormonales, dado que su riesgo se incrementa en situaciones en las que el nivel de estrógenos no es equilibrado con el correspondiente nivel de progesterona, como sucede a partir de la menopausia, momento en que se frena la producción de hormonas sexuales femeninas, especialmente de progesterona.

 Algo parecido sucede con el tratamiento hormonal sustitutivo que se prescribe en el climaterio femenino, puesto que la mayoría de los preparados comerciales son a base de estrógenos. Por eso la Agencia Internacional para la Investigación  del Cáncer ( IARC ), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), desaconsejó el empleo de este tratamiento hormonal de reemplazo durante la menopausia, por comprobar fehacientemente que incrementa el riesgo de desarrollar este cáncer, por lo que fue una de las doce recomendaciones de carácter antitumoral recogidas en su Código Europeo contra el Cáncer, publicado en octubre del 2014.3

  Según la SEOM, situaciones en que existen desproporcionados niveles de estrógenos con respecto a los de  progesterona son algunas de las siguientes: obesidad, tener una menstruación precoz y una menopausia tardía, tumores ováricos que producen muchos estrógenos…

   Existen otros factores de riesgo de desarrollar este tumor maligno: tratamiento con radiación del área pelviana, la combinación de obesidad, hipertensión y diabetes, haber recibido tratamiento con tamoxifeno para el cáncer de mama, etc.


               ¿Qué otros factores causales se destacan en los estudios internacionales?

    Si nos basamos en el informe del 2013 del Instituto Americano de Investigación del Cáncer y de la Fundación Mundial de Investigación del Cáncer, mencionado anteriormente,  observaremos el gran peso etiológico que le dan al incremento de grasa corporal, en todas sus formas (obesidad global, obesidad centrípeta…), llegando a catalogarla como un factor convincente de riesgo, siendo, además, dosis-dependiente.  Apuntan, en su trabajo conjunto, un incremento de un 16% del riesgo de cáncer de endometrio por cada 5 kilos de peso ganados. 

    Pero ¿a qué atribuyen este exceso de riesgo ejercido por la obesidad? Pues gran parte de la culpa se la echan a la capacidad de las células grasas (adipocitos) de producir hormonas sexuales y no sexuales (adipokinas), que aumentan la resistencia a la insulina y, por tanto, su concentración sanguínea (hiperinsulinemia), que parece incrementar el riesgo de cánceres de colon y de endometrio, y posiblemente de páncreas y riñón.4 Se han visto receptores de insulina en la membrana de las células malignas de estos tumores malignos, que si resultaran estimuladas por esta hormona acabarían incrementando  la proliferación de sus cancerígenas células y reduciendo su muerte o suicidio natural (apoptosis). Por otra parte, también hay estudios in vitro que revelan que los adipocitos son capaces de producir sustancias proinflamatorias y, por esta vía, predisponer a procesos tumorales.

   Estos investigadores también consideran a una dieta rica en carbohidratos, especialmente los refinados y procesados industrialmente (más común de ver en países ricos) como un factor de riesgo de desarrollar cáncer de endometrio. Sin embargo,  al exceso dietético de azúcares, que ellos denominan “Glicaemyd load”, le otorgan un peso causal algo menor que a la obesidad, puesto que no observan un riesgo convincente sino probable. También  echan gran parte de la culpa a la hiperinsulinemia subsiguiente. Además, creen que tales dietas incrementan el estrés oxidativo y, por ende, el riesgo de este cáncer.

     Por otra parte, estos autores consideran que la citada hiperinsulinemia aumenta la biodisponibilidad del denominado  factor de desarrollo de insulina (IGF-1), que actuaría potenciando el efecto tumoral de la primera. Finalmente, estas dos últimas sustancias parecen aumentar indirectamente la concentración de estrógenos, pues mitigan la síntesis de una sustancia que reduce la concentración de estos últimos: la denominada proteína o globulina de unión a hormonas sexuales (sex hormone -binding globuling).

      Parece, pues, que tanto la hiperinsulinemia como el aumento de estrógenos no compensados o equilibrados por  progesterona son dos factores decisivos en el desarrollo de cáncer de endometrio.

   Con todos estos datos no pretendo aburrir ni agotar las ganas de seguir leyendo este artículo, sino que mi objetivo es transmitir cierta información que pueda ser válida para entender por qué el café y la actividad física aeróbica se comportan como dos factores preventivos de este cáncer: parecen ser capaces de reducir los niveles sanguíneos de ambas hormonas. Ambas medidas o estilos de vida se comportarían entonces como verdaderos factores de prevención primaria de cáncer de endometrio.

    Como el tema está dedicado al café nos centraremos en las siguientes líneas en el efecto beneficioso, protector o preventivo de cáncer endometrial ejercido por tal bebida.


                      


 

                                            Efecto preventivo del café

    Voy a referir los estudios de mayor rigurosidad científica: primero, varios de carácter prospectivo o de cohortes; segundo, varios metaánalisis o revisiones exhaustivas de un conjunto de estudios científicos sobre el tema.


                Estudios de cohorte o prospectivos

    El primer estudio prospectivo que probó una asociación inversa significativa entre el consumo de café y el cáncer endometrial fue publicado en el año 2008 en International Journal of Cancer. un grupo de investigadores japoneses tuvieron el honor de efectuarlo.5 Lo que hicieron fue seguir durante 15 años a 53.724 japonesas, de 40 a 69 años de edad, todas libres de este cáncer al inicio del estudio y la inmensa mayoría no tomaban durante la menopausia el tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos (no suele prescribirse en el país del Sol Naciente). Durante estos 15 años fueron 117 mujeres las diagnosticadas de este tumor maligno. Tras emplear el consiguiente aparato estadístico (cálculo de riesgos con la regresión de Cox) llegaron a revelar  que el consumo de café reducía el riesgo del citado cáncer, con un efecto dosis-respuesta, dado que las damas que consumían una o dos tazas de café al día veían reducido en un 49% el citado riesgo, mientras que las que  bebían tres o más tazas diarias lo veían reducido hasta un 62% (HR: 0,38). Como buenos investigadores controlaron todas las variables de confusión que pudieran alterar los resultados (tabaco, alcohol, edad de la menopausia, tratamiento hormonal sustitutivo, consumo de verduras, de carnes rojas, té…). Lo que también llegaron a mostrar es que el consumo de té no comportaba beneficios similares.

   El siguiente estudio prospectivo de calidad contrastada que probó una asociación inversa entre el consumo regular de café y el cáncer de endometrio se publicó en agosto del 2012 en una revista de prestigio (International Journal of Cancer). Tuvo el mérito de ser el estudio que dispuso de la mayor muestra estudiada hasta entonces: 226.732 mujeres de 50 a 71 años.  Todas ellas incluidas en el estudio sobre Dieta y Salud, perteneciente a los prestigiosos Institutos Nacionales de Salud del gobierno federal de EEUU (NIH-AARP Diet and Health Study).

  Durante los 9,3 años de seguimiento 1486 mujeres desarrollaron cáncer de endometrio. Al aplicar el correspondiente aparato estadístico, controlaron, obviamente,  todas las variables de confusión, pero en este caso efectuando tres subgrupos de análisis: el de las fumadoras; el de las que recibieron tratamiento hormonal sustitutivo; y en el que valoraron el índice de masa corporal, a fin de ver las diferencias en mujeres con sobrepeso y obesidad. Pues bien,  lo que comprobaron es que las mujeres que tomaban tres o más tazas de café al día veían reducido el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio en un 36% (HR: 0,64) con respecto a las que no lo consumían. Además, observaron que el beneficio era casi tan similar para las que lo consumían descafeinado como para las que lo consumían íntegro, esto es, con cafeína. Por otra parte, comprobaron que el beneficio era mínimo entre las mujeres que habían recibido estrógenos (estradiol) durante la menopausia. En cambio, las que sufrían sobrepeso y obesidad eran las que más se benefician, pues veían reducido en un 44% el riesgo de desarrollar tal tumor maligno, al igual que las que nunca habían recibido tratamiento hormonal sustitutivo:  46% de reducción del citado riesgo.

    Estos investigadores se atrevieron a efectuar la siguiente sugerencia: ” El consumo regular de café puede servir como una potencial estrategia quimiopreventiva de cáncer de endometrio, especialmente en las mujeres de más riesgo”. 6

                     


                                                          Metaanálisis

a)     Primeros metaanálisis

    Durante el 2009, Bravi y colegas publicaron los resultados de una revisión exhaustiva de estudios observacionales ( dos estudios de cohorte y siete estudios de casos y control), que permitió constatar una asociación inversa entre el consumo de café y el riesgo de cáncer de endometrio, pues los grandes consumidores cuando se los comparaba con los no bebedores de café se beneficiaban de una reducción del 36% del citado riesgo.7

    Posteriormente, durante el 2011 se publicó en una revista de prestigio de oncología (BMC Cancer) los resultados de una revisión de 59 estudios observacionales (40 son de cohorte), que también revelaron una reducción significativa del riesgo de desarrollar cáncer de endometrio por parte de las grandes bebedoras de café con respecto a las no bebedoras, pero en este caso menor que en estudios previos: 18% de reducción.8

 

b)      Metaanálisis de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard

   Un año más tarde, Youjin y Giovannucci, pertenecientes al Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, publicaron en otra revista anglosajona de prestigio (International Journal of Cancer) los resultados de otra revisión exhaustiva de 16 estudios observacionales ( 10 de casos y control y 6 de cohortes). Su estudio tuvo la particularidad de evaluar las diferencias de resultados entre las diversas regiones del mundo. Así los  mejores resultados los comprobaron en los estudios japoneses, con una reducción del 60% del riesgo, con respecto a los cinco estudios de USA/Canadá (31% de reducción) y los ocho de Europa (21% de disminución).9


c)      Metaanálisis y estudio prospectivo británico

    En marzo del 2015 se publicó en otra revista científica americana de reconocido prestigio (The american Journal of clinical Nutrition) los resultados de otro metaanálisis más un estudio prospectivo británico (UK Million Women Study), en el que siguieron a una gran muestra de mujeres (poco más de medio millón). Sus resultados no revelaron ninguna asociación entre la ingesta de té y el cáncer de endometrio, mientras que sí que observaron una asociación inversa entre el consumo de café y el riesgo ulterior de este tumor maligno, pero de carácter débil; un 2% de reducción del riesgo con cada taza de café.10


d)     Metaanálisis dosis respuesta de estudios prospectivos

     En agosto del 2015 se publicó otro metaanálisis, más ambicioso y probablemente el de mayor meticulosidad y amplitud de miras, pues en él se analizaron sólo estudios de cohorte o prospectivos (de mayor calidad científica),  en los que se consideró tanto la ingesta de café con cafeína como sin ella, así como la concentración de cafeína en mg/día. Además, valoraron algo muy importante: la posible relación lineal o dosis-respuesta entre café, descafeinado, y cantidad de cafeína ingerida (miligramos por día).11

  Estos investigadores (liderados por Quan Zhou y Jian Guou Zhou) fueron muy selectivos, pues de los 198 estudios observacionales analizados sólo 13 cumplieron con sus estrictos criterios de selección. Aún así se juntaron con una gran muestra: 1.534.039 participantes.

 ¿Qué es lo que demostraron? 

   Pues una intensa asociación inversa entre el consumo de café y la incidencia de cáncer de endometrio entre las mujeres que nunca habían tomado tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos así como entre las que tenían sobrepeso u obesidad (Índice de Masa Corporal igual o superior a 25 Kg/m2): 40% y 43% de reducción, respectivamente. Por otra parte, las que tomaban café íntegro o normal veían reducido globalmente su riesgo en un porcentaje del 34 % (RR: 0,66), mientras que lo tomaban descafeinado experimentaban un descenso del riesgo del 33% (RR: 0,77). 

   Cuando valoraron la relación dosis respuesta, comprobaron que el riesgo se reducía globalmente un 5% por cada taza de café bebida; un 7% por cada taza de café con cafeína y un 4% con café descafeinado. Además, por cada 100 mg de cafeína ingerida por día el riesgo se reduce en un 4%.

   Su análisis no concluyó aquí, pues se permitieron el lujo de criticar al metaanálisis y estudio prospectivo británico, descrito anteriormente, afirmando que su validez es menor por no incluir en su revisión a cuatro grandes estudios de cohorte, que incluían 369.624 participantes y 2000 casos de cáncer de endometrio. Además, los británicos, al igual que los anteriores metaanálisis, no exploraron las  relaciones entre las diferentes dosis de cafeína y los tipos de café (con o sin cafeína) ni tampoco las relaciones lineales o dosis-respuesta.

   Concluyen, pues, su extraordinaria revisión diciendo: “El consumo de café y de cafeína puede reducir significativamente la incidencia de cáncer de endometrio, y estos efectos pueden ser modificados por el IMC y la historia de terapia hormonal sustitutiva con estrógenos”.


         




         

e)       Resultados concordantes en metaanálisis de estudios de cohorte italiano (2017)  

          Dos años más tarde, en noviembre del 2017 se publicó (Nutrients) otro metaanálisis  de estudios prospectivos, donde también evaluaron las relaciones dosis-respuesta.12

    Los autores del mismo, Alessandra Lafranconi y colegas, observaron en los 12 estudios prospectivos seleccionados una clara relación dosis-respuesta entre el consumo de café y el riesgo de cáncer de endometrio, pues cuanto mayor era el primero más se reducía el segundo. Así, tras aplicar el correspondiente aparato estadístico (riesgos relativos, control de las principales variables de confusión, entre otras técnicas) comprobaron que las mujeres que bebían 4 tazas diarias de café experimentaban una significativa reducción del riesgo de cáncer de endometrio: del 20% (RR 0,80; IC 95%: 0,72 a 0,89).  Tal porcentaje de reducción se incrementaba hasta un 24% cuando se trataba de cánceres en mujeres postmenopáusicas.  


f) Espaldarazo de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF)

   Etas prestigiosas entidades, dependientes de la OMS, analizando  metaanálisis dosis-respuesta del Proyecto de Actualización Continua (CUP) de estudios de cohortes sobre el consumo de café y el riesgo de cáncer, revelaron una asociación convincente y robusta entre el consumo regular de café y una reducción del riesgo de cáncer de endometrio y de cáncer de hígado. Además, la evidencia se consideró sugestiva para el riesgo de cánceres de boca, faringe y laringe, y de cáncer de piel. (13, 14).

g)     

            Revisión general (umbrela) de metaanálisis de estudios observacionales    

     En marzo del 2020 se publicó una revisión general de metaanálisis de estudios observacionales, cuyo objetivo principal fue valorar posibles asociaciones entre el consumo de café y cánceres diversos, que confirmó las conclusiones de la OMS del 2018: sólida evidencia de una asociación inversa dosis-respuesta entre el consumo de café y los cánceres de endometrio e hígado. (15)


h)            Más evidencias: otro metaanálisis de estudios observacionales (2022)

     Posteriormente, en enero del 2022, se publicó otro metaanálisis de estudios observacionales (12 de casos y control y 12 de cohortes), que incluyó a 699 234 participantes, con 9833 casos incidentes de cáncer de endometrio, con resultados fructíferos para las amantes del café. (16)

   Efectivamente, los autores, Yoy Gao y colegas (China) observaron una significativa reducción del riesgo de cáncer endometrial (30%, para estudios de cohorte; 32%, para los de casos y control) para las categorías más altas de consumo de café con respecto a las más bajas. También apreciaron una mejor respuesta (asociación inversa más fuerte) en las bebedoras de café con cafeína (34% de reducción del riesgo), en las de mayor IMC (35%: RR: 0,65; IC 95%, 0,54-0,69), en las que nunca habían recibido tratamiento hormonal sustitutivo con estrógenos y en las no fumadoras.

                                         Hipótesis más plausibles

     La investigación científica actual permite colegir que el consumo regular y prolongado de café reduce el riesgo de cáncer de endometrio porque ocasiona una sensible disminución de las concentraciones sanguíneas de insulina y de estrógenos, cuyo exceso contribuye decisivamente al desarrollo de este tipo de cáncer. Recordemos que las células tumorales del endometrio tienen bastantes receptores de insulina, que cuando resultan activados por esta hormona se disparan los mecanismos mitóticos o de proliferación celular maligna al tiempo que se frenan los mecanismos de muerte o suicidio celular (apoptosis).

  Vamos a centrarnos en los efectos del café que tienden a reducir la hiperinsulinemia, como sigue:

·        El consumo de café incrementa la sensibilidad y la efectividad de la insulina, lo que permite reducir su concentración sanguínea, esto es, la hiperinsulinemia.17 Efectivamente tanto el café completo como el descafeinado reducen los niveles de insulina, especialmente en las mujeres con sobrepeso.18 A esto se debe gran parte del efecto antidiabético del café: un 8% de reducción del riesgo de diabetes por cada taza de café.

·        El consumo de café también reduce la concentración de una sustancia que eleva la concentración de insulina: el factor de desarrollo de insulina (IGF-I), por lo que por esta vía también contribuye a reducir la hiperinsulinemia.

·        Tanto el café entero como el descafeinado reducen los niveles del péptido C plasmático, un reconocido marcador de secreción insulínica, por lo tanto, tenderán a reducir las concentraciones de esta última.19

·        El café se asocia con un incremento de los niveles de la proteína o globulina de unión a hormonas sexuales (SHBG), que al unirse o atrapar a los estrógenos, acaba reduciendo su nivel plasmático. Precisamente la insulina hace todo lo contrario, por lo que de esta forma una hormona, la insulina, contribuye a aumentar las concentraciones de otra, el estradiol. 20

  Además de la cafeína el café tiene otros múltiples compuestos que pueden exhibir propiedades antitumorales. Así sucede con los diterpenos, cafestol y kawheol, que han mostrado capacidad para inhibir el efecto de carcinógenos tan potentes como los hidrocarburos aromáticos policíclicos, como el benzopireno.201Además, el ácido clorogénico exhibe grandes propiedades antioxidantes y una relevante capacidad para incrementar la sensibilidad de la insulina.

   A continuación, vamos a ver un vídeo en el que resumo gran parte de lo aquí expuesto.


   En fin, toca ya concluir este tema, en el que volvemos a apreciar una loable capacidad del café: reducir sensiblemente el riesgo del tumor ginecológico más frecuente, el del endometrio o mucosa del cuerpo del útero. Un motivo más para disfrutar  de esta saludable infusión.

                                                      

                                                     Dr. Félix Martín Santos

Bibliografía:

1Endometrial Cancer 2013 Report; Food, Nutrition, Physical Activity, and the Prevention of Endometrial Cancer”. American Institute for Cancer Research/ World Cancer Research Fund. Continuous Update Project (CUP).

2 Ferlay J, Shin HR, Bray F et al. GLOBOCAN 2008, Cancer Incidence and Mortality Worldwide: IARC CancerBase No. 10 [Internet]. Lyon, France: International Agency for Research on Cancer; 2010. Available from: http://globocan.iarc.fr 2010.

3 European Code Against Cancer: 12 ways to reduce your cancer risk.  International Agency for Research on Cancer. World Health Organization. October 2014.

4 Calle EE and Kaaks R. Overweight, obesity and cancer: epidemiological evidence and proposed mechanisms. Nat Rev Cancer, 2004; 4: 579-91.

5 Coffee consumption and risk of endometrial cancer: a prospective study in Japan.

Shimazu TInoue MSasazuki SIwasaki MKurahashi NYamaji TTsugane SJPHC Study Group Members of the Japan Public Health Center-based Prospective Study.

Int J Cancer. 2008 Nov 15;123(10):2406-10. doi: 10.1002/ijc.23760.

 

6 A prospective investigation of coffee drinking and endometrial cancer incidence   Marc J. Gunter Jennifer A. Schaub,Xiaonan Xue, Neal D. Freedman, Mia M. Gaudet, Thomas E. Rohan,  Albert R.Hollenbeck and Rashmi Sinha.   International Journal of Cancer.  Volume 131, Issue 4pages E530–E536, 15 August 2012

7 Bravi F. et al. Coffee drinking and endometrial cancer risk: a meta-analysis of observational studies.Am J Obstet Gynecol 200, 130–135, (2009).10.1016/j.ajog.2008.10.032.

8  Yu X., Bao Z., Zou J. & Dong J. Coffee consumption and risk of cancers: a meta-analysis of cohort studies. BMC Cancer 11, 96, (2011).10.1186/1471-2407-11-96.

 9 Je Y. & Giovannucci E. Coffee consumption and risk of endometrial cancer: findings from a large up-to-date meta-analysis. Int J cancer. 131, 1700–1710, (2012).10.1002/ijc.27408

10 Wu W. et al. Tea and coffee and risk of endometrial cancer: cohort study and meta-analysis. Am J Clin Nutr 101, 570–578, (2015).10.3945/ajcn.113.081836

 11  Coffee consumption and risk of endometrial cancer: a dose-response meta-analysis of prospective cohort studies. Sci Rep. 2015; 5: 13410. Published online 2015 August 25. doi: 10.1038/srep13410 Quan ZhouMei-Ling LuoHui LiMin Li, and Jian-Guo Zhou.

12. Coffee Decreases the Risk of Endometrial Cancer: A Dose–Response Meta-Analysis of Prospective Cohort Studies.  Alessandra Lafranconi, Agnieszka Micek, Fabio Galvano, Sabrina Rossetti, Lino Del Pup,Massimiliano Berretta, and Gaetano Facchini  Nutrients. 2017 Nov; 9(11): 1223.

13. World Cancer Research Fund Network: Non-alcoholic drinks and the risk of cancer. In: Continuous Update Project. 2018.

14. International Agency for Research on Cancer Group: Evaluation of drinking coffee, maté, and very hot beverages. In: IARC Monographs. 2018.

15. Coffee drinking and cancer risk: an umbrella review of meta-analyses of observational studies. Long-Gang Zhao, Zhuo-Ying Li, Guo-Shan Feng, Xiao-Wei Ji, Yu-Ting Tan, Hong-Lan Li, Marc J. Gunter & Yong-Bing Xiang. BMC Cancer. Published: 05 February 2020. Number 101

16. Association between coffee drinking and endometrial cancer risk: A meta-analysis. Yu Gao,Peiling Zhai,Fang Jiang,Fushun Zhou,Xinbo Wang First published: 19 January 2022 https://doi.org/10.1111/jog.15139. The Journal of Obstretics and Gynaecology Research.

17. Arnlov J, Vessby B, Riserus U. Coffee consumption and insulin sensitivity. JAMA. 2004;291:1199–201.

18  Wu T, Willett WC, Hankinson SE, Giovannucci E. Caffeinated coffee, decaffeinated coffee, and caffeine in relation to plasma C-peptide levels, a marker of insulin secretion, in U.S. women. Diabetes Care.2005;28:1390–6.

19 Wu, T, Willett, W.C., Hankinson, S.E & Giovannucci, E. Caffeinated coffee, decaffeinated coffee, and caffeine in relation to plasma C-peptide levels, a marker of insulin secretion, in U.S. women. Diabetes Care 28, 1390-1396 (2005).

20 Ferrini RL, Barrett-Connor E. Caffeine intake and endogenous sex steroid levels in postmenopausal women. The Rancho Bernardo Study. Am J Epidemiol. 1996;144:642–4.

21 Cavin C, Holzhaeuser D, Scharf G, Constable A, Huber WW, Schilter B. Cafestol and kahweol, two coffee specific diterpenes with anticarcinogenic activity. Food Chem Toxicol. 2002;40:1155–63.

 



21 Cavin C, Holzhaeuser D, Scharf G, Constable A, Huber WW, Schilter B. Cafestol and kahweol, two coffee specific diterpenes with anticarcinogenic activity. Food Chem Toxicol. 2002;40:1155–63.

 

viernes, 1 de julio de 2022

ASOCIACIÓN ENTRE EL CONSUMO REGULAR DE CAFÉ Y UNA REDUCCIÓN DE LAS TASAS DE MORTALIDAD TOTAL Y ESPECÍFICA POR CAUSAS (Primera parte)

Alfonso Aguado, maestro barista, preparando café con la V60.

 

   La asociación entre el consumo regular de café y las tasas de mortalidad total y específica por las principales causas de enfermar y morir es de tipo inverso, esto es, cuanto mayor es la ingesta de esta bebida universal menores son las tasas de mortalidad citadas. Esta rotunda afirmación está avalada por una  reciente serie de estudios epidemiológicos observacionales de tipo prospectivo (cohortes), efectuados en gran parte del mundo: EEUU, Europa y Asia. Además,  tales investigaciones están mostrando que los mayores beneficios se obtienen con un consumo diario de cuatro a cinco tazas de café.


 

              Estudio pionero de gran rigor científico

  A pesar de que el café es una de las bebidas más consumidas en el mundo, hasta hace muy poco desconocíamos que el consumo regular de esta bebida universal se asocia a una reducción tanto de la tasa global de muerte cuanto de la específica por las principales causas de enfermar y morir en los países desarrollados.

    Aunque ya se disponía de algún estudio epidemiológico que había valorado tal asociación, fue un extraordinario estudio norteamericano el que reveló los datos más concluyentes, el  Estudio de Dieta y Salud (AARP Diet and Health Study), llevado a cabo por miembros del Instituto Nacional de Estados Unidos (NHS), publicado en mayo del 2012 en New England Journal of Medicine, la revista médica de mayor impacto en el mundo.1

   Se trata de un estudio observacional prospectivo en el que evaluaron, en una gran muestra de personas (229.119 hombres y 173.141 mujeres), la posible asociación entre el consumo de café y la mortalidad, con resultados francamente esperanzadores para los consumidores habituales de esta popular bebida.

    Efectivamente, tras aplicar el correspondiente aparato estadístico (regresión de Cox con control de los principales factores de confusión),  observaron, a la conclusión de los 13 años de seguimiento (entre 1995 y 2008), una significativa asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad, esto es, a mayor consumo de café apreciaron reducciones mayores del riesgo de muerte.

    Así, en varones se apreció que la reducción del riesgo de muerte osciló desde un 6% para los bebedores de una taza diaria hasta un 12% para los que consumieron cuatro a cinco tazas al día (HR: 0,88; IC 95% de 0,84 a 0,93), pasando por el 10% de reducción en los bebedores de dos a tres tazas. Los que bebieron diariamente seis o más tazas de café también se beneficiaron de un 10% de  reducción del riesgo de muerte, cuando eran comparados con los  nunca bebedores.

   Las mujeres que consumían diariamente café experimentaron similares reducciones del riesgo de muerte cuando se las comparaba con las que no lo bebían, que oscilaron entre un 5% de disminución para las que sólo bebían una taza diaria hasta un 16% de descenso de muerte entre las que consumían 4 o 5 tazas al día (HR:  0,84; IC entre 0,79 y 0,90), bajando a un 15% entre las que bebían seis o más tazas diarias.

    En definitiva, la reducción del riesgo de muerte global  entre los bebedores de cuatro a cinco tazas de café al día fue de un 12 % en varones y un 16% en mujeres.

   Además, este estudio permitió observar, que los que bebían más café también fumaban más, bebían más alcohol practicaban menos actividad física aeróbica, comían más carnes rojas y menos frutas y verduras. Es decir, se comprobó una asociación entre la ingesta de café y estilos de vida poco saludables, Pues bien, a pesar de ello, la reducción de la tasa total de muerte exhibida por el café se observó en prácticamente todas las personas que seguían  esos nefandos estilos de vida menos en las expuestas a uno: el tabaquismo, la primera causa de muerte evitable. Por ello, la mejor inversión en salud para un fumador activo es dejar de fumar.

    En este estudio epidemiológico también se observó una reducción de la tasa específica de muerte por una serie de enfermedades: cardiovasculares, respiratorias, infartos cerebrales, diabetes, infecciones, lesiones y accidentes. Sin embargo, no se apreció una disminución de la tasa de muerte por tumores malignos.

  Finalmente, este trabajo prospectivo mostró similares reducciones del riesgo de muerte entre los bebedores de café descafeinado.


 

          Revisión sistemática y metaanálisis de estudios previos

    Dos años más tarde, en abril del 2014, se publicó en una revista de prestigio (British Journal of Nutrition) una revisión exhaustiva y un  metaanalisis de todos los estudios epidemiológicos de cohorte (prospectivos), 2  publicados hasta junio del 2013, que valoraron el consumo regular de café y la mortalidad total, en el que también incluyeron el estudio anteriormente descrito.

   Los autores del trabajo,  Youjin Je, (Universidad de Kyung Hee, de Seul) y Edward Giovannucci, (Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Boston),  evaluaron un gran número de casos de muerte (129.538 ) acaecidos en un colectivo de casi un millón de personas (973.904) ,  pertenecientes a los veinte estudios prospectivos que fueron elegidos, tras superar los rigurosos criterios de selección.

   Sus resultados también fueron favorables para los consumidores de café, dado que observaron una reducción del 14% del riesgo de muerte total (RR: 0,86; IC entre 0,80 y 0,92)  entre las personas que bebían más café  (5 a 6 tazas diarias) con respecto a los que no consumían nada o muy poco ( menos de una taza al día).

   En este metaanálisis llamó la atención que la reducción del riesgo de muerte fue similar entre los que consumieron de dos a cuatro tazas diarias que entre los consumidores de cinco a nueve tazas al día.

   La reducción del citado riesgo de muerte fue similar en hombres y mujeres: 19% y 16%, respectivamente.

   Por regiones geográficas, la reducción del riesgo de muerte resultó ser mayor para los ocho estudios europeos y para los tres estudios japoneses ( 22%  y 18%, respectivamente), que para los nueve estudios de USA  ( 12%  de reducción).

    En esta exhaustiva revisión de estudios epidemiológicos previos sólo se valoró la asociación entre el consumo regular de café y la mortalidad total. En consecuencia, no se consideró la posible asociación entre el consumo de café y la mortalidad específica por enfermedades cardiovasculares, respiratorias, ictus, cánceres u otras enfermedades.


      Estudio prospectivo de cohorte en población japonesa: Valoración de la asociación entre el consumo de café y la mortalidad total y por enfermedad específica

   En mayo del 2015 se publicó en The American Journal of Clinical Nutrition ,  revista oficial de la Asociación Americana de Nutrición, un gran estudio prospectivo japonés, cuyo principal objetivo fue estudiar la asociación entre el consumo habitual de café y la mortalidad tanto la total (por todas las causas) cuanto la específica por enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias, cáncer, lesiones y otras causas de muerte.4

   Los autores del estudio, pertenecientes a centros dependientes de las Universidades de Tokio y de Osaka, estudiaron una muestra de 90.917 japoneses, inicialmente sanos, de 40 a 69 años,  durante un periodo de seguimiento de 17,8 años, al cabo de los cuales fallecieron 12.874 personas.

   Tras aplicar el correspondiente método estadístico (regresión proporcional de Cox y estricto control de variables de confusión), comprobaron una asociación inversa entre el consumo regular de café y la mortalidad total, tanto en hombres como en mujeres, dado que la reducción del riesgo era mayor a medida que aumentaba el consumo hasta conseguir el beneficio máximo con 3-4 tazas de café al día : 24% de disminución del riesgo de muerte por todas las causas ( 0,76; IC 95% entre 0,70 y 0,83), cuando se los comparaba con los nunca bebedores de café.

    Un consumo superior a 5 tazas de café al día también se acompañó de una reducción del riesgo de mortalidad total, aunque en menor proporción, 15%, similar a la observada con los bebedores de 1 a 2 tazas diarias.

    En cuanto a la posible asociación del café con enfermedades específicas, este estudio japonés reveló una significativa reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias  y cerebrovasculares , que también alcanzó el máximo con ingestas diarias de 3-4 tazas de café:  36% , 40% y 43%, respectivamente.

     ¿Por qué se observa tan notable reducción del riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, respiratorias e ictus?

     Los investigadores de este gran estudio epidemiológico establecen hipótesis para intentar explicar la gran reducción del riesgo de muerte específico por enfermedades cardiovasculares (Infarto agudo de miocardio, angina inestable, muerte súbita por arritmias…), respiratorias y cerebrovasculares (ictus), en relación con el consumo regular de café.

    Dado que tanto las enfermedades cardiovasculares como las cerebrovasculares se deben al desarrollo acentuado y progresivo de inflamación en la íntima de las arterias (endotelio), responsable, a su vez, de la arteriosclerosis que acaba con la obstrucción de arterias coronarias y cerebrales, respectivamente,  todo aquello que reduzca la inflamación del lecho arterial y que mejore la función y reparación del endotelio arterial tiene grandes posibilidades de frenar o, incluso, revertir la tan temida arteriosclerosis. Pues bien, el ácido clorogénico contenido en el café  es un compuesto fenólico con gran potencia antioxidante y antiinflamatoria, además de reducir el riesgo de hipertensión arterial 5 y de hiperglucemia (reduce la absorción de la glucosa) 6,7, dos reconocidos factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.

     Por otra parte, hay estudios que han revelado que la cafeína del café mejora la función endotelial, activando la síntesis del beneficioso óxido nítrico, 8 y promoviendo la reparación endotelial9.

  Con respecto a la reducción del riesgo de muerte por enfermedades neumológicas, también abogan a favor del efecto antiinflamatorio del ácído clorogénico 10, dado que la inflamación es el hecho patogénico fundamental de estos procesos.


 


   Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard: Asociación del consumo de café con la mortalidad total y la específica por causas en tres grandes estudios de cohorte prospectivos

  En diciembre del 2015 se publicó en una revista médica de gran prestigio (Circulation) un nuevo estudio epidemiológico de carácter prospectivo que valoró la asociación entre el consumo de café (total, con cafeína y descafeinado) y la mortalidad total y por causa específica en tres grandes muestras de personas: 74.890 enfermeras del famoso Estudio de Salud de Enfermeras (NHS: Nurses’ Health Study), 93.054 enfermeras del segundo Estudio de Salud de Enfermeras ( NHS II), y los 40.557 varones del Estudio de Seguimiento de Profesionales de Salud (HPFS: Health Professionals Follow-up).11

   El intervalo de seguimiento de estas tres grandes muestras fue muy notable, pues la primera cohorte de enfermeras se reclutó en 1976 (mujeres de 30 a 55 años procedentes de 11 estados de USA); la segunda cohorte de estas profesionales (NHS II) empezó a andar en 1989 (enfermeras de 25 a 42 años), en tanto que la cohorte de varones, proveedores de salud, empezó a funcionar en 1986.   

    El consumo de café fue evaluado mediante cuestionario de frecuencia de alimentos, una vez, al inicio del estudio y, luego, periódicamente a lo largo del seguimiento (cada cuatro años).

  Los investigadores, miembros de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, comprobaron, tras emplear un impecable aparato estadístico (regresión proporcional de Cox, control de variables de confusión, análisis de sensibilidad, entre otros), que los resultados eran diferentes según se controlara o no el tabaquismo. Así, cuando esta variable se incluía, esto es, cuando se hacía el cálculo sin excluir a los fumadores, se observaba una asociación no lineal entre el consumo de café (con cafeína, descafeinado y total) y la mortalidad, dado que el consumo de 1 a 5 tazas de café al día se asociaba con una reducción similar del riesgo de muerte, mientras que, en cambio, el consumo superior a 5 tazas diarias no se asociaba con el riesgo de muerte.

   Sin embargo, cuando se excluían a los fumadores, se observaba que los nunca fumadores que bebían café con respecto a los no bebedores del mismo se beneficiaban con una reducción lineal (dosis-respuesta) del riesgo de muerte, o sea, a mayor consumo de café menor mortalidad. Así, los que bebían una taza al día se beneficiaban con una reducción del 6% en la tasa de muerte, los que ingerían de 1,1 a 3 tazas diarias experimentaban una reducción del 8%, los que consumían de 3,1 a 5 tazas de café al día eran los que más se beneficiaban, pues la reducción del riesgo de muerte total alcanzaba un porcentaje del 15% (HR: 0,85; IC  0,79-0,92).

Además, los que bebían más de 5 tazas diarias de café también veían reducido el riesgo de muerte global, un 12%.

   Este hecho diferenciador, lo atribuyen a que usualmente los que beben más café, por ejemplo más de 5 tazas diarias, también fuman más. De esta forma, el tabaco tiende a aminorar el efecto protector del café. Por el mismo motivo, estos investigadores observaron un aumento del riesgo de muerte por cáncer de pulmón y por enfermedades respiratorias en el colectivo global, en el que se incluye a fumadores.

    Sin embargo, cuando sólo se estudia a los nunca fumadores, el consumo de café no se asocia a un aumento del riesgo de muerte por estas enfermedades neumológicas, cuando se les compara con los no bebedores de café.

   Con respecto a la asociación entre el citado consumo de café y la mortalidad específica por causa, en este estudio se observó una significativa reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, neurológicas, diabetes tipo II, ictus y por suicidio, con respecto a las enfermeras y profesionales de salud (varones) que no bebían café.

    Finalmente, los beneficios se obtienen igualmente con el consumo de café con cafeína o sin ella (descafeinado).


Instituto Nacional del Cáncer de EEUU: Asociación entre el consumo de café y la mortalidad total y especifica

   El 15 de diciembre del 2015 se publicó en una revista de epidemiología de calidad contrastada (American Journal of Epidemiology) un gran estudio prospectivo liderado por Erikka Loftfield , 12 perteneciente al departamento de Epidemiología Oncológica y Genética (sección de Epidemiología Nutricional) del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, cuyo objetivo fundamental fue, de nuevo, evaluar una posible asociación entre el consumo regular de café con cafeína, descafeinado e, incluso, aditivos con café  y la mortalidad total y específica por causas. Para ello, controlaron durante 9 años a  90.317 adultos norteamericanos ( screening de cáncer de ovario, colon y recto, pulmón y próstata), inicialmente sanos, falleciendo, durante el periodo de seguimiento, 8178 individuos.

  Tras aplicar, como siempre en estos estudios, un riguroso método estadístico (regresión proporcional de Cox, con estricto control de múltiples variables de confusión), observaron que los bebedores habituales de café, comparados con los no lo bebían, se beneficiaban de una significativa reducción de la mortalidad, que también resultó lineal y dosis dependiente, pues osciló desde un 6%, en los bebedores de sólo una taza al día, hasta un 21%, en los que bebían de cuatro a cinco tazas diarias, pasando por un 18% de reducción, en los que consumían de dos a tres tazas al día. Además, los que bebían 6 o más tazas al día también experimentaban una sensible disminución del riesgo de muerte: un 16% (HR: 0,84, IC 95% 0,75 a 0,95).

    En este estudio vuelven a apreciarse resultados favorables para los amantes del café, incluso en los que lo beben sin cafeína o en ciertos aditivos que lo contienen (productos lácteos, ciertas cremas sin leche, preparados con miel, azúcar o edulcorantes).

  En cuanto a la asociación con enfermedades específicas, este estudio revela una asociación inversa del café con muertes por enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes, neumonías y gripe y autolesiones (suicidio o no). Sin embargo, como en otros estudios, no se observa una reducción de la mortalidad global por cánceres, que ellos atribuyen, en parte, al escaso seguimiento (9 años), porque, aseguran, el café reduce inequívocamente el riesgo de algunos tumores malignos prevalentes, como los cánceres de hígado y de endometrio.

 En su meditada discusión, al final del artículo, arguyen que el consumo regular de café puede reducir el riesgo de muerte porque se asocia a una reducción de la inflamación, mejora la función pulmonar, aumenta la sensibilidad de la insulina y reduce la depresión mental.


  Asociación entre el consumo de café y la mortalidad total y específica por causa entre poblaciones no blancas del estudio de cohorte multiétnico (EEUU)

    Como el anterior estudio se había efectuado casi exclusivamente en población blanca (de origen predominantemente anglosajón) de colectivos de cierto nivel educativo como el constituido por las enfermeras y por los profesionales de salud del sexo masculino (veterinarios, odontólogos, podólogos, fisioterapeutas, etc), surgen lícitas dudas a la hora de  generalizar los resultados a poblaciones de otras etnias y nivel cultural.

    El posible sesgo del anterior estudio, intentó subsanarse mediante la investigación publicada el 11 de julio del 2017 en Annals of Internal Medicine,13  efectuada  con una  Cohorte Multiétnica, constituida por 185.855 personas de orígenes distintos: afroamericanos, nativos de Hawái, americanos de origen japonés, latinos (iberoamericanos) y blancos, que se reclutaron entre 1993 y 1996.

   Obviamente, el objetivo fue examinar la asociación entre el consumo de café y el riesgo de muerte total y específico por causa en la citada población.

 Pues bien, tras un periodo de seguimiento de 19 años (de 1993 al 2012) se observó, tras aplicar el correspondiente método estadístico (regresión proporcional de Cox y estricto control de todas las variables de confusión, con el tabaquismo a la cabeza), que los consumidores habituales de café, con respecto a los que nunca lo consumen, se beneficiaban con una significativa reducción del riesgo de muerte total, de carácter lineal, que osciló entre un 12% entre los que bebían una taza al día, hasta el 18% de los que bebían diariamente de dos a tres tazas (HR: 0,82; IC  0,79 a 0,86). Los que bebían más de cuatro tazas al día también experimentaron una reducción del 18% de la tasa de muerte total.

    En cuanto a la mortalidad específica por causa, se comprobó que los bebedores de café, con respecto a los no bebedores, tenían menores tasas de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, respiratorias, ictus, diabetes, enfermedad renal y cáncer.

   Estos resultados boyantes se observaron en todas las etnias participantes menos en una: los nativos de Hawái.

    Finalmente, los resultados fueron similares entre los que consumían café con cafeína o sin ella.


   


     Consumo de café y mortalidad en 10 países europeos: Un estudio de cohorte multinacional

        Este es el título del artículo publicado el mismo día, 11 de julio del 2017, y en la misma revista que el estudio precedente, Annals of Internal Medicine. Se trata de un estudio prospectivo europeo ( European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition: EPIC), efectuado con una muestra de algo más de medio millón de personas (521.330), pertenecientes a 10 países europeos, incluyendo España. Durante el seguimiento de los participantes, que no fue precisamente corto, 16 años, dio tiempo a contabilizar 41.693 fallecimientos.14

  En este trabajo no sólo examinaron la posible asociación entre el consumo de café y la mortalidad total y por causa específica sino también, en un subgrupo de pacientes, analizaron una serie de marcadores biológicos en el suero, a fin de evaluar la función hepática, la inflamación y el metabolismo.

  El volumen de café consumido por los ciudadanos de estas diez naciones europeas fue variable, siendo Italia el país donde consumen menos café (media: 91 ml/día, los hombres; 93 ml /día, las mujeres) en tanto que Dinamarca registra los mayores consumos ( media: 900 ml/día, tanto hombres como mujeres).

  También en este estudio se ha comprobado que los bebedores de café, a diferencia de los que no lo beben, suelen ser más jóvenes, fuman más, consumen más carnes rojas y procesadas, beben más alcohol, y comen menos frutas y verduras.

   Tras el correspondiente análisis estadístico (modelos multivariables de la regresión de cox y estricto control de variables de confusión),  se apreció un hecho muy repetido en este contenido: una sensible reducción del riesgo de mortalidad total entre los consumidores regulares de café, cuando eran comparados con los que nunca lo bebían.

   Concretando, diremos que los varones que bebían tres o más tazas de café al día (cuartil más alto), con respecto a los no bebedores, experimentaban reducciones de un 18% del riesgo de muerte por todas las causas (HR: 0,82; IC 95%; 0,76 a 0,89), mientras que las mujeres que bebían similares cantidades experimentaban una reducción del 8% de la mortalidad total (HR: 0,92; IC 95%, 0,87 a 0,98), con respecto a las no consumidoras.

Estos investigadores también observaron que los bebedores de café descafeinado se beneficiaban de similares reducciones de la mortalidad que los bebedores de café sin eliminar la cafeína.



           ¿Cómo fue la asociación entre el café y la mortalidad por causa específica de este estudio europeo? 

   Se observó una intensa asociación inversa entre el consumo regular de café y la mortalidad por enfermedades digestivas (a más consumo menos mortalidad), sobre todo, en hombres, dado que los mayores consumidores (tres o más tazas al día), con respecto a los que no lo ingerían, veían reducido el riesgo de muerte en un porcentaje del 59%. Aunque las mujeres que consumían más café también se beneficiaron de notables reducciones del riesgo de muerte por enfermedades digestivas: 40%.

     En este estudio se observó  que algo más de una tercera parte de las muertes por procesos digestivos correspondieron a enfermedades del hígado, sobre todo, cirrosis. Pues bien, el consumo regular de café se asocia a una intensa reducción del riesgo de muerte por enfermedades hepáticas (80%), lo que no se aprecia con el resto de enfermedades digestivas.

     La enfermedad más agraciada por el café es la  cirrosis, tanto la etílica como la de otro origen, incluyendo hígado graso: 79% de reducción del riesgo de muerte (HR: 0,21; IC 95%, 013 a 0,34).

    El consumo habitual de café también se asoció inversamente con la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, especialmente en las mujeres, que se beneficiaron de una significativa reducción del riesgo de muerte por ictus: 30 % (HR: 0,70; IC 95% 0,55 a 0,90).

    En cuanto a la mortalidad global por cánceres, el café no reveló reducciones significativas. Aunque sí observaron una sensible reducción del riesgo de cáncer de hígado, tanto en hombres como en mujeres.

    En este estudio llamó la atención una reducción del riesgo de muerte por cáncer de pulmón por parte de los mayores consumidores de café, cuando se los comparaba con los no bebedores.

               ¿Qué observaron en el subgrupo de participantes nunca fumadores?

      Como era de esperar, los nunca fumadores que bebían más volúmenes de café experimentaban mayores reducciones de la mortalidad total.

     Cuando lo que se analizaba era la mortalidad específica, los grandes bebedores de café que nunca habían fumado también experimentaron significativas reducciones del riesgo de muerte global por cáncer, además de relevantes reducciones del riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, digestivas y respiratorias.

          ¿Cómo afectó el consumo regular de café a los marcadores biológicos?

    Pues, comparados con los no bebedores de café o con muy bajo consumo, los que lo consumían en mayores cantidades (tres o más tazas diarias), tenían menos concentraciones plasmáticas de enzimas indicativas de daño hepático (GOT, GPT, GGT, fosfatasa alcalina) y mayores niveles de albúmina (proteína sintetizada en el hígado).

     Además, en las mujeres, a diferencia de los varones, el mayor consumo de café se asoció con una mayor reducción de la Proteína C Reactiva (PCR), un marcador inespecífico de inflamación, y de altos niveles del vulgarmente llamado colesterol bueno, esto es, el HDL-colesterol, que se asocia a una reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares.

    En hombres, en cambio, la ingesta habitual de café se asoció con una sensible reducción del riesgo de muerte por suicidio.

    Los autores concluyen el estudio diciendo lo siguiente: “ Nuestros resultados sugieren que el mayor consumo de café se asocia a  un menor riesgo de muerte por varias causas, especialmente por enfermedades digestivas y cardiovasculares. La consistencia y similitud de los resultados de este estudio europeo con los obtenidos en otros estudios de cohorte, efectuados en diversas partes del mundo, así como los favorables datos observados en los biomarcadores biológicos, indicando que los bebedores de café tienen una mejor función hepática y menor carga de inflamación que los que nunca lo consumen o lo beben esporádicamente, soportan la hipótesis de que el café puede conferir saludables beneficios. Dado que su consumo es un estilo de vida modificable, sus potenciales beneficios clínicos deben ser encarecidamente considerados.”

 Asociación entre el consumo de café y la mortalidad en una gran cohorte británica (UK Biobank)

   Este estudio prospectivo, publicado en agosto de este año en JAMA Internal Medicine, ha tenido el gran mérito de ser el primero en tener en cuenta las variantes genéticas (polimorfismos genéticos) responsables de una mayor o menor metabolización hepática de la cafeína.

   La muestra de personas evaluada fue muy notable, casi medio millón (498 134 ), seguidas durante  10 años, al cabo de los cuales se llegó a conclusiones similares: una asociación entre el consumo regular de café y una reducción de la tasa de muerte por todas las causa, que osciló desde un 8% en los bebedores de una taza diaria hasta un 16% en los que bebían  6 a 7 tazas diarias. Además, los grandes consumidores de café, 8 o más tazas diarias, también se beneficiaron con una reducción significativa de la tasa de muerte: un 14%. Por otra parte, estos boyantes resultados no se alteraron en las personas que metabolizaban la cafeína más lenta o más rápidamente. Finalmente, los bebedores de café descafeinado se beneficiaron de igual forma.15

   “Nuestros hallazgos sugieren que otros compuestos del café, diferentes a la cafeína, representan un papel capital en la reducción de la tasa de muerte observada con su consumo habitual, pues se obtienen resultados similares con café descafeinado. Además, permiten afirmar con cierta seguridad que el café debe formar parte de cualquier dieta saludable”, concluyen los autores.

  

Consumo de café y mortalidad total en una cohorte mediterránea

   El 23 de noviembre del 2018 se publicó en una revista especializada en el tema (The American Journal of Clinical Nutrition ) un excelente estudio prospectivo de autoría española, “El Seguimiento Universidad de Navarra (SUN)”.

    Los responsables del mismo, Adela M. Navarro y colegas, investigadores del CIBEROBN, adscritos al grupo de medicina Preventiva de la Universidad de Navarra, también observaron una mayor longevidad entre los bebedores regulares de café, tras estudiar a 20. 000 voluntarios, graduados universitarios de toda España, durante 10 años.

 En esencia, apreciaron una reducción del 22% en la tasa de muerte por todas las causas entre los consumidores de 2 tazas diarias de café. Aunque los más gratificados fueron  los que tenían 55 o más años: 34%  de disminución (HR: 0.67; 95% CI: 0.52, 0.86). 16

  Estos favorables resultados se obtuvieron tanto bebiendo café con cafeína como con descafeinado, incluso con el soluble.


     Para no alargar mucho más esta entrada, analizaré en la siguiente el aluvión de estudios epidemiológicos publicados en los últimos años (sobre todo, en el 2021) que han seguido constatando una asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad total y específica.


Brindemos con café de especialidad infusionado con la Chemex 

   En fin, concluyamos el tema brindando a la salud de todos con una copa de café de especialidad infusionado con la Chemex. Sí, deseo que, durante este año, tanto la salud como la escurridiza felicidad os acompañen fielmente. Un fuerte abrazo.

                               

                                                                 Dr. Félix Martín Santos

 

Fuentes bibliográficas:

1.      Freedman ND, Park Y, Abnet CC, Hollenbeck AR, Sinha R.  Association of coffee drinking with total and cause-specific mortality. N Engl J Med2012;366:1891–904.

2.      Je Y, Giovannucci E. Coffee consumption and total mortality: a meta-analysis of twenty prospective cohort studies. Br J Nutr 2014;111:1162–73.

3.      Am J Clin Nutr. 2015 May;101(5):1029-37. doi: 10.3945/ajcn.114.104273. Epub 2015 Mar 11.

4.      Association of coffee intake with total and cause-specific mortality in a Japanese population: the Japan Public Health Center-based Prospective Study.

Saito EInoue MSawada NShimazu TYamaji TIwasaki MSasazuki SNoda M1Iso HTsugane S.

5.      Yamaguchi T, Chikama A, Mori K, Watanabe T, Shioya Y, Katsuragi Y, Tokimitsu I. Hydroxyhydroquinone-free coffee: a double-blind, randomized controlled dose-response study of blood pressure. Nutr Metab Cardiovasc Dis 2008;18:408–14.

6.        Johnston KL, Clifford MN, Morgan LM. Coffee acutely modifies gastrointestinal hormone secretion and glucose tolerance in humans: glycemic effects of chlorogenic acid and caffeine. Am J Clin Nutr2003;78:728–33.

 

       7.    van Dam RM, Hu FB. Coffee consumption and risk of type 2 diabetes: a systematic  

  review. JAMA 2005;294:97–104

        8. Zucchi R, Ronca-Testoni S.  The sarcoplasmic reticulum Ca2+ channel/ryanodine

             receptor: modulation by endogenous effectors, drugs and disease states. Pharmacol

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    9.pyridopoulos I, Fichtlscherer S, Popp R, Toennes SW, Fisslthaler B,Trepels T, Zernecke A, Liehn EA, Weber C, Zeiher A. Caffeine enhances endothelial repair by an AMPK-dependent   mechanism. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2008;28:1967–74.

10. Andersen LF, Jacobs DR, Carlsen MH,  Blomhoff R. Consumption of coffee is associated with reduced risk of death attributed to inflammatory and cardiovascular diseases in the Iowa Women's Health Study. Am J Clin Nutr2006;83:1039–46

 

 11. Circulation. 2015 Dec 15;132(24):2305-15. doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.115.017341.     Epub 2015 Nov 16. Association of Coffee Consumption With Total and Cause-Specific Mortality in 3 Large Prospective Cohorts. Ding MSatija ABhupathiraju SNHu YSun QHan JLopez-Garcia EWillett Wvan Dam RM1Hu FB

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13.  Association of coffee consumption with total and cause-specific mortality among nonwhite populations.  Annals of Internal Medicine. 11 July 2017.

14. Ann Intern Med. 2017 Jul 11. doi: 10.7326/M16-2945. Coffee Drinking and Mortality in 10 European Countries: A Multinational Cohort Study.

Gunter MJMurphy NCross AJDossus LDartois LFagherazzi GKaaks RKühn TBoeing HAleksandrova KTjønneland AOlsen AOvervad KLarsen SCRedondo Cornejo MLAgudo ASánchez Pérez MJAltzibar JMNavarro CArdanaz EKhaw KTButterworth ABradbury KETrichopoulou ALagiou PTrichopoulos DPalli DGrioni SVineis PPanico STumino RBueno-de-Mesquita BSiersema PLeenders MBeulens JWJUiterwaal CUWallström PNilsson LMLandberg RWeiderpass ESkeie GBraaten TBrennan PLicaj IMuller DCSinha RWareham NRiboli E

15.Association of Coffee Drinking With Mortality by Genetic Variation in Caffeine MetabolismFindings From the UK Biobank

Erikka Loftfield, PhDMarilyn C. Cornelis, PhDNeil Caporaso, MD; et alKai Yu, PhDRashmi Sinha, PhDNeal Freedman, PhD. JAMA Intern Med. 2018;178(8):1086-1097. doi:10.1001/jamainternmed.2018.2425

16. Coffee consumption and total mortality in a Mediterranean prospective cohort

Adela M Navarro Miguel Á Martinez-Gonzalez Alfredo Gea Giuseppe Grosso José M Martín-Moreno Esther Lopez-Garcia Nerea Martin-Calvo Estefanía Toledo

The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 108, Issue 5, 1 November 2018, Pages 1113–1120. 23 November 2018


Cáncer de boca: causas, prevención y efectos protectores del café

  Oscar de Toro Santos, maestro barista, preparando café con la Chemex    En los últimos años se está observando un incremento preocupante d...