miércoles, 13 de julio de 2022

CÁNCER DE HÍGADO: POTENCIAL EFECTO PREVENTIVO DEL CAFÉ

 


Cortesía de Jairo, experto barista.


        En la última década se están multiplicando los estudios científicos que revelan una asociación inversa entre  el consumo regular de café y el riesgo de desarrollar cáncer de hígado, que, además, es dosis dependiente, esto es, cuanto mayor es el consumo de café menor es el riesgo de cáncer hepático.


                            Importancia del cáncer de hígado

El cáncer de hígado es uno de los tumores malignos más prevalentes, pues es el quinto que más frecuentemente se diagnostica en varones y el segundo que causa más muertes a nivel mundial. En las damas, es el séptimo cáncer más diagnosticado y el sexto como causa de mortalidad. En España, cada año lo desarrollan 3000 varones y 1300 mujeres (casos nuevos), lo que viene a significar una tasa de incidencia de unos 10 casos por cada 100.000 varones y 2,5 por cada 100.000 mujeres, similar a la tasa de Francia.

    La importancia y relevancia de este cáncer determinó que  la campaña de salud pública del 2013, promovida por Organización Mundial de Gastroenterología (WGO), representada en España por la Fundación Española del aparato Digestivo (FEAD), se dedicara a la prevención, sensibilización, diagnóstico y tratamiento del cáncer de hígado. Precisamente, el día 29 de mayo del 2013, Día Mundial de la Salud Digestiva, “se estableció como objetivo ofrecer recomendaciones a la población y a los pacientes para la prevención y el tratamiento del cáncer de hígado”, según explicó el doctor Enrique Domínguez Muñoz, presidente de la FEAD.

      Los expertos de la Fundación Española del Aparato Digestivo recomiendan principalmente dos tipos de medidas preventivas: control de los factores de riesgo de cáncer hepático y la promoción de programas de detección precoz.

     La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ofrece una nítida y entendible información sobre los diversos aspectos de este tumor. Me voy a basar en ella para explicar las causas y la prevención de este tumor maligno.


                                       Factores de riesgo de cáncer hepático

     El tumor primario hepático más frecuente es el denominado hepatocarcinoma (80 a 90% del total), seguido a gran distancia por otros tipos histológicos (colangiocarcinoma, angiosarcoma y el hepatoblastoma). Por otra parte, el hígado y el pulmón son los órganos que más frecuentemente sirven de asiento de metástasis de tumores primarios de otras localizaciones.


    La causa más frecuente de hepatocarcinoma es la cirrosis, pues entre el 60 al 90% de estos tumores malignos se desarrollan sobre hígados cirróticos. Las causas fundamentales de cirrosis en España son el alcohol, el virus de la hepatitis C y el virus de la hepatitis B.

      Otras causas menos frecuentes son unas toxinas derivadas de un hongo (aflatoxinas), capaz de contaminar ciertos alimentos ( nueces y cacahuetes, por ejemplo); el acúmulo excesivo de hierro en el hígado (hemocromatosis); y el polvo de cloruro de vinilo (suele causar angiosarcomas).


    En España, el Alcoholismo o Trastorno por Consumo de Alcohol es responsable de un 40 a un 50% de los casos de cirrosis. Por otra parte, el alcohol empeora la función del hígado en pacientes con enfermedades hepáticas de otra naturaleza. Son bastantes los estudios científicos que han demostrado que la supresión del alcohol por parte de las personas con cirrosis etílica comporta una relevante mejoría de su función hepática, aunque no desaparezca absolutamente el riesgo de desarrollar cáncer.

    Las infecciones crónicas por el virus de la hepatitis B y por el virus de la hepatitis C, ambas causantes de cirrosis, son dos factores causales de primer orden de cáncer de hígado. Es más, las personas portadoras del virus de la hepatitis B tienen un riesgo aproximadamente 100 veces superior al de la población general de desarrollar hepatocarcinoma.

    En España, se ha observado en los últimos años una reducción notable de la hepatitis B, a consecuencia de la efectividad de la vacuna, establecida obligatoriamente en el calendario vacunal. Por consiguiente, también están reduciéndose las cirrosis y cánceres de hígado dependientes de ella.

    Las áreas de alta incidencia de hepatocarcinoma  corresponden al sudeste asiático y al África subsahariana, donde el factor de riesgo fundamental es la infección por el virus de la hepatitis B, seguido por la exposición a la aflatoxina B1. En cambio, en Europa y América la cirrosis etílica es la causa más frecuente de cáncer hepático, dado que hasta el 15% de las  personas con esta hepatopatía crónica pueden sufrir una transformación maligna de su  hígado.

    La diabetes también es un factor de riesgo asociado al desarrollo de este tumor maligno. El tabaco aumenta el riesgo, mientras que el consumo de café lo reduce sensiblemente.


                                                            Prevención

                 Prevención primaria

     Las medidas de prevención primaria pretenden evitar que aparezca la enfermedad, esto es, nuevos casos de cáncer de hígado (tasa de incidencia).

     Los expertos de la FEAD, al igual que los de la SEOM,  recomiendan dos medidas básicas de prevención del hepatocarcinoma:

1)     El control eficaz de los factores de riesgo, para lo cual se aconsejan las siguientes medidas:

·        La promoción de campañas de sensibilización y prevención del alcoholismo, sobre todo entre los jóvenes. Obviamente si ya padecen el Trastorno por Consumo de Alcohol será preciso establecer buenas estrategias de desintoxicación, de deshabituación y, en definitiva, de plena rehabilitación de estos pacientes.

·        También se recomienda concienciar a la gente sobre las vías de transmisión de la hepatitis vírica (especialmente la C). Se debe insistir en el uso del preservativo en las relaciones sexuales siempre que se desconozca si la pareja es monógama o si puede padecer hepatitis.

·         Por supuesto, habrá que seguir vacunando a toda la población frente a la hepatitis B.

·        El actual tratamiento de la hepatitis C, muy efectivo, está contribuyendo decisivamente a reducir sus temibles complicaciones: cáncer de hígado y cirrosis.

·         Habrá que luchar contra la adicción a drogas por vía parenteral. En caso de uso de jeringas, deberán emplear las desechables, que, además, no deben compartir con nadie.

      Como ya sabemos, estas son medidas de prevención primaria (reducimos los casos nuevos y, por ello, la incidencia).


Prevención secundaria: diagnóstico precoz y tratamiento inmediato

2)       Resulta crucial la promoción de programas de detección precoz de cáncer de hígado en los pacientes incluidos en grupos de riesgo. Se trata de aplicar medidas de prevención secundaria, esto es, de diagnóstico precoz y tratamiento curativo. Con ellas podríamos alcanzar supervivencias a los cinco años de hasta un 70%. Es una lástima que no se apliquen correctamente, a tenor de la baja proporción de diagnósticos precoces en nuestro país: el 10%. La medida diagnóstica más efectiva y precoz en grupos de riesgo es la práctica de una ecografía semestral.  Las guías europeas del  2012 y sucesivas (Asociación Europea para el Estudio del Hígado) recomiendan practicar esta técnica de imagen a los siguientes pacientes:

1)     Los que sufren cirrosis hepática por cualquier causa.

2)     Tienen hepatitis B activa y antecedentes familiares de cáncer de hígado.

3)     Padecen hepatitis C crónica y daño hepático avanzado.

       Es bueno  mencionar que la realización del test sanguíneo para la determinación del marcador tumoral hepático, alfa-fetoproteína, no sólo no aumenta la capacidad de detección de la ecografía, sino que puede aumentar el número de falsos diagnósticos.





                     ¿El café es capaz de reducir el riesgo de cáncer de hígado?

     El análisis de  estudios epidemiológicos de calidad contrastada que versan sobre este tema permite colegir que el consumo de esta popular bebida reduce significativamente el riesgo de desarrollar este temible tumor maligno. Veámoslos.


                     REVISIONES Y METAANÁLISIS DE ESTUDIOS OBSERVACIONALES


               a) Revisiones y metaanálisis pioneras (2007)

   Bravi y colegas publicaron en 2007 en Hepatology  una revisión exhaustiva de 10 trabajos o estudios epidemiológicos que evaluaron la asociación entre el hepatocarcinoma y el consumo de café1.  Concretamente, analizaron 6 estudios  de casos y controles del sur de Europa y de Japón, que incluyeron 1551 casos de cáncer hepático, y cuatro estudios de cohortes de Japón, donde diagnosticaron  709 casos de hepatocarcinoma.  Los autores observaron una reducción del 40% del riesgo de este tumor maligno entre los consumidores de café comparados con los nunca consumidores, con resultados similares en los estudios retrospectivos (casos y controles) y en los prospectivos (cohortes).  Más aún, el aparente efecto favorable del café se encontró tanto en los estudios del sur de Europa, donde el café se consume ampliamente, como en Japón, donde el consumo es menos frecuente. Además, vieron que con cada taza de café el riesgo de cáncer hepático se reducía de un 23 a un 25% (RR de 0,77 y 0,75, respectivamente).


    También en el año 2007 Larsson y WolK publicaron otro meta-análisis sobre el mismo tema en Gastroenterology . 2 Los investigadores escandinavos analizaron cuatro estudios de cohortes y cinco estudios de casos y controles, publicados en los 10 años previos, con el propósito de comprobar si el consumo de café reducía el riesgo de cáncer primario del hígado. En total analizaron 2260 casos y 239146 personas sin hepatocarcinoma. Observaron que el consumo de más de dos tazas de café al día se asociaba con una reducción del riesgo de desarrollar cáncer de hígado del 43% (RR, 0,57).


                  b) Metaanálisis de autoría italiana (2013)

   El grupo italiano de la doctora Francesca  Gravi  vuelve a la carga en el año 2013 para publicar otro  meta-análisis sobre el mismo tema3, en el curso del cual analizaron artículos originales publicados en inglés desde 1966 hasta el 2012. Los 16 estudios analizados (8 casos y controles y 8 estudios de cohortes) incluyeron 3135 casos de hepatocarcinoma.  Las conclusiones fueron las mismas que en estudios previos: el consumo de café se asoció con una reducción del 40% del riesgo de hepatocarcinoma (RR: 0,60), frente al no consumo. También vieron que el riesgo se reducía un 20% por cada taza de café adicional al día (RR: 0,80).


              c) Metaanálisis chino con poblaciones europeas y asiáticas (2013)

    También en el año 2013 se publicó otro  meta-análisis en Gastroenterology4 por Li-Xuan Sang y colegas, los cuales analizaron trabajos publicados en Asia (Japón, China y Hong Kong) y en Europa (Finlandia, Grecia e Italia) sobre consumo de café y riesgo de cáncer de hígado. De los 226 artículos revisados sólo 16 cumplían con los estrictos criterios de inclusión: 7 estudios prospectivos  (cohortes) y 9 estudios de casos y controles (retrospectivos).  Los resultados fueron concluyentes: reducción del  50% en el riesgo de hepatocarcinoma entre los grandes consumidores de café (tres o más tazas) comparado con los que no lo probaban.


            d)  Estudio prospectivo con poblaciones de EEUU (enero 2015)

   Hasta ahora no se habían publicado estudios epidemiológicos con poblaciones diferentes a las asiáticas y europeas.  Ha habido que esperar hasta enero del año 2015 para leer los resultados de un estudio efectuado en poblaciones de EEUU. Veámoslo.

  Unos meses antes, en abril del 2014, se presentó un estudio prospectivo5 sobre este tema, en el curso de la reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (American Association for Cancer Research).  Los investigadores reclutaron a norteamericanos de diversas procedencias (afro-americanos, hawaianos nativos, japoneses-americanos, latinos y anglosajones) para constituir los 162.022 hombres y mujeres del Estudio de Cohorte Multiétnico. A todos los participantes se les entrevistó para conocer su consumo de café y otros factores dietéticos y de estilo de vida. Tras 18 años de seguimiento diagnosticaron 451 casos de hepatocarcinoma.  Los resultados también demostraron que altos niveles de consumo regular de café se asociaba con una reducción del riesgo de cáncer hepático. De suerte que las personas que bebían de dos a tres tazas de café al día tenían un 38% menos de riesgo  de hepatocarcinoma con respecto a las que no bebían café o su consumo era bajo (6 o menos tazas a la semana). Además, el efecto era dosis dependiente, pues las personas que bebían  4 o más tazas de café al día de forma regular se beneficiaban de una mayor reducción del citado riesgo:  un 42% menor. Este estudio fue publicado posteriormente, enero del 2015, en Gastroenterology 6.

   

     

        d) Metaanálisis dosis respuesta de estudios prospectivos (2016)

    En diciembre del 2016, investigadores chinos efectuaron un meritorio metaanálisis de estudios prospectivos (más rigurosos que los de casos y controles) de poblaciones de diferentes orígenes geográficos (norteamericanas, asiáticas y europeas) con resultados concordantes con los de estudios previos, dado que volvieron a constatar una asociación entre el consumo regular de café y una reducción significativa del riesgo de cáncer de hígado: 46% de disminución (RR: 0,54; IC del 95%: 0,44–0,67, I2 = 38,0%) entre los grandes bebedores con respecto a los no bebedores. 6

   Tales resultados fueron igual de boyantes en hombres y mujeres, aunque no fue igual en cada región geográfica, pues los que presentaron los menores riesgos relativos fueron los europeos, con una reducción del 63% (RR: 0,37; IC del 95%: 0,25–0,54), seguidos de los asiáticos, con un 50% de reducción del riesgo (RR: 0,50: IC 95: 0,38-0,66) y los norteamericanos, con un 25% de disminución del citado riesgo.

   También observaron una relación dosis-respuesta lineal significativa entre el consumo de café y el riesgo de cáncer de hígado (p = 0,36).

Cuando controlaron otras variables que pudieran influir en los resultados, o sea en el riesgo de cáncer de hígado (variables de confusión),  comprobaron que los resultados no fueron modificados significativamente por los antecedentes de enfermedades hepáticas, los antecedentes de diabetes, el índice de Masa Corporal (IMC), la educación o el consumo de té.

   Además, los resultados fueron muy sólidos (según el análisis de sensibilidad), sin sesgos de publicación.

   

      e) Nuevo metaanálisis dosis-respuesta de estudios prospectivos, autoría italiana (2017)

        La doctora Francesca Gravi siguió mostrando su interés por analizar la asociación inversa, dosis-dependiente, entre el consumo regular de café y el cáncer de hígado con otro nuevo metaanálisis de estudios prospectivos, publicado en septiembre del 2017 (European Journal of Cancer Prevention), también con resultados fructíferos para los amantes del café.7

   Así, Gravi y colegas tras comparar el consumo regular de café, tanto bajo como alto, con el consumo nulo u ocasional, observaron, en los doce estudios prospectivos analizados, una significativa reducción del riesgo de cáncer de hígado (3414 casos) entre los consumidores habituales de café: 22% para los consumidores ligeros y 50% de disminución del riesgo para los grandes consumidores (RR: 0,50; IC 95% entre 0,43 y 0,58).

    Además, apreciaron una reducción del 15% por cada taza adicional consumida.

 

 f) Espaldarazo de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF). 2018

   Etas prestigiosas entidades, dependientes de la OMS, analizando  metaanálisis dosis-respuesta del Proyecto de Actualización Continua (CUP) de estudios de cohortes sobre el consumo de café y el riesgo de cáncer, revelaron una asociación convincente entre el consumo regular de café y una reducción del riesgo de cáncer de hígado y de cáncer de endometrio. Además, la evidencia se consideró sugestiva para el riesgo de cánceres de boca, faringe y laringe, así como de cáncer de piel. 8,9

 

         g) Consumo de café y riesgo de cáncer de hígado en Japón: un metaanálisis de seis estudios de cohortes prospectivos (2019)

   En febrero del 2019 se publicó un riguroso metaanálisis de 6 estudios prospectivos de autoría japonesa, al igual que los integrantes de las cohortes, que confirmó resultados de estudios anteriores: 50% de reducción del riesgo de cáncer de hígado (881 casos) entre los mayores bebedores de café, con respecto a los no bebedores (Riesgo Relativo: 0,50; IC 95: 0,38–0,66, p < 0,001).10

    En su análisis (modelo de efectos aleatorios) no apreciaron sesgos (errores sistemáticos) de publicación.

 

h)  Revisión general (umbrela) de metaanálisis de estudios observacionales (2020)

     En marzo del 2020 se publicó una revisión general de metaanálisis de estudios observacionales ( PubMed, Embase, Web of Science y la base de datos Cochrane) efectuados con el propósito de valorar asociaciones entre el consumo de café y cánceres diversos, que confirmó las conclusiones de la OMS del 2018: sólida evidencia de una asociación inversa dosis-respuesta entre el consumo de café y los cánceres de endometrio e hígado.11

   

 K) Estudio biobanco del Reino Unido (UK Biobank): consumo de café y reducción incidencia y mortalidad por enfermedades hepáticas crónicas, incluido el cáncer (junio 2021)

El 22 de junio del 2021 se publicó un estudio prospectivo británico (UK Biobank) cuyos resultados siguieron constatando el gran efecto protector hepático exhibido por el café.12

   Así, tras seguir a 494 585 participantes, durante 17 años, apreciaron una asociación entre el consumo de café (con cafeína, descafeinado, instantáneo y en grano) y una reducción del riesgo de sufrir enfermedades hepáticas crónicas (21%), incluida hígado graso o esteatosis hepática (20%), así como del protagonista de este tema, el cáncer de hígado, con una reducción del 20% por parte de los bebedores de café, con respecto a los no bebedores.

   Además, se observó una reducción de la mortalidad por enfermedades hepáticas  crónicas: 49% ((HR 0.51, 95 % IC 0,39-0,67).


i) Revisión general (umbrella) de la evidencia (metaanálisis de estudios observacionales) que asocia la dieta y el riesgo de cáncer en 11 sitios anatómicos (julio 2021)

      Un mes más tarde, el 28 de julio del 2021, investigadores de varios países (Grecia, Reino Unido y EEUU) efectuaron una revisión global de metanálisis de estudios observacionales para evaluar la fuerza y ​​la validez de la evidencia de la asociación entre la ingesta de alimentos/nutrientes y el riesgo de desarrollar o morir a causa de 11 cánceres primarios.13

   ¿Qué fue lo que descubrieron?

       Pues que entre las escasas asociaciones individuales de alimentos/nutrientes y cáncer  respaldadas por pruebas metaanalíticas sólidas o muy sugerentes destaca la asociación inversa entre el consumo de café y el riesgo de cáncer de hígado y de carcinoma de piel (basocelular).

   Otro notable respaldo al potencial efecto preventivo de cáncer de hígado exhibido por el café. Digo potencial por prudencia, aunque empiezan a acumularse las evidencias que apuntan hacia una verdadera relación causal.

   En esta extraordinaria investigación revelaron otras dos asociaciones sólidas o muy sugerentes: la del consumo de alcohol con un incremento del riesgo de varios cánceres (mama postmenopáusico, colorrectal, esofágico, de cabeza y cuello y de hígado) y la del consumo de productos lácteos, leche, calcio y cereales integrales y una disminución del riesgo de cáncer colorrectal.

 



                   Hipótesis que intentan explicar el efecto protector hepático del café

    Hasta ahora hemos visto un número significativo de análisis exhaustivos de trabajos previamente publicados (meta-análisis) y varios prospectivos originales que llegan a la misma conclusión: el consumo regular de café se asocia con un riesgo reducido de cáncer de hígado, que oscila del 40 al 50%.

      Aunque desconocemos el mecanismo íntimo del potencial efecto preventivo de cáncer de hígado ejercido por el café, vamos a referir brevemente las hipótesis más plausibles.

    Los diterpenos del café,  cafestol y Kahweol muestran efectos anticancerígenos, incluso frente a un reconocido carcinógeno hepático, la aflatoxina B1. Por otra parte, estos compuestos inhiben los efectos de otros carcinógenos generales, como los temibles hidrocarburos aromáticos policíclicos (3-4 benzopireno).14-16

     Varios estudios han indicado que la cafeína puede prevenir el daño oxidativo del DNA, merced a que posee notables propiedades antioxidantes.17  Incluso en un experimento la cafeína redujo la incidencia de cáncer hepático inducido químicamente en ratas. 18

   Por otra parte, en el grano verde existen flavonoides, como la quercetina y, sobre todo, polifenoles como el ácido clorogénico que exhiben notables efectos antioxidantes. 19

    Además, durante el tueste se producen una serie de compuestos (melanoidinas, fenilindanos y pirocatecol) que exhiben aún mayor potencia antioxidante que la dependiente del ácido clorogénico del grano verde.

     Así, durante el 2020, se publicaron dos excelentes estudios que demostraron que tales productos (sobre todo, el pirocatecol), tras un estrés celular inicial, activan sistemas de transcripción (factor eritroide nuclear dos), que contribuyen a incrementar la producción celular de sistemas enzimáticos antioxidantes, de efectos antiinflamatorios y reparadores de anomalías del ADN.20,21

    Este aparente efecto protector de la integridad de nuestro material genético exhibido por el café, crucial para evitar mutaciones malignas, se ha constatado en, al menos, tres estudios experimentales, en los que se ha apreciado cómo tras su consumo agudo ( a las pocas horas) o prolongado (tras un mes), se reduce el número total de roturas espontáneas del ADN con respecto a los del grupo control.22,23

     En fin, concluimos este artículo con la idea de que beber varias tazas de café al día es muy posible que nos proteja frente al temible cáncer hepático. No deja de ser un buen acicate para que a los que les gusta esta bebida sigan tomándola con deleite y para los que no la beban habitualmente empiecen a considerarlo.

                                                         Dr. Félix Martín Santos

   

                                                          

                                                

    Bibliografía

1  Coffee drinking and hepatocellular carcinoma risk: a meta-analysis. Bravi F1Bosetti CTavani ABagnardi VGallus SNegri EFranceschi SLa Vecchia C.

  Hepatology. 2007 Aug;46(2):430-5.

2  Larsson SC, Wolk A: Coffee consumption and risk of liver cáncer: a meta-analysis. Gastroenterology 2007, 132: 1740-1745.

3 Coffee reduces risk for hepatocellular carcinoma: an updated meta-análysis. Bravi F, Bosetti C, Tavani A, Gallus S, La Vecchia C.                                                                                                       Clin Gastroenterology Hepatology 2013 Nov; 11: 1413-1421.

4 Consumption of coffee associated with reduced risk of liver cáncer: a meta-analysis. Li-Xuang Sang, Bing Chang, Xiao-Hang Li and Min Jiang.                                                                                    BMC Gastroenterology 2013, 13:34

5 Estudio preliminar expuesto en  la reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (American Association for Cancer Research). Abril 2014. Veronica Wendy Setiawan, Lynne R. Wilkens, Brenda Y. Hernández, Loic  Le Marchand, Brian E. Henderson.  USC / Norris Comprehensive Cancer Center, Los angeles, CA, University of Hawaii Cancer Center, Honolulu, HI.

6 Association of Coffe Intake with Reduced Incidence of Liver Cancer and Death from Chronic Liver Disease in the US Multiethnic Cohort. Veronica Wendy Setiawan, Lynne R. Wilkens, Brenda Y. Hernández, Loic  Le Marchand, Brian E. Henderson. Gastroenterology 2015, Jan. 148 (1) 118-125-

6. An updated dose–response meta-analysis of coffee consumption and liver cancer risk

Chengbo Yu, Qing Cao, Ping Chen, Shigui Yang, Min Deng, Yugang Wang & Lanjuan Li. Scientific Reports volume 6, Article number: 37488 (December 2016).

 

7.   Coffee and the risk of hepatocellular carcinoma and chronic liver disease: a systematic review and meta-analysis of prospective studies. Francesca Bravi , Alessandra Tavani, Cristina Bosetti, Paolo Boffetta, Carlo La Vecchia. Eur J Cancer Prev. 2017 Sep;26(5):368-377.

8. World Cancer Research Fund Network: Non-alcoholic drinks and the risk of cancer. In: Continuous Update Project. 2018.

9. International Agency for Research on Cancer Group: Evaluation of drinking coffee, maté, and very hot beverages. In: IARC Monographs. 2018.

 

10. Coffee consumption and liver cancer risk in Japan: a meta-analysis of six prospective cohort studies. Takashi Tamura,1 Asahi Hishida,1 and Kenji Wakai. Nagoya J Med Sci. 2019 Feb; 81(1): 143–150.

11. Coffee drinking and cancer risk: an umbrella review of meta-analyses of observational studies. Long-Gang Zhao, Zhuo-Ying Li, Guo-Shan Feng, Xiao-Wei Ji, Yu-Ting Tan, Hong-Lan Li, Marc J. Gunter & Yong-Bing Xiang. BMC Cancer. Published: 05 February 2020. Number 101.

12. All coffee types decrease the risk of adverse clinical outcomes in chronic liver disease: a UK Biobank study. Oliver J Kennedy 1, Jonathan A Fallowfield 2, Robin Poole 3, Peter C Hayes 2, Julie Parkes 3, Paul J Roderick. BMC Public Health. 2021 Jun 22;21(1):970.

13. An umbrella review of the evidence associating diet and cancer risk at 11 anatomical sites. Nikos Papadimitriou, Georgios Markozannes, Afroditi Kanellopoulou, Elena Critselis, Sumayah Alhardan, Vaia Karafousia, John C. Kasimis, Chrysavgi Katsaraki, Areti Papadopoulou, Maria Zografou, David S. Lopez, Doris S. M. Chan, Maria Kyrgiou, Evangelia Ntzani, Amanda J. Cross, Michael T. Marrone, Elizabeth A. Platz, Marc J. Gunter & Konstantinos K. Tsilidis. Nature Communications volume 12, Article number: 4579 (2021).

14. Cavin C. Holzhauser D. Constable A. et al. The coffee-specific diterpenes cafestol and kahweol protect against aflatoxin B1-induced genotoxicity through a dual mechanism. Carcinogenesis. 1998; 19: 1369-1375.

15. Cavin C. Holzhaeuser D. Scharf G. et al. Cafestol and kahweol, two coffee specific diterpenes with anticarcinogenic activity. Food Chem Toxicol. 2002; 40: 1155-1163.

16. Majer B.J. Hofer E. Cavin C. et al. Coffee diterpenes prevent the genotoxic effects of 2-amino-1-methyl-6-phenylimidazo[4,5-b]pyridine (PhIP) and N-nitrosodimethylamine in a human derived liver cell line (HepG2). Food Chem Toxicol. 2005; 43: 433-441.

17. Azam S, Hadi N, Khan NU: Antioxidant and prooxidant properties of caffeine, theobromine and xanthine. Med Sci Monit. 2003, 9: BR325-BR330.

18. Hosaka S, Kawa S, Aoki Y: Hepatocarcinogenesis inhibition by caffeine in ACI rats treated with 2-acetylaminofluorene. Food Chem Toxicol. 2001, 39: 557-561. 10.1016/S0278-6915(00)00175-7.

19. Content of redox-active compounds (ie, antioxidants) in foods consumed in the United States. Bente L Halvorsen, Monica H Carlsen, Katherine M Phillips, Siv K Bøhn, Kari Holte, David R Jacobs, Jr, Rune Blomhoff. The American Journal of Clinical Nutrition, Volume 84, Issue 1, July 2006, Pages 95–135, https://doi.org/10.1093/ajcn/84.1.95.

20. 11.  Health Effects of Coffee: Mechanism Unraveled? by Hubert Kolb, Kerstin Kempf and Stephan Martin. Nutrients 2020, 12(6), 1842, 20 june 2020.

21. Pyrocatechol, a component of coffee, suppresses LPS-induced inflammatory responses by inhibiting NF-κB and activating Nrf2. Megumi Funakoshi-Tago, Yusuke Nonaka, Kenji Tago, Mika Takeda, Yuma Ishihara, Ami Sakai, Mari Matsutaka, Kenji Kobata & Hiroomi Tamura. Scientific Reports volume 10, Article number: 2584 (2020).

22. Consumption of a dark roast coffee blend reduces DNA damage in humans: results from a 4-week randomised controlled study. Dorothea Schipp, Jana Tulinska, Maria Sustrova, Aurelia Liskova, Viera Spustova, Miroslava Lehotska Mikusova, Zora Krivosikova, Katarina Rausova, Andrew Collins, Vaineta Vebraite, Katarina Volkovova, Eva Rollerova, Magdalena Barancokova & Sergey Shaposhnikov. European Journal of Nutrition volume 58, pages3199–3206 (2019).

23. Eur J Nutr. 2015 Feb;54(1):149-56. doi: 10.1007/s00394-014-0696-x. Epub 2014 Apr 17. Consumption of a dark roast coffee decreases the level of spontaneous DNA strand breaks: a randomized controlled trial. Bakuradze T, Lang R, Hofmann T, Eisenbrand G, Schipp D, Galan J, Richling E.




  

 

sábado, 9 de julio de 2022

REDUCCIÓN DE ARRITMIAS CARDIACAS MEDIANTE EL CONSUMO REGULAR DE CAFÉ: ¿ES POSIBLE?

 

Cortesía de Jaime Alejos, campeón de España de cata de café (SCA 2019)


             Consumo regular de café: Reducción riesgo de fibrilación auricular

    A la luz de los conocimientos científicos actuales, el consumo regular de café no incrementa el riesgo de desarrollar fibrilación auricular, arritmia cardíaca más frecuente, y sus temibles complicaciones, sino al contrario, tiende a reducir el riesgo de una y de otras.


            Concepto

   Según la guía de diagnóstico y tratamiento de la fibrilación auricular (FA), elaborada conjuntamente por la Sociedad Europea de Cardiología y por la Sociedad Europea de Cirugía cardiovascular, la fibrilación auricular es un trastorno del ritmo cardiaco caracterizado por un aumento desmesurado de la frecuencia cardiaca (taquiarritmia) por activación eléctrica auricular descoordinada y, por ello, contracción ineficaz de las aurículas (taquiarritmia supraventricular). Puede ser sintomática o subclínica y asintomática.1

 Para el diagnóstico es imprescindible objetivar, en un electrocardiograma de 12 derivaciones o, en su defecto,  en un trazado electrocardiográfico de una derivación mantenido durante 30 o más segundos, los signos identificativos de esta arritmia: ausencia de ondas P (indicativas de contracción auricular) u ondas P no discernibles junto a intervalos RR (complejos de contracción y despolarización ventricular) absolutamente irregulares (siempre que no haya trastorno de la conducción aurículoventricular).

   La aurícula izquierda suele dilatarse y fibrosarse , lo que hace que funcione precariamente (disfunción auricular),  por el desarrollo de una verdadera miocardiopatía auricular, con retraso en la conducción electromecánica.


Importancia

  La fibrilación auricular es una enfermedad de notable trascendencia porque es muy prevalente, ocasiona una relevante morbimortalidad y comporta un gasto económico excesivo.

   La prevalencia de la FA en adultos es de un 2−4% 2 y se prevé que aumente 2,3 veces, por la  mayor longevidad de la población general y por el esfuerzo por diagnosticar precozmente casos de FA subclínica.  El riesgo de FA a lo largo de la vida se ha estimado en 1 de cada 3 individuos de origen europeo a una edad índice de 55 años.3

     En cuanto a la gravedad respecta, es preciso decir que esta arritmia es responsable de  complicaciones severas:  embolias cerebrales (ictus isquémicos), insuficiencia cardiaca, deterioro cognitivo o/y demencia, hospitalización, mala calidad de vida y muerte.


         Ictus

        El ictus acontece por el frecuente desarrollo de trombos en el interior de una aurícula incapaz de contraerse efectivamente, que cuando salen del corazón y viajan por la sangre (émbolo) acceden a las carótidas y, a continuación, a las arterias cerebrales, donde causarán un infarto cerebral, al obstruir la luz arterial.

    Este ictus cardioembólico es grave, muy recurrente y, con cierta frecuencia, mortal u ocasiona permanente discapacidad.

    Entre los diversos predictores de ictus en estos pacientes, destaca la dilatación de la aurícula izquierda, presencia de un trombo en la orejuela de la aurícula, (ambos visibles en un ecocardiograma),  una anatomía particular de esta última (en “ala de pollo”).

    Cuando se sospeche un ictus, la resonancia magnética cerebral será crucial para su identificación.

 

     Disfunción del ventrículo izquierdo e insuficiencia cardiaca

       Los pacientes que sufren fibrilación auricular tienen un mayor riesgo de sufrir insuficiencia cardiaca (mayores tasas de incidencia y proporción de prevalencia) que los que no la padecen, pues la disfunción del ventrículo izquierdo , por diversos mecanismos, es un hecho muy común en estos enfermos. Además, al compartir factores de riesgo,  suelen coexistir ambos procesos, cuando no fomentan exacerbaciones recíprocas, lo cual resulta en una mortalidad significativamente mayor que la observada cuando  una de estas enfermedades opera sin la otra.4

   

      Hospitalización

      El 30% de los pacientes con fibrilación auricular ingresan en un centro hospitalario una vez al año y el 10% se alojan en el hospital, al menos, dos veces,  el doble de lo acontecido con la población que no sufre esta arritmia, con buen ajuste por edad y sexo (37,5 % frente al 17,5%, respectivamente).5

    Estos pacientes ingresan tanto por alteraciones cardiovasculares (49%) como no cardiovasculares (43%) , incluso por hemorragias (8%, usualmente por sangrado provocado por mal control de la anticoagulación.


 Calidad de vida y estado funcional

   Aunque el 60% de los pacientes con FA tienen un deterioro significativo de la calidad de vida y de la tolerancia al ejercicio, sólo el 17% tiene síntomas incapacitantes.

   Se ha observado que los jóvenes, las mujeres y los que sufren concomitantemente otros procesos crónicos (comorbilidad) son los que tienen peor calidad de vida.

    También se ha comprobado que situaciones de ansiedad y depresión , muy prevalentes en estos pacientes, son las que más contribuyen a limitar la calidad de vida.


   Deterioro cognitivo/demencia

     En un reciente protocolo de consenso de expertos se ha constatado que esta arritmia puede originar deterioro cognitivo, que oscila desde cuadros leves a demencia, debido a pequeños y repetidos ictus isquémicos asintomáticos o con síntomas evidentes, incluso por otras causas no bien identificadas.

   En diversos estudios de resonancia magnética cerebral se ha evidenciado que la FA se asocia con el doble de riesgo de isquemia cerebral asintomática.6

  

      Mortalidad

     Esta prevalente arritmia cardiaca se asocia con un aumento del riesgo de muertes por todas las causas en hombres (1,5 veces) y en mujeres (el doble). Parece que tal hecho está muy vinculado a las graves comorbilidades que tienen estos pacientes: tumores malignos, insuficiencia cardiaca, infección y sepsis, en tanto que la mortalidad por ictus sólo fue del 6,5%.

  Por ello, si queremos reducir la mortalidad en estos pacientes deberemos tratar con cierta efectividad las otras enfermedades que padecen, además de asegurar una buena anticoagulación (para evitar embolias cerebrales) y un correcto tratamiento de la insuficiencia cardiaca.

    Así, en el protocolo de consenso de la Sociedad Europea de Cardiología (2020) se aconseja  la estrategia ABC  (Atrial fibrillation Better Care) de atención integral de la FA (denominada la vía ABC: «A», anticoagulación/prevención del ictus; «B», buen control de los síntomas; «C», control de los factores de riesgo cardiovascular y las comorbilidades), pues comporta una reducción del riesgo de muerte por todas las causas, menor incidencia de la variable compuesta de ictus/sangrado mayor/muerte cardiovascular y primera hospitalización, con respecto a la estrategia estándar.

   El que tenga interés en el tema, le aconsejo que lea detenidamente el citado protocolo de consenso.


Causas

   Si queremos prevenir efectivamente la fibrilación auricular, será preciso identificar y tratar las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas (comorbilidades) que incrementan el riesgo de sufrir esta prevalente arritmia, a saber:  insuficiencia cardiaca, diabetes mellitus, obesidad, enfermedad pulmonar obstructiva crónica EPOC), síndrome de apneas e hipopneas del sueño, hipertensión arterial, enfermedad valvular y la insuficiencia renal crónica, sin soslayar problemas hormonales, como el hipertiroidismo7, entre otros.



               ¿El consumo de café cómo incide en el desarrollo de fibrilación auricular?

     Pues como decíamos al principio, a medida que se van publicando estudios de relevante rigor científico, se está comprobando que el consumo regular de café no parece aumentar el riesgo de fibrilación auricular, sino al contrario, tiende a disminuirlo. Vamos a analizarlos en las siguientes líneas.


Estudios científicos que han revelado una asociación inversa entre el consumo de café y la fibrilación

 

     Café, cafeína y riesgo de hospitalización por arritmias

 En el 2011 se publicó el primer estudio de base comunitaria o poblacional que evaluó la asociación entre el consumo regular de café y un amplio repertorio de arritmias cardíacas.8

Los autores del estudio, Arthur L Klatsky y colegas (Kaiser Permanente Division of Research in Oakland) se propusieron comprobar si el consumo regular de café incrementaba o no el riesgo de desarrollar arritmias cardiacas de cierta gravedad, como las que requieren un ingreso hospitalario (Northern California Comprehensive Health Care Study). Para ello, estudiaron a 130.054 personas, en las que se había recabado previamente información sobre su consumo de café, de las cuales 3137 ingresaron por sufrir una arritmia (el 48% por fibrilación auricular).

   Pues bien, tras utilizar el correspondiente aparato estadístico (modelos de riesgos proporcionales de Cox con 8 covariables), observaron una reducción de un 20% del riesgo de hospitalización por arritmia entre los que consumían 4 o más tazas de café al día (HR:  0,8 (IC, 0,7-0,9; p = 0,002), con respecto a los no bebedores de café, en tanto que en los que bebían de 1 a 3 tazas diarias apreciaron una reducción de un 10% del riesgo, pero sin alcanzar plena significación estadística (HR: 0,9 (IC, 0,8-1,0; p = 0,2).

   No obstante, cuando se consideró el consumo de café como variable continua, se apreció una reducción del riesgo del 3% por cada taza adicional (HR: 0,97 (IC, 0,95-0,99; p = 0,001).

  Estos resultados se mantuvieron tanto en los sujetos sin procesos cardiovasculares como en los que los sufrían.

    De igual forma, analizaron el consumo de cafeína y el riesgo de hospitalización por arritmias en 198 ingresados, por esta causa, de un total de 11.679 participantes investigados.    

    Así, tras controlar el número de tazas de café por día, apreciaron que la ingesta total de cafeína se relacionó inversamente con el riesgo (HR cuartil más alto vs más bajo = 0,6; p = 0,03).

   “En una gran cohorte, el consumo de café y cafeína están inversamente relacionados con el riesgo de hospitalización por arritmias, especialmente fibrilación auricular y otras arritmias supraventriculares. Aunque estos datos observacionales no establecen causalidad, es altamente improbable que la ingesta moderada de cafeína aumente el riesgo de arritmia”, concluyeron los autores de la investigación.

   Este estudio ha sido bastante trascendente por ser el primero que ha hecho tambalear  informes previos, que vinculaban el café con un incremento del riesgo de arritmias, de dudosa rigurosidad científica.

  Otra serie de estudios revelaron, en cambio, una reducción del riesgo de fibrilación auricular entre los consumidores habituales de café, pero tal asociación no llegó a alcanzar la significación estadística.9,10

      

                       Metaanálisis de estudios observacionales

    En octubre del 2013 se publicó (Heart) una revisión sistemática y meta-análisis de estudios observacionales (6 prospectivos y uno de casos y control) que reveló un cierto papel antiarrítmico de la cafeína, dado que los autores del estudio, Caldeira y colegas (Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa) no apreciaron que la cafeína incrementara el riesgo de fibrilación auricular, sino al contrario, su consumo moderado reducía un 13% el riesgo de sufrir esta arritmia, la más prevalente  (OR 0.87; 95% CI 0.80 to 0.94; I(2)=39% , tras analizar estudios de alta calidad, con escasa heterogeneidad 11, que incluyeron un total de 115.993 participantes.

   Posteriormente, en abril del 2014 volvió a publicarse otro metaanálisis  de estudios prospectivos (seis), dosis-respuesta, que incluyó a 228.465 participantes, con resultados concordantes al previo, dado que los autores del mismo, Min Cheng y colegas (Beijing, China), observaron una reducción de un 6% del riesgo de fibrilación auricular por cada 300mg diarios de consumo de cafeína, usualmente ingerida (regularmente) formando parte del café. 12

   Sin embargo, un año más tarde, se publicó (Journal of the American Heart Association) un metaanálisis de 6 estudios prospectivos, efectuado por Larsson y colegas, en el que no hallaron asociación entre el consumo regular de café y el riesgo de fibrilación auricular, ni positiva ni inversa, ni aumentaba el riesgo ni lo reducía, respectivamente, tras comparar la categoría de mayor consumo de café con la de menor consumo (RR: 0,96; IC 95%: 0.80‐1.08)13.

    En otro metaanálisis de estudios observacionales, más reciente (Cardiology, 2018), con valoración dosis-respuesta, observaron que el riesgo de fibrilación auricular era mayor entre los que consumían menos de dos tazas diarias de café (una media de 140 mg de cafeína por taza) que entre los que bebían mayores cantidades de café. Además, comprobaron una menor incidencia de esta arritmia cardiaca cuando los participantes consumían más de 436 mg diarios de cafeína (176.675 sujetos evaluados, de los que 9987 desarrollaron fibrilación auricular).

   “La incidencia de fibrilación auricular no aumenta con el consumo de café. De hecho, encontramos una menor incidencia de esta arritmia cuando el consumo de cafeína excedía los 436 mg / día. Por lo tanto, según la evidencia disponible, no existe una asociación entre la ingesta de cafeína y el riesgo de fibrilación auricular”, concluyeron los autores del metaanálisis, miembros del departamento de cardiología de varios hospitales clínicos de EEUU (New York y New Brunswick).14

       

              Estudios prospectivos de relieve

     En agosto del 2016, se publicó en la revista oficial de la Sociedad Europea de Cardiología Preventiva (European Journal of Preventive Cardiology) un estudio observacional prospectivo que obtuvo resultados fructíferos para los amantes del café, pues reveló cómo un consumo moderado-alto de café se asociaba con una reducción del riesgo de acudir a urgencias o/y ingresar por sufrir una arritmia completa por fibrilación auricular (flutter incluido).15

   Los autores de la investigación (Dinamarca y EEUU), liderados por Elizabeth Mostofsky (Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard),  tras seguir durante 13, 5 años a 57.053 participantes (27.178 hombres y 29875 mujeres) de una cohorte conocida (The Danish Diet, Cancer and Health study), apreciaron cómo el consumo regular de café se asocia con una reducción del riesgo de sufrir fibrilación auricular,  especialmente entre los bebedores de 6 a 7 tazas de café diarias : 21% de disminución (HR: 0.79 (95% CI 0.64–0.98), con respecto a los no bebedores de esta bebida universal.

   Estos investigadores creen que el debatido efecto antiarrítmico del café es más probable que se deba a su riqueza en fitoquímicos de reconocidas propiedades antioxidantes, como el ácido clorogénico del grano verde, entre otros (niacina, diterpenos), a lo que habría que añadir los compuestos producidos durante el tueste (fenilindanos, melanoidinas y pirocatecol), que incrementan la potencia antioxidante, antiinflamatoria y reparadora de anomalías del ADN que la exhibida sólo por los compuestos del grano verde, como se ha comprobado en diversas investigaciones publicadas durante el 2020.16,17

    En abril del 2018, Casiglia y colegas (Universidad de Padua) revelaron (European Journal of Preventive Cardiology), tras estudiar a 1475 personas (hombres y mujeres), durante 12 años,  que un mayor consumo de cafeína (>165 mmol/día o > 320 mg/día) se asociaba con una significativa reducción de la incidencia de fibrilación auricular (HR: 0.249, IC: 95% 0.161–0.458, P < 0.01).18


 


  Consumo de café y riesgo de fibrilación auricular en el estudio de salud de los médicos (The Physicians Health Study)

   En agosto del 2019 se publicó en la revista oficial de la Sociedad Americana de Cardiología (Journal of the American Heart Association) un estudio prospectivo cuyo objetivo fundamental también fue evaluar una posible asociación entre el consumo regular de café y el riesgo de fibrilación auricular.19

  Para ello, Bodar y colegas, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, tras estudiar una muestra de 18.960 médicos varones, de 66,1 años de media (The Physicians Health Study), durante nueve años, observaron un riesgo menor de fibrilación auricular entre los que bebían de 1 a 3 tazas diarias de café, en tanto que consumos inferiores a una taza y superiores a tres no se asociaron con el riesgo de sufrir una fibrilación auricular.

   En un análisis secundario no hallaron ninguna asociación significativa entre la ingesta dietética de cafeína y el riesgo de fibrilación auricular, por lo que creen que la relevante reducción del riesgo en el análisis primario podría ser atribuible a otros componentes del café, como polifenoles (ácido clorogénico) y otros fitoquímicos de notables efectos antioxidantes, amparándose en estudios previos que habían demostrado que los antioxidantes protegen contra la fibrilación auricular20, incluso en un metaanálisis de 23 estudios experimentales se había apreciado que la suplementación con antioxidantes perioperatorios previene la fibrilación auricular después de la cirugía cardíaca. 21

    Estos halagüeños resultados, concordantes, en parte, con otros estudios prospectivos y metaanálisis. no impidieron que Bodar y colegas analizaran otros estudios con resultados opuestos a los suyos.

   Así, 18 años antes, en noviembre 2001, Wilhelmsen y colegas (universidad de Göteborg, Suecia), revelaron un incremento del riesgo del 24% de sufrir fibrilación auricular con un consumo de café que oscilaba de 1 a 4 tazas diarias, entre los 7495 participantes, seguidos durante 25 años. Sin embargo, los investigadores de Harvard están convencidos de que estos resultados discordantes con los suyos se deben a que Wilhelmsen y colegas no habían controlado verdaderos factores de confusión, salvo la edad, muy prevalentes en su estudio, dado que los integrantes de su muestra tenían factores de alto riesgo de fibrilación auricular, como tabaquismo activo, hipercolesterolemia e hipertensión arterial, que no habían ajustado previamente. 22

   También analizaron otro estudio prospectivo con resultados contrarios a los obtenidos por ellos. Se trata de un estudio prospectivo, publicado 9 años antes (2010), llevado a efecto por miembros de la misma Facultad de Medicina que la suya (Universidad de Harvard, Boston), en el que, tras estudiar a las participantes de una conocida muestra ( The Women's Health Study), apreciaron cómo las que consumían de 2 a 3 tazas diarias de café tenían un 36% más de riesgo de fibrilación auricular (HR: 1,36; IC 95%: 1,12-1,65). 23

   En este último caso, Bodar y colegas creen que tales resultados, absolutamente opuestos a los suyos, podrían deberse a ciertas diferencias de género o/y a una superior prevalencia de tabaquismo activo entre las mujeres de este estudio con respecto a los varones del suyo: 12,3% versus 3,5%, respectivamente.

   Llegado a este punto, es preciso decir que un mes antes de publicar este notable estudio prospectivo (el de Bodar y colegas), en julio del 2019, se publicó un estudio de randomización mendeliana en el que, tras analizar los datos (estudio de asociación de todo el genoma: genome-wide association study) de 588 190 personas (65 446 casos y 522 744 no casos), no lograron demostrar una relación causal entre el consumo de café y el riesgo de fibrilación auricular, o sea, ni aumentaba el riesgo ni lo disminuía. Aunque utilizaron como variables instrumentales nueve polimorfismos de un solo nucleótido asociados con el consumo de café, quizá sea cuestión de acertar con la tecla, pues gran parte de los estudios observacionales están constatando un relevante efecto antiarrítmico del café.24


Estudios prospectivos españoles: SUN y PREDIMED 

  A continuación, referiré nuevos estudios prospectivos que están revelando una asociación entre el consumo regular de café y una reducción del riesgo de fibrilación auricular, como el publicado en marzo 2020 en la revista oficial de la Sociedad Europea de Cardiología Preventiva. En realidad, se trata de dos grandes estudios prospectivos españoles, el SUN, acrónimo de Seguimiento de Universidad de Navarra (18,983 participantes controlados durante 10,3 años) y el prestigioso “Prevención con Dieta Mediterránea” o PREDIMED, (6479 personas seguidas durante 4,4 años),  en el que observan una asociación entre un consumo de 1 a 7 tazas de café semanales  y una reducción de un 47% del riesgo de fibrilación auricular, con respecto a los no bebedores de café. Lo que no observan cuando el consumo es mayor.25


    Aunque en el SUN no apreciaron asociación alguna entre ambas variables, en el metaanálisis de ambos estudios, PREDIMED y SUN, apreciaron una reducción de un 40% del riesgo de fibrilación auricular entre los consumidores de 1 a 7 tazas de café a la semana (HR: 0,60; IC 95%: 0,44-0,82), sin que observaran heterogeneidad alguna.

     Es preciso mencionar que estos investigadores españoles clasificaron el consumo de café en tres categorías: tres o menos tazas al mes, la de menor consumo; 1 a 7 tazas semanales, la de consumo intermedio; más de una taza diaria, la de mayor consumo.


 

    Nuevas evidencias: Consumo de café e incidencia de taquiarritmias, con valoración metabolización cafeína y aleatorización mendeliana

   El 19 de julio del 2021 se publicó en JAMA un estudio prospectivo, llevado a efecto por investigadores de la Universidad de California, cuyos resultados han dado un gran espaldarazo al efecto antiarrítmico del café.

  Efectivamente, estos autores evaluaron y siguieron durante 4,5 años, a 386.258 participantes (52,3 %, mujeres), a fin de ver cuál era el impacto del consumo de café en la incidencia de cualquier arritmia cardiaca (fibrilación auricular, flutter auricular, taquicardia supraventricular, taquicardia ventricular, extrasístoles auriculares y extrasístoles ventriculares).

Además, analizaron los polimorfismos genéticos responsables del metabolismo de la cafeína (7 polimorfismos genéticos y otro restringido exclusivamente al CYP1A2 rs762551), para ver la influencia de diversas concentraciones de cafeína en el ritmo cardíaco. También efectuaron un estudio de aleatorización mendeliana para ver si la cafeína causa o no fibrilación auricular, como se afirmaba en algunos estudios.

   Pues bien, tras diagnosticar 16976 arritmias cardíacas, durante los 4,5 años de seguimiento, se comprobó que cada taza de café consumida, adicionalmente, se asociaba con una reducción del 3% del riesgo de arritmias (índice de riesgo [HR], 0,97; IC del 95%, 0,96-0,98; P < .001), independientemente de cómo fuera la metabolización de la cafeína, lo que resultó aleccionador.

   En cuanto al tipo de arritmia respecta, la reducción del riesgo fue igual para la fibrilación auricular y flutter auricular: 3% con cada taza de café bebida; un poco más para la taquicardia supraventricular, un 4% de disminución.

  El estudio de aleatorización mendeliana, que utilizó estas mismas variantes genéticas, no reveló una asociación significativa entre las propensiones subyacentes a un metabolismo diferente de la cafeína y el riesgo de arritmia incidente. Esto sugiere que son otros integrantes del café los responsables del efecto antiarrítmico, como antes referimos.

   “En este estudio de cohorte prospectivo, un mayor consumo de café se asoció con un menor riesgo de arritmias cardíacas, sin evidencia de que el metabolismo de la cafeína mediado genéticamente afectara esa asociación. La aleatorización mendeliana no proporcionó evidencia de que el consumo de cafeína estuviera asociado con arritmias”, concluyeron los autores de este extraordinario estudio, uno de los más completos que se han publicado hasta ahora.

 

 Apuntes finales

   En fin, a medida que se publican artículos científicos de rigurosidad contrastada sobre el impacto del café en la salud humana, más efectos saludables van apareciendo, lo que permite desmontar ciertos dogmas, muy arraigados no sólo en la cultura popular sino en medios sanitarios, transmitidos de unos a otros sin un sólido bagaje científico. De esta forma, hemos ido comprobando que el consumo regular de café se asocia a una reducción de la tasa de muerte total y de la tasa específica de las principales causas de enfermar y morir en el mundo: cardiovasculares, respiratorias, neurodegenerativas, metabólicas, cirrosis, ciertos cánceres, entre otras. En lo que al corazón respecta, el efecto protector exhibido por el café es de gran calado, pues su consumo habitual incide favorablemente sobre la salud de nuestras arterias, reduciendo o/y enlenteciendo el desarrollo de arteriosclerosis y sus temibles complicaciones (angina e infartos de miocardio y cerebrales), mejora la función cardiaca y, en contra de lo pensado, exhibe un efecto antihipertensivo y antiarrítmico.


    Bibliografía

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